—Quiero que te lo lleves de aquí, no lo aguanto, estoy harta de él... —se quejó mamá dirigiéndose a papá.
No entendí porqué, Bobby es un perro obediente y cariñoso.
—Estás exagerando —dijo él mirando hacia nosotros.
—Tú decides, él o yo.
Esa
misma tarde papá y yo fuimos a cazar al campo. Dimos un largo paseo.
Jugábamos al escondite cuando papá vio un conejo escondido en unas
matas, preparó la escopeta y dijo con una voz triste: «Es el momento».
Estoy desendo ver la cara de sorpresa de mamá cuando vea aparecer en casa a papá y a Bobby...
1 comentario:
Qué duro, independientemente de la víctima. El texto da mucho que pensar, ¿quizá fue una equivocación? ¿Quizá no?
¡Ronroneos, Ariola!
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