miércoles, 22 de febrero de 2006

Escala de grises




Notaba desde el principio, desde que salimos de tu casa, que el cielo se iba tornando en grises... No entendía muy bien porqué, era la hora indicada, el momento del atardecer.
Miraba por ventanilla, hacia el horizonte, justo donde empezaba a esconderse el sol; no me importaba demasiado que me cegara su luz porque el turbio de los grises parecía proteger mi vista, pero ¡qué equivocada estaba! Justo cuando me cegó, te vi, imaginada, en la silla donde siempre sueles sentarte a leer, y justo en el momento en el que muere el sol, mirar a través de la ventana de la cocina la magnitud de sus colores, su variedad, su intensidad y cómo, poco a poco, se van perdiendo a cada segundo que pasa... Te volviste hacia mí y al sonreirme he recuperado la conciencia de mi cuerpo, de nuevo sé donde estoy.
Sólo han pasado minutos, pero ha sido tan intenso como toda una vida a tu lado.
Los grises se han tornado obscuridad, ya no queda huella de tus colores, por fin se hizo la noche.

1 comentario:

A dijo...

La Luna también es gris, no?

Saludos.