miércoles, 15 de noviembre de 2006

TT



Quiero volver a retomar mi vida donde dejó de ser mía.
Quiero dirigir mis pasos hacia donde yo decida.
Quiero saborear las palabras a cada instante
y decir lo que mi boca me pida.

Quiero recuperar el aire que me robaron tus besos,
volver a respirar con toda libertad.
Quiero que tus manos me suelten
para acariciarte a mi antojo.

Quiero pronunciar mi nombre,
escuchar mi voz y reconocerme.
Volver a ser la persona que fui,
que te vuelvas a enamorar.

Quiero
sencillas palabras,
miradas sinceras,
tu mirada,
tus besos...

La palabra
"te quiero".

Noviembre

Noviembre se empeña en regalarnos hermosos días de luz y un calor extraño que acompaña hasta que se esconde el sol, pero en mi corazón hace tiempo ya que se instaló el frío invierno.
Quien me conoce sabe de este sentimiento mío, tema tan socorrido en mis pensamientos por escrito... La soledad, el silencio, la palabra.
Quisiera descubriros que hay, en lugar escondido, una llama caliente que enciende vuestra voz, que brilla con toda la intensidad que la tormenta le permite y está, como un faro a lo lejos, descubriendo el camino, la escapatoria a esta tristeza que se ha hecho amiga.
Por fin me decidí a intentar alcanzar mi libertad; hoy emprendo el camino y a todos os llevo por compañeros.

jueves, 9 de noviembre de 2006

María

María despertó con la inquietud de haber perdido algo durante la noche, no entendía muy bien esa sensación que le hacía sentir confusa y perdida en los escasos cinco metros cuadrados de su cuarto. Cuando se levantó, -no se sabe si por la rapidez del impulso o el atontamiento de acabar de despertar-, se sintió mareada, todo se movía a su alrededor. Trató de aferrarse a algo, se acercó a la estantería y se apoyó sobre los libros, pero finalmente le falló el equilibrio y fue a dar de cara al suelo...

Cuando María despertó, estaba completamente fría. En pijama aún, en el suelo, sobre un pequeño charco de sangre formado a consecuencia del golpe, María respiraba agitada y nerviosa, no sabía... no recordaba cómo había ido a parar allí.

Tan sola

Días nuevos, sonrisas de ayer...
La antigua rutina ha vuelto a mi presente: las mismas caras, -quizá más viejas-, los mismo ruidos, las mismas voces; poco a cambiado mi casa después de los años.

Quizá es porque ahora me toca vivir tiempos aciagos... Me veo cada día más opaca, pierdo la luz que antaño daba calor a otros, me quedo sin miradas dulces que dedicar a los que quiero y, en silencio, me voy quedando en ruinas como una casa abandonada.

¡Qué sensación tan extraña! Sentirme tan sola con tanta gente alrededor.

martes, 7 de noviembre de 2006

Tus besos

Desde que no te tengo todo se ha vuelto más triste, más gris, más opaco...
Las palabras, pocas y desganadas, apenas recuerdan el sabor de mi boca; sin quererlo el silencio ha pasado a formar parte de mi vida. Antes era compañero, ahora es cómplice y hermano.
¡Qué poco queda de mi vida con mi ausencia! No sé de la tuya y temo, irremediablemente, temo...
Quisiera que el tiempo pasara más deprisa. Hoy conté todas las gotas de lluvia que mojaron mis pasos... cuánta desidia.

Me he prometido a mí misma llenar todos los bolsillos con tus besos, así, cuando me sienta sóla, los sacaré uno a uno y uno como el que ojea un album de fotos, refrescaré con el recuerdo y esta lluvia bendita nuestro amor que es eterno.

Realidad

No creí que aceptar la realidad fuera tan duro.
Supuse..., suposiciones no son realidades.
Hasta que no me ví alejándome de tu lado, no me dí cuenta de que todo esto era real, de que la distancia, por mucho que digan (que diga...) existe, nos separa, nos hiere.
Te echo tanto de menos que a veces me falta el aire al respirar y en mitad de mi camino me detengo, miro al cielo y pienso que es el mismo bajo el que tú te mueves. Quisiera enviarte un mensaje al viento que susurrara en tu oído lo mucho que te quiero...

miércoles, 1 de noviembre de 2006

La marca del silencio

Algunas persona tienen luz propia, brillan con la intensidad del sol compartiendo su fuerza y su calor.
Otros, no tan afortunados, hemos sido tocados con otra bendición. Yo no poseo más que una luz tenue, la que aporta la luna en las noches de invierno. Una luz cercana, pero fría.
Quisiera regalar sonrisas, pero nací con la marca del silencio.
Prefiero aportar palabras y decir todo lo que siento...

Cuando amanezca de nuevo...


Conozco la luz de tu mirada...

Saber que el destino nos separa antes de lo previsto, que la vida es algo más que lo planeado y que todo, aunque ahora nos resulte absurdo, todo tiene un significado.
Saber que no habrá distancias, ni tiempo, ni otros que minen nuestro amor, porque nada podrá contra nosotros, nada.
Saber que a partir de ahora cada instante valdrá tanto como el infinito, que cada palabra tuya será un clásico, que cada beso, cada abrazo..., serán como revivirlo todo desde el principio, todo lo hermoso y lo bello que nos une.
Saber de ti, de mí, de nosotros.
Saber que no sabemos nada

No saber qué ocurrirá mañana, cuando amanezca de nuevo.


Conozco la luz de tu mirada...