martes, 30 de diciembre de 2008

Y de quererte tanto

Y de quererte tanto, olvidé mi nombre y transformé el tuyo...

De mis miedos...

De mis miedos, siempre vuelve uno... El silencio que se empeña en acompañarme durante gran parte del día, y en la noche, protagonista de mi vida, convierte en velo mis pasos y torna en gris todo lo que me rodea.
Ya todo sabe igual, todo suena a lo mismo. El silencio, compañero y amante, toma forma detrás mío, y con sus manos calientes toma mi sien y acaricia mi cabello balanceando mi cuello hasta hacerme perder el sentido.
Temo perder la memoria, no recordar tu sonido, el de tus besos y tus cariños.
Temo olvidar tu sabor, tu reflejo se acobarda detrás suyo...
Ahora soy su rehén y sé que no me dejará escapar fácilmente. El silencio, mi dueño y señor, bien sabe que me posee, que ya no soy nadie sin él...

Suma y sigue

Llevaba ya un tiempo sin escribir, tan preocupada por mis cosas mundanas, por esta rutina que ha venido a sentarse a mi lado mientras como en el salón... Llevaba mucho sin decir cuatro tonterías, de esos sentimientos que me recorren por dentro, que no cesan por mucho que se acabe el día. Y se me hace raro, sigo leyendo a todo el que me visita, dejando comentarios en sus post y deseando más versos de sus plumas, pero yo... me olvido de mis palabras sin respetar lo que tengo.
Y lo pienso; sé que la vida es corta. Deberíamos decir cuanto sentimos, lo hermoso y lo feo, escribir sin cesar porque aunque no lleguemos a firmar libros, entre todos, esta comunidad formamos un gran poeta de sentimientos inmensos, lo conocemos todo: la tirsteza, el amor, el dolor, los celos... todos somos un único escritor, utilizando las mismas palabras para describir todos los sentimientos habidos, describiendo la misma inquietud cada uno con nuestros versos.
Me siento cómoda en mi silla, formando parte de cada uno de vosotros. Me siento querer y querida a la vez; ya no estoy tan sola como creía, siempre tengo a alguien al otro lado leyendo mis historias y lo más increíble de todo, preocupándose por mí, una entera desconocida.
Este mundo nos ha unido con lazos más fuertes que la ley, son los brazos invisibles del que nada sabe ni posee más que su propia palabra y el valor de plasmarla.
Y espero en este año que entra con fuerza saber corresponderos a todos e intentaré sacar tiempo para seguir compartiendo todo esto que sientes Sangre de mar, todo esto que anhelas Solo palabras, solo ilusiones, perseguir mis batallas en Protégeles, y sufrir tus ausencias Alexis... Para todos, conocidos y desconocidos, mil gracias por estar ahí.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Crueldad intolerable

No puedo retener la idea, este sentimiento, por más tiempo en mi cabeza, en mi corazón, porque golpea fuerte y duele, porque es de esas cosas que cuando las callas con el tiempo acaban haciendo mella y no quiero que me dure tanto.
Y es que es de una crueldad intolerable, es la contradicción en el pleno sentido de la palabra, es la verdad y la mentira pintadas del mismo color, es la hipocresía con nombre propio. Porque qué es todo eso sino...
... Un amántisimo padre y valorado ciudadano que cuando llega a casa maltrata a los suyos.
... Un colega que enarbola la bandera de la igualdad, que presume de tener un amigo extrajero y después se cruza de acera cuando ve un gitano.
... Ese que cuenta entre sus grandes amigos con alguno homosexual y luego utiliza expresiones como esos putos maricones.
A donde piensa una persona así que puede llegar, ¿al cielo? Agradezco no ser creyente porque esta condición mía me permite ver a la gente con los mismos ojos, con la misma mirada, sin juzgar por las leyes de Dios, solo por las de la realidad que me dicen que si dañas a algún ser vivo (persona, animal o planta) no eres persona ni eres nada.
Si dañas a los tuyos, no te mereces su amor.
Si dañas a tu prójimo, no te mereces su respeto.
Si dañas a tus amigos, no te mereces ninguna de las dos.
Pero, dime, cuando dañas a un ser indefenso que solo depende de ti para sobrevivir, ¿en cuál de todos te conviertes, en el maltratador, en el racista o el intolerante?

martes, 18 de noviembre de 2008

viernes, 7 de noviembre de 2008

Miedo

Llevo un tiempo sintiendo miedo, un miedo horrible a perder parte de mi vida, a levantarme un mañana y encontrarme muerto su cuerpo, tendido en cualquier rincón del piso.

sábado, 4 de octubre de 2008

Una mano de pintura

Poca literatura, ningún adorno, para decir esto de mi dolor de cabeza: Te odio porque en esta última visita me has privado de amar, me has arrebatado algo que quería con toda mi alma y me has hundido de nuevo en la miseria. Desearía tener suficiente valor para no dedicarte nunca más ni una sola palabra; recordarte es evitar perderte de mi memoria. Mi cabeza necesita urgentemente una mano de pintura para recordarme que hay otros caminos hacia la libertad.

Entre los dedos

Se me escapó, se me fue su vida sin que pudiera hacer nada.
Y su cuerpo..., tan pequeño, tan frío, inmóvil, empapado de muerte.
Y sus ojos..., que de azul de cielo intenso pasaron a noche cerrada.
Y su calor..., concentrado de un mes, pegado contra mis rincones, cabeza gacha y maullido escondido.
Y su vida..., vestida de siamés, con apenas días... Se me escapó, se me escurrió entre los dedos sin que pudiera hacer nada.
Ahora me arrepiento de haberlo obligado a vivir, de insistir en sus comidas diarias, de alargar su sufrimiento. Merezco este dolor tan suyo, merezco esta pena que moja mi corazón desde que empezó a irse.
Intentando hacer frente a mi castigo, he sacado fuera todo lo que me lo recuerda, solo he dejado colgado de una cadena un colgante que reza Dino.
Dejadme llorar su muerte que también es la mía...

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Ahora cobra sentido...

Sí, ahora todo cobra sentido. Ahora empiezo a entender eso de no sé qué haría sin ti, porque es ahora cuando no sé lo que haría contigo...

viernes, 1 de agosto de 2008

Corazón, cuerpo y alma


Dejadme, dejadme ser tristeza porque así es ella
porque ella soy yo, porque no hay nada.
Dejé la lucha hace ya tiempo, me cansé de combatirlo todo,
hasta los suspiros,
de esperar explicaciones que nunca llegan,
me cansé de no estar nunca a a tiempo,
de no ser apropiada,
de no dar con la respuesta adecuada,
de escoger siempre equivocado el camino.
Solo quiero que llegué el fin,
-cuanto antes-,
dejar de sentir, de escuchar las palabras que,
insistentes, se empeñan en rescatar mi alma
de este obscuro sinsentido que se ha acomodado a lado.
Silencio, ese es mi único consuelo.
Silencio, no quiero oír nada,
ni el latido de mi corazón. Silencio...
Mis lágrimas,
-que aún quedan-,
empañan este momento,
dulce momento de nada, de vacío, de silencio.
Lo único que se siente es la noche,
el frío que pasa por mi ventana,
deseo que cubra mi cama como manta de invierno
y duerma mi corazón, mi cuerpo y mi alma.
Abre ventanas, abre puertas, deja pasar el aire, que la corriente limpie los malos ecos de nuestras diferencias

Soy y siento


No tengo palabras, hoy me levanté muda, sin recordar siquiera si alguna vez dije algo hermoso. A duras penas encontré este sitio, mi sitio, y repasé despacio cada uno de mis escritos...
Hoy me he dado cuenta de que nada cambia, de que sigo siendo la misma, triste pasajera sin maleta de este camino sin vuelta que parece no llegar a ninguna parte. Me he visto despojada de sentimientos que expresar y aún así me he llenado de esa insistente nada que todos mis versos acompaña; y con la nada, el vacío, ni una sola palabra, ni un solo sonido ha salido de mi boca, pero insistentes en mi cabeza me recuerdan que tienen nombre, unas susurran y otras me insultan, son mis pensamientos inquietos, dolorosos, malvados, algunos ingenuos, que se empeñan en abrirse paso a través de mi garganta, y trago saliva... Ahogaré todo su empeño, no quiero que nadie descubra que soy, que siento.

jueves, 24 de julio de 2008

El amor no acaba

Me pediste palabras, -palabras de amor-, y te escribí versos con sentimientos infinitos, y al recitar mis rimas descubriste que lo nuestro no tenía fin. Y te amarraste a mi cintura esperando que no amaneciera jamás; nos fundimos en un único abrazo, -interminable-, que nos hizo ser uno y deseamos que el tiempo se parara justo en ese intante.
Sentí cómo tus lágrimas dibujaban mi cadera, pero, ¿Por qué lloras vida mía?, te pregunté; y con todo el dolor de tu alma me confesaste que tenías un miedo terrible a que llegara el final... Te cogí suavemente por la barbilla y dirigí tus ojos hacia los míos: No temas, el amor no acaba nunca.

lunes, 14 de julio de 2008

Amantes

Sentí miedo. Perdí el rumbo y las palabras empezaron a borrarse de mis dedos como vuelan los sentimientos cuando la vergüenza nos impide besarnos.
Quise morir. Perderme para siempre del recuerdo, dejar de existir en tu memoria y dejar libre tu corazón al viento.
Decidí silencio. Callé para siempre cada latido, cada paso y entendí que a la parca le había llegado el momento.
Sentí paz. Perdí el aliento.
Sentí frío. Tomaste mi mano y me fui queriendo.
Te amé. Te amaré siempre...

Dedicatoria

El viento huele a tristeza y la lluvia cae cada vez más fría. No sé hacia donde dirigirme, me siento perdida, sin rumbo, camino entre la gente intentando evitar si quiera rozarlos, quiero pasar desapercibida entre el tumulto. Cualquier rincón es bueno, mejor aún si hay sombra durante el día y cobijo durante la noche.
Llevo ya varios días comiendo de lo poco que algunos me dejan, bebiendo del agua que dejó la tormenta. Me siento débil, estoy cada vez más flaca y este cansancio no me permite siquiera huir cuando algunos niños que se divierten tirándome piedras...
La vida es una mierda.
Apenas recuerdo mi infancia, pero sé que crecí feliz; y ahora, en apenas unos años he pasado a no ser nada, se olvidaron de mí, se fueron de casa y echaron la llave y mi corazón quedó rendido al olvido de los que un día fueron mi vida.
Mis pasos son casi tan lentos como el latido de mi corazón. Lloro, lloro cada noche anhelando el calor de sus caricias y juegos, a veces me pregunto si me recordarán.
Hoy he dejado que mi cuerpo sea el que mande porque ya no obedece mis órdenes. Muero, muero lentamente, y la agonía es lenta y dolorosa...
--------------------------------------------------------------------------------------------
Alguien se ha acercado a mí, lo sé porque aún tengo vivo el olfato, no reconozco su olor, pero es dulce, no me importaría morir con este sabor en mi boca...
--------------------------------------------------------------------------------------------
Despierto. Estoy en un sitio caliente, cómodo. Otros perros se acercan a olisquearme, no los conozco, siento miedo.
Después de varios días aquí, me siento casi como en casa. Estoy siempre acompañado y todos los días vienen voluntarios a echarnos una mano: nos alimentan, nos asean, nos curan y, sobre todo, nos quieren.

Creo que este puede ser el principio de una nueva vida, otra oportunidad.

Dedicado a los voluntarios de la Protectora "La Bienvenida" de Ciudad Real.

viernes, 27 de junio de 2008

La tristeza


La tristeza tiene cuerpo, tiene rostro.
La tristeza tiene ojos tristes y mirada vacía.
La tristeza tiene una boca que no sabe besar.
La tristeza tiene voz y es la mía.
Reconozco su rostro cuando me cruzo con ella.

La tristeza tiene andares sinuosos.
La tristeza tiene pasos de alquitrán.
La tristeza tiene un destino incierto.
La tristeza comparte el camino que también es mío.
Reconozco su silueta en cada sombra del pasillo.

La triteza se empeña en venir conmigo,
en sentarse siempre a mi lado,
en beber de mi mismo vaso,
en amar a mis seres amados.

La tristeza se instaló en mi alma,
tomó como suyas mi mirada y mi voz,
se vistió de Gloria bendita,
porque la tristeza soy yo.

Inseguridad


Quisiera escribir palabras hermosas, ser capaz de dictarle a mis dedos los sentimientos más bellos, pero cada vez que intento plasmar en alguna parte lo que siento, de mis ojos solo sale tristeza. Y me esfuerzo, por mí, por mi pareja, por todos a los que quiero, y cada día invento palabras y gestos nuevos, entre risas y miradas cómplices..., pero dudo de todo lo que hago.
Soy alguien distinto, un extraño, una persona distinta que me obliga entre susurros, que me inspira pensamientos.
Soy, en la noche, soy yo misma, intentando escapar en mis sueños. Sé que anoche hablé, me senté en la cama y dicté varios versos... y eso, eso no lo recuerdo.
Pero, ¿quién habla ahora? ¿Soy yo o soy mi cuento? Es díficil sobrevivir a este dilema, habrá quien piense que es enfermedad, pero yo no, yo lo llamo simplemente indecisión, inseguridad.

Solo silencio

Odio sentirme así: inútil, pequeña, fea... Por más que intento, no encuentro en mí algo que me salve de este sinsabor en el que me encuentro; estoy atrapada dentro de mi vida y no puedo escapar de ella, porque aunque quisiera soy cobarde para tomar la decisión de acabar con ella.
A veces desearía quedarme pegada a las sábanas de mi cama, fundirme con el azul oscuro de mi lecho y entrelazarme entre sus hilos, y dormir, dormir eternamente, cómoda, a tu lado siempre, sin dar ni un ruido, sin molestar siquiera.
Vivo en un mundo complejo en el que no hay cabida para la verdad más pura, todo se pervierte y acabas siendo uno de ellos, igual al resto, sin más intereses que los duros que llevas en el bolsillo y la talla del pantalón. Somos apariencia. Somos una mentira.
Solo pido el silencio necesario para que alguien oiga, escuche, mi llamada de socorro, mi grito desesperado...

lunes, 23 de junio de 2008

Días de colores

Hay días en los que simplemente me canso de vivir.

Los hay de cielo, azul despejado,
limpio de nubes que ensombrecen nuestros pasos;
cielo infinito y caminos aún no andados,
días en los que no me importaría elevarme a lo más alto
y buscar a todos mis seres perdidos, amados....

Los hay rojos y anaranjados,
teñidos de furia, locura y sangre,
desteñidos de mentiras y rotos el corazón y el alma,
días en los que no miraría atrás,
en los que me iría a cualquier parte sin intención de regresar...

Los hay ocres, amarillos de hierro hidratado,
días en los que reina el silencio
y las miradas se pierden como se apaga la luz del día,
momentos en los que el único sentimiento
que alivia este calor mortecino es el silencio...

Los hay blancos, vacíos de todo y llenos de nada.
Los hay negros, repletos de ausencias y de recuerdos.
Los hay, simplemente, y no veo el momento en que llegue mi muerte.

miércoles, 18 de junio de 2008

Sentidos opuestos

¿Qué mal te hice para que me olvidaras? Por más que lo pienso no sé en qué momento perdimos la fe, qué fue lo que hizo que olvidáramos nuestros nombres y dejáramos de ser un único ser por los invisibles lazos del amor.
O quizá fue eso... que dejaron de ser invisibles y nos dimos cuenta de que eran tan insignificantes, tan sin sentido que se fueron deshilachando hasta que quedaron en nada e, inevitablemente, soltamos nuestras manos, desviamos las miradas y dirigimos nuestros pasos en sentidos opuestos.

martes, 3 de junio de 2008

Seré su sombra

Porque odiar también es sentir...

Porque ciertos actos cometidos por humanos los convierten en animales, por sus terribles atrocidades y su nula conciencia... por ello, me permito el lujo de odiar y decirles que...

Seré su sombra. A partir de ahora no podrán dormir tranquilos, acecharé en la obscuridad y seguiré todos sus pasos, y cuando se descuiden, me acercaré por detrás y les susurraré al oído que...

Soy jauría de perros enloquecidos clamando venganza, soy la sangre que injustamente han derramado, soy el odio que generan concentrado en estacas que usaré para atravesar sus corazones, soy la serpiente venenosa que se comerá a sus hijos y a los hijos de sus hijos para acabar de raíz con el mal que corre por sus venas.

Seré su sombra. Les perseguiré incesante hasta el día de su muerte. No volverán a mirar a nadie a la cara porque, aunque sólo sea un fantasma en su miserable existencia, reconocerán mi rostro y temerán encontrarlo, porque cuando me cruce con ellos, con un solo roce quedarán paralizados y podré gritarles sin piedad que...

No creo en Dios ni en su justicia, no creo en el Hombre ni en sus mezquinas palabras... Yo impartiré la justicia que ellos merecen y les abriré las puertas del lugar donde habita mi odio y el de todos los que amamos la vida, porque no merecen piedad, porque recibirán lo que han dado, porque su fin será la paz que merece REGINA.

(Dedicado a Regina, asesinada a sangre fría y con una crueldad que roza los límites de la locura, porque se haga justicia...)

miércoles, 7 de mayo de 2008

Pena

Hoy por hoy, solo corre pena por la tinta de mis besos...

Amor olvidado

No es que queramos, es que, simplemente, a veces pasa que llega de pronto el día en el que somos completos desconocidos. Es algo inevitable cuando después de tanto tiempo juntos nos acostumbramos el uno al otro y sin más motivo dejamos de ser especiales, somos uno más de los tantos que habitamos el planeta, solo individuos.
Conocemos nuestros nombres, nuestros rostros, pero no sabemos quienes ni cómo somos en realidad. Nos volvemos opacos y ningún sentimiento nuevo atraviesa el cristalino, ya no queda nada, solo silencio.
Espero impaciente el momento en que una mañana al despertar me sorprenda tu presencia, me pregunte cómo hemos llegado aquí y quiera de nuevo enamorarme de ese extraño que en su día fuiste...

viernes, 18 de abril de 2008

Romper cadenas

A veces mis sueños van más allá...
Rompo las cadenas que me atan a esta realidad y mis deseos se hacen los dueños de mis pasos. La sensación es tan fuerte que hay ocasiones en las que no distingo sueño de realidad, en las que desearía no despertar y continuar bajo el embrujo de lo que esconde mi subconsciente.
No tiendo porqué mi cabeza se empeña en escapar; por más que intento convencerla de que esto funciona, de que he encontrado mi sitio... ella se empeña en mostrarme el mismo mundo pintado en otros colores, un destino diferente, en el que soy mejor, más fuerte, más capaz. Eso me lleva a plantearme si realmente soy quien soy o solo un reflejo.
¿Acaso me equivoqué? ¿Elegí el camino equivocado? Porque sólo puedo vivir esta realidad, porque ¿me conformo? No sé, no encuentro una explicación convincente, a la vez que escribo esto mi cabeza está en otra parte...
Necesito una señal clara de que no me equivoco, de que los sueños solo son eso, humo, y de que mi vida es la ¿adecuada?

miércoles, 16 de abril de 2008

Solo no soy

Solo soy sombra de lo que fui, de lo que nunca seré.
Solo soy palabras vacías que no dicen nada.
Solo soy besos sin amor, caricias sin calor.
Solo soy miradas perdidas que se pierden en la distancia.
Solo soy negro, negrura inmensa como la nada.
Solo soy silencio, el que aguarda tus palabras.
Solo soy una silla ocupada, un espacio mal usado.
Solo soy lágrimas que brotan sin explicación.
Solo soy puertas cerradas y ventanas sin cristal.
Solo soy locura, tontunas y otras cosas sin sentido.
Río, claro que río, porque sé cómo hacerlo.
Y puedo tocarte y cogerte la mano como antes...
Beso, claro que beso, moriría si no pudiera tenerte.
Y puedo acariciarte recorriendo todo tu cuerpo.

Pero al final, no soy nada. Me siento como el viento, inquieto, que va y viene, que enreda tu pelo, que cierra puertas de golpe, que atrapa pensamientos en la corriente, pero al final se va y abandona todo lo que tocó.
Si muriera, ¿quién me recordaría? Alguien volvería a ocupar mi silla, cambiaría el montón de tonterías que tengo en la mesa por orden y concierto. Alguien habrá que hable, de cosas con sentido, que te ame hasta la saciedad, que te bese, te acaricie y te mire como a nadie. Será colores y habrá vida a cada paso, todos la querrán y la admirarán, habrá sonrisas y puertas abiertas cada vez que llegue a algún lugar...
Entonces, ¿dónde quedaré yo? Una lápida grabada con mi nombre, cerca de la de mi abuela, sólo pido eso.

miércoles, 9 de abril de 2008

Camino de esperanza

Últimamente navego entre aguas más calmas, más limpias, casi cristalinas.
Parece que la tormenta se ha dado un respiro y ahora sólo corre una leve brisa por mi ventana.
Por el momento he aparcado la idea del suicidio, ya no me parece viable y tampoco una salida a este temor que me sigue acechando aún en la distancia.
Dejadme disfrutar del poco sol que ahora trata de abrirse paso entre la nubes, sentir su calor en mi cara, en mi cuerpo, sentir que estoy viva de nuevo, que mis pasos parecen querer llevarme a buen puerto.
Hoy me siento distinta.
Hoy mi día me ha ofrecido algunos colores que han abierto un camino de esperanza...

martes, 1 de abril de 2008

Miedo

El peligro acecha, nos acompaña donde vayamos, se esconde entre nuestras sombras que obsesivamente nos acompañan hasta en la obscuridad.
El miedo es parte de todo lo que hacemos; la duda, inevitable; y, la conciencia, esa que algunos ni conocen, martillea mi cabeza si hago una cosa cuando pensé otra distinta.
No importa hacia donde mire, nunca veo luz. No importa hacia donde dirija mis pasos, siempre acaban en el mismo sitio, en un espacio pequeño, sin luz, frío y lúgubre, con una única silla en el centro del habitáculo que no permite descansar aunque quisiera.
A veces tengo la sensación de que alguien me sigue, de que hay alguien más en este inmenso espacio vacío porque oigo sus voces, sus susurros; no soy capaz de adivinar lo que dicen, pero están ahí, casi puedo olerlos, incluso, creo que he llegado a rozarlos. No sé quienes son, no dan la cara. Tampoco sé si quiero conocerlos. Prefiero el silencio, prefiero estar sola. Tengo miedo a saber qué ocurrirá mañana, no quiero que llegue mañana.

Diario de mi suicidio 5. La verdad

¿De veras pensabas que podría responder con la verdad a tu pregunta? ¿Que te daría un sí, así, sin más?
En la primera página de este absurdo diario pedí que nadie me preguntara, que no se preocuparan por mí, ¿para qué? ¿Cambiaría en algo tu vida que yo aclarara mis ideas?
Te agradezco la preocupación.
Aún no tengo muy claro, -la verdad-, si solo soy un personaje de ficción, yo misma disfrazada con la piel de un suicida que busca el amparo de otros o si es cierto todo esto que escribo, porque hay mucho de verdad en lo que cuento, en lo que digo que siento. Intento disfrazarlo de ficción, adornarlo con otros nombres y otros sitios, pero en mi imaginación soy yo la que está escribiendo, la que sufre, la que llora, ¿sólo en mi imaginación?
Cómo es posible llevar un día a día sin saber quién eres en realidad, ¿acaso tú lo sabes? ¿Crees conocerme lo suficiente para volver a afirmar con firmeza "te veo bien"?

domingo, 30 de marzo de 2008

La carta

Querida mamita,
No sé qué pasa, no soy capaz de hilar más de tres frases seguidas. Y es que ni aún estando a tu lado me atrevo a contarte cómo me siento. No es miedo, es sólo lástima; lástima por mí misma.
No sé decirte cuándo empezó y mucho menos si acabará alguna vez. Recuerdo que ya te conté alguna vez que desde que murió la abuela no soy capaz de sacar de mi cabeza el rencor que siento hacia mí misma por no haber sido capaz de pasar más tiempo a su lado, sentía tanto miedo al verla consumirse que preferí huir, y eso jamás podré perdonármelo. Creo que fue a partir de entonces cuando comencé a sentir un temor cada vez más negro a perderte. Un temor que últimamente creo que ha empezado a tomar forma, casi puedo sentirlo correr por mis venas a sus anchas, se encuentra como en su casa, se adaptado a mis medidas y ahora no quiere irse.
Ese miedo, ese temor que crece poco a poco ha destintado mi iris y ahora todo se ha tornado en grises, incluso he dejado de percibir olores y todo lo que me rodea tiene un aroma rancio que me cala hasta los huesos.
Tengo miedo, tanto miedo, a no saber qué es esto, miedo a no saber combatirlo.
De un tiempo a esta parte pensé que la mejor forma de recuperar los colores era reconquistando el mundo, así que decidí hacer de todo, ayudar a quien pudiera, colaborar en mil sitios, y seguir trabajando; pero no ha resultado la medicina correcta y lo peor es que ahora siento que tengo doble ración de todo: grises, olor a rancio y esta soledad que se ha empeñado en echar a mi sombra y ocupar su lugar.
No quiero preocuparte. Ni siquiera quiero que leas esto, pero necesitaba escribirte...
Con todo el cariño del mundo, tu hija que te quiere.
Ariola

Diario de mi suicidio 4. Extraños.

Son solo palabras. Palabras que disfrazan intenciones. Miedos que no saben dar la cara, pero se empeñan en quedarse muy dentro. Instintos dormidos. Concesiones desconocidas.
Me encuentro perdida, y por más que me empeño en fijar un rumbo no sé por dónde empezar.
Os parecerá mentira, pero lo que más me ha sorprendido de estos días de atrás en los que inicié este absurdo diario de mi suicidio es que nadie de mi entorno se ha dado cuenta de nada. He invitado a algunos a visitar mi blog, pero nadie tiene tiempo para escucharme y menos para leerme.
Mi madre sí ha notado algo. A través del teléfono, en la última conversación que mantuvimos, algo debió de olerse porque le confesó a mi hermana que estaba preocupada, me notó triste. Es cierto. Suelo ser risueña, buscarle lo mejor a todo, sacar la parte cómica de cada situación, pero últimamente no soy capaz, es que todo se ha tornado gris y ha perdido el olor y no sé cómo arreglar esa situación...
Esta pena tan honda que tengo aún no ha dado la cara, aún no se ha manifestado físicamente, al menos, de cara a los demás, porque esos ratos en los que lo único que hago es llorar y llorar los dejo para la intimidad.
Soy una mierda, una cobarde que no merece vuestros ánimos. No soy capaz de decir a los que más quiero lo mal que me encuentro, que algo va mal y que creo que esto que aún no tiene nombre empieza a empeorar.
Los únicos que habéis dejado vuestro olor, vuestra esencia sois vosotros, los extraños, los desconocidos que habitáis es mi misma esfera, que entendéis el dolor que se derrama entre líneas (Mil gracias).
¿Qué es lo que hago mal? Necesito que alguien me diga en qué fallo, en qué me equivoco. Necesito... ¿ayuda? Y sobre todo, valor para pedirla.

Diario de mi suicidio 3. El momento.

Hoy, hoy podía haber sido el día en que acabara con mi vida. Todo habría sucedido tan rápido, sin pensamientos de por medio y, lo mejor de todo, es que yo no habría tenido nada que ver.
Es extraño.... Ahora, frente a mi ordenador, mientras el aire frío entra por la ventana con la suficiente fuerza para desordenarme el flequillo, me aparto el pelo y vuelvo al teclado para plasmar en palabras el NO fin de mi vida.
Eran las nueve y cuarto de la mañana y salía de la estación corriendo, como alma que lleva el diablo. Las calles estaban vacías y he aprovechado para caminar por donde mis pasos decidían pisar, no había nadie que dijera nada, ni bueno ni malo. Por un momento, me he visto como en un sueño, en mi propio mundo inventado de soledad y silencio. Corría como una exhalación deseando descubrir que cada metro a recorrer hasta mi casa era sólo mío, que ningún alma más vaga en este mundo gris.
Y en esa abstracción absurda de mis pensamientos no he sido capaz de verlo venir, ¿o quizá sí? Pasaba por el primer paso de cebra que hay nada más cruzar la ronda, he mirado a ambos lados de la calle, juraría que lo he hecho... Y en mitad de ese espacio, un coche ha aparecido de la nada frenando justo delante de mí. Me he quedado quieta, inmóvil, no he reaccionado, tampoco sé si quería hacerlo. El conductor ha sacado la cabeza por la ventanilla y se ha puesto a decirme de todo.
¡No estoy sola! No, no lo estoy. Pero odio esta compañía, prefería mi sueño a esta realidad que castiga a los ciegos de corazón, que me castiga aún en el caso de que el coche hubiera acabado con mi vida.
He seguido caminando, y no he parado de llorar hasta que he llegado a casa. Y es que no tengo tan claro que deseara morir en ese instante, ni si quiera en este, no sé cuándo pero ha de llegar el momento.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Diario de mi suicidio 2. Algo no va bien.

No merezco nada. No quiero cumplidos. No quiero oír voces que me adulen si no me conocen....
Tampoco quiero que mis amigos se alerten, esto es inevitable. Estaría bien pensar que lo mío es como una enfermedad terminal, que estoy condenada sin remedio y que tampoco quiero que nadie lo busque porque, hoy por hoy, no lo quiero.
Algo no va bien desde hace tiempo e hice mal en callarme; ahora es difícil corregir ciertos errores porque hay heridas que no cierran y las lágrimas vertidas, queden donde queden, ya no hay forma de borrarlas.
Aún no tengo claro si estos post son una llamada de auxilio porque no sé si lo quiero. Tienen, como siempre, algo de verdad y algo de poético, pero es que me cuesta un mundo escribir todo esto sin que se me llene la cara de un río de agua salada.
No creo en el suicidio prematuro, debe ser algo muy bien pensado y por ahora no tengo tiempo, tendré que dejarlo para después de los exámenes. Igual para entonces ya he recuperado mi identidad.
Por favor, si me lees y después me reconoces por la calle, solo mírame a los ojos, no digas nada, no quiero que sientas lástima por mí, no quiero que te preocupes, no me preguntes, ¿por qué habrías de hacerlo? ¿quién soy yo para ocupar parte de tus pensamientos?
Estoy sola y algo va mal.
Por ahora no veo la salida. Es extraño caminar sin rumbo. Mis oídos han dejado de funcionar, así que de nada servirá que gritéis mi nombre porque apenas lo recuerdo y mucho menos cómo suena. Pierdo mi identidad y con eso, lo pierdo todo.
Algo no va bien, pero no me digas nada. Cuando necesite ayuda, la pediré. Por ahora pérmiteme el lujo de consolarme con el silencio de la noche, con las sombras de la nada, con la aspereza de esta soledad que me convierte en una estatua...

Diario de mi suicidio 1. Estoy sola.

Cada vez lo tengo más claro: no estoy bien, algo me pasa.
Antes pensaba que era esta vena de artista que tengo, la sangre poeta que corre por mis venas la que dictaba todo lo que escribo, todo lo que siento.
Pero sé que no. De un tiempo a esta parte, vengo viendo claros signos de que algo falla en mi persona, de que no soy normal, de que mi mundo no es como el del resto de los mortales, de que percibo cosas que otros no...
No son voces, en mi mundo sólo estoy yo, si no de qué le iba a dar tanta importancia a la soledad en todo lo que escribo...
Sé que estoy enferma porque mi mente inquieta no descansa, no para, no piensa, sólo actúa.
Llevo una temporada en la que todo se magnifica de forma exponencial, no controlo ni mis manos ni mi boca; ante una situación de estrés creo que voy a estallar, que mi cuerpo entero se acelera y necesito gritar porque la rabia prisionera se empeña en salir como sea y parece no importarle que en el camino yo resulte herida.
¿No lo ves? ¿No te has dado cuenta? Hablo de mí, de mis sentimientos, en tercera persona. ¡Dios, tengo tanto miedo!
A veces pienso que sólo estoy dictando, que debería escribir todo esto que me recorre por dentro, que una voz en off dicta lo que pienso, y aún así insiste en que estoy sola; pero es estraño porque esa voz es la mía, sigo siendo yo, sigo estando sola. Lo peor es que me lo estoy creyendo...
Tengo miedo. Es un miedo irrefrenable que crece día a día, que cambia, que muta, que toma formas distintas a cada momento. Es un miedo infundado por cosas muy nimias. Un miedo que se está apoderando de cada uno de mis movimientos y que me paraliza poco a poco.
Tengo miedo a que ahora sólo actúo y no pienso, porque me creo -aunque me parece increíble- capaz de todo, hasta de acabar con mi sufrimiento.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Rúbrica

¿Qué nos ha pasado? ¿En qué momento perdimos la fe? ¿A qué altura del camino olvidamos nuestros nombres?
La verdad es espesa,
la verdad duele,
la verdad hiere
y en ocasiones mata.
Pero fuimos hombres de palabra y de eso siempre queda algo, aunque solo sea la rúbrica.

Atardecer


Mira por la ventana, aún es de día.
Mientras no llegue la noche, el reloj en su incesante tic-tac nos recordará que es imparable, que sólo avanzamos, que los recuerdos no hacen retroceder en el tiempo, sólo son un empeño insulso, innecesario, en martillear nuestro corazón con lo que ya no tiene remedio.
Seguir adelante es nuestro único camino, aprovechar la vida mientras siga habiendo luz.

Lápida de fría piedra

Decidí dejar de respirar, aguardar con calma el fin, contando los latidos que, cada vez más lentos, se empeñaban en empujar al corazón.
Esperaba con impaciencia el momento en que viniera el de negro con la lista de mis pecados a ajustar cuentas; deseaba con toda mi alma que se encendiera a lo lejos la luz que iluminara mi camino al cielo, reencontrarme con los míos... Pero nada de eso sucedió, en su lugar, las voces fueron perdiendo fuerza, dejé de oír mi respiración, y en vez de luz, una inmensa negrura llenó mis ojos sin reparo alguno.
Sentí morir, sentí que todo se acababa y que al final no había nada. Mi corazón, en un último esfuerzo se encogió de pena al darme cuenta de que no hay más allá, de que después de la muerte solo hay muerte, y el recuerdo...
Mi cabeza se concentró en esa idea. ¿Quién me recordaría cuando ya no estuviera?
Qué trabajo tan tonto... toda la vida esforzándome por ganar un peldaño hacia lo más alto, cuánto tiempo perdido en rezos y plegarias, pudiendo haberlo invertido en buscar la felicidad. Cuánto me he conformado, cuánto me he castigado... Y al final, no hay nada, solo silencio y una lápida de fría piedra que con el tiempo perderá las letras.
Ya no hay marchar atrás. Se acabó mi vida.

jueves, 7 de febrero de 2008

Somos

Sonidos sordos para palabras huecas.
Miradas vacías para bolsillos rotos.
Somos un cúmulo de buenas intenciones
guardadas en el último rincón del alma.

Besos de amante para bocas ajenas.
Dulces caricias en manos marchitas.
Somos silencios que gritan a voces
que de poder, escaparían.

Pasos seguros en el camino erróneo.
Destinos inciertos que desbordan ríos.
Somos de lo que quisiéramos la mitad
y de lo que odiamos el doble.

Canciones con letras sin sentido.
Sentimientos plasmados en papel baldío.
Somos corazones yermos en tierra fértil
que se niega a darnos buenos hijos.

Vientos furiosos que desordenan el pelo.
Lluvia que empapa de pena el corazón.
Somos de los cuatro puntos cardinales,
el centro de nada, el extremo de todo.

El sabor de las palabras

Perdieron el sabor las palabras
y aquello de lo que tanto hablabas
quedó en el olvido.
¿Qué fue de los días
en los que planeamos escapadas al Paraíso?
¿Dónde se han quedado las ganas,
el ímpetu y el deseo?
Hoy por hoy ya no somos
ni sombra de lo que fuimos
y el amor que nos unió
se ha convertido en ramo marchito
de buenas intenciones
y hermosos versos de amor.
Palabras, solo palabras,
insípida expresión de lo que ya no sentimos.
Palabras, solo palabras,
ni olor ni color ni sentido,
solo tinta impresa en el papel,
sólo sonidos sordos,
la mínima expresión de lo que somos.

domingo, 13 de enero de 2008

Cierra los ojos, y respira profundamente durante unos segundos.
Relaja el cuerpo y la mente, no pienses en nada.
Respira...
¿Me oyes ronronear?
Es mi corazón que late fuerte por ti...

A pesar de la tristeza

Permanece, vive en mí. La tristeza parece haberse quedado definitivamente a mi lado, más aún desde que te fuiste. Hay momentos en los que me pregunto porqué sigo aquí, esperándote si sé que en el fondo nunca volverás...
Mi rutina diaria enloquece lo poco que queda de mi cordura, la engaña para llevársela a lo obscuro, para convencerla de que no hay nada fuera, nada distinto en este mundo que sólo mastica grises, que sólo deja hueco a los vencedores y olvida a los vencidos.
Me arrancaste el corazón del pecho con tu último adiós y con paciencia fui recogiendo cada trocito, reconstruyéndolo y lo guardé en el cajón de mis recuerdos, porque... soy tan tonta que si volvieras volvería a entregártelo sin condiciones, te lo daría todo, inventaría palabras nuevas para decirte cuánto te amé y te sigo amando, a pesar de los silencios, a pesar de esta soledad, a pesar de la tristeza.

viernes, 4 de enero de 2008

Sin vida

Para estar así no vuelvas, no quiero tenerte más a mi lado.
No soporto tus ausencias, tus silencios, tus pausas.
No aguanto tu vagancia, tu desidia, tu abandono.
Ya no espero nada tuyo, ni miradas ni palabras dulces,
sólo esta insoportable espera que está acabando con mi respiración,
que me deja sin aire, sin vida.

miércoles, 2 de enero de 2008

La tristeza

Me acecha la tristeza, no deja sitio a ningún otro sentimiento que quiera aflorar, de hecho hace ya mucho que no sé sentir otra cosa que no sea frío en el alma y silencio en el corazón, porque eso es para mí la tristeza, frío y silencio...
Incluso diría que con el único que entabla amistad es con ese demonio con el que convivo ya algunos años, el dolor que me atormenta demasiado a menudo, ese que escupe agujas desde dentro de mi cabeza y que las hace estrellarse sin salir nunca.
Mis pensamientos temen levantar la voz, creo que la confianza prefirió dormir hasta mi último estertor.
No pienso nada, sólo escucho soplar el viento frío que se acerca dejando caer con una inventada tibieza la manta de frío y silencio que una vez más tapará mi cama, abrigará mi vida...