miércoles, 22 de abril de 2009

El último beso

Decidí esperar, no sabía quien podría venir a casa y además no esperaba visitas. Si volvía a sonar el timbre me acercaría despacio, sin hacer ruido para asomarme a la mirilla y decidir después. Pero no volvió a sonar, y con cierta decepción, casi queriendo que alguien viniera, me fui con la angustia y la pena de seguir estando un día más sola en mi casa, en mi habitación, en mi cama; me fui a esconderme bajo el edredón a la espera del juicio final.
Dormí y dormí, no sé las horas... Solo me levanté para echarles de comer a los gatos y limpiarles la arena; nada más.
A los pocos días volvieron a llamar al timbre. ¿Qué hago? ¿Me levanto? Qué pereza... Pero, ¿y si es él, y si ha decidido volver? Esas palabras resonaron en mi cabeza y cuando quise darme cuenta estaba descalza, tras la puerta principal, moviendo la tapa de la mirilla. La muerte llamaba a mi puerta, la negra parca con su arma letal. Bajé la mirada y me eché a llorar. Miré a mi alrededor, todo parecía haberse vuelto gris, no había más que silencio y con la mano temblorosa abrí la puerta...
Como último deseo Ella se presentó frente a mí como si fuera él -hermoso y cruel deseo-, pero quise morir en sus brazos y besar su boca por última vez.

El valor de tu ausencia


Tengo una pena que me acompaña allá donde vaya, que le ha robado el brillo a mis ojos, el sonido a mi risa y oscurecido mis pasos.
Tengo un dolor que no cesa, que me atormenta de día y de noche, cada vez que pronuncio tu nombre, cuando saboreo tu recuerdo.
Tengo un vacío en el alma que me impide continuar, una tristeza inmensa que pesa más que los años.
Y es que el silencio en mi casa se me hace amargo, pesado y largo, tan largo mientras espero tu regreso...

jueves, 9 de abril de 2009

Perdona

Perdona, por todos los besos que no ti, por las miradas a destiempo, por las caricias perdidas en el viento.
Perdona, por los abrazos insulsos, por las palabras vacías y el sonido sordo de mi voz cuando decía te quiero.
Perdona, porque no fui capaz de amarte como mereces ni aprendí a odiarte como quisiera.
Son deseos, sentimientos encontrados, cansados de caminar sin rumbo fijo por el mismo sendero.

lunes, 6 de abril de 2009

Adiós sin despedida

Hoy no he podido darte las buenas noches y me voy a la cama, resignada, sin ganas porque me falta algo... Me faltas tú.
Desde que te fuiste me prometí a mí misma que no pasaría un día en el que no me despidiera, en el que no te dejara un mensaje o una llamada perdida, en el que no recordara alguno de tus besos y esos abrazos que tanto me alimentan.
Hoy no he podido despedirme de ti y se me parte el alma. No quiero pensarlo, pero lo hago, y es que debo vivir cada día como si fuera el último. No quiero dejarte -ni que me dejes- sin que sepas que lo eres todo para mí. Así que me voy a dormir con mil lágrimas diciendo en alto, por cada rincón de mi casa que aún preserva tu esencia, que.. me faltas tú.
Descansa mi niño, duerme tranquilo. Ya he recobrado la calma. Desde ahora velaré tus sueños hasta mañana que me despida solicitando ese amor que hoy no te di.
Te quiero.

Dolor de cabeza

Ya no merece la pena seguir luchando. Me siento como si cortara humo con una espada de papel. Haga lo haga él siempre será más grande, más fuerte que yo; y por más que me empeñe en alejarlo de mí no consigo siquiera moverlo un centímetro del suelo.
Vive aquí, en mi casa, duerme en cama, come en mi mesa, de mi mismo plato. No cesa de mirarme fijamente a los ojos, a veces noto como aprieta sus manos contra mi nuca, como estruja mi cabeza y aprieta mi corazón, ciñe toda su fuerza contra mi cuello y me deja sin respiración...
Quisiera morir en una de estas, dejar de sufrir de una vez. Ya no valen de nada las mil pastillas que me recetaron, ninguna sirve contra él.

Fin

Quisiera dejarme llevar por la lluvia, mojada de recuerdos.
Quisiera olvidarme en el papel, en la tinta de tus versos.
Quisiera quedarme en fotografía, al fondo de un cajón.
Quisiera que dejara de dolerme este inmenso dolor.
Quisera hablar aromas de sentimientos puros.
Quisera acabar con él de una vez por todas.
Quisiera pintar los huecos de su ausencia.
Quisiera azular los espacios en blanco.
Quisiera no tener que querer más.
Quisiera olvidar y no puedo.
Quisiera amar, sin más.
Quisiera no seguir ya.
Quisiera mi morir.
Si tú quisieras.
Te querría.
Yo solo.
Sola.
Fin.

sábado, 4 de abril de 2009

Te amaré y después

Te amaré, te amaré como al mundo.
Te amaré aunque tenga final.
Te amaré, te amaré aunque en lo profundo.
Te amaré como tengo que amar.

Te amaré, te amaré como pueda.
Te amaré aunque no sea la paz.
Te amaré, te amaré lo que queda.
Te amaré cuando acabe de amar.

Te amaré, te amaré si estoy muerto.
Te amaré al día siguiente además.
Te amaré, te amaré como siento.
Te amaré con adiós, con jamás.

Te amaré, te amaré junto al viento.
Te amaré como único ser.
Te amaré hasta el fin de los tiempos.
Te amaré y después ... te amaré.

Canción de Silvio Rodríguez

Leí una historia de amor incondicional, un historia tan emotiva que cada vez que la repaso no puedo avitar echarme a llorar. El autor tiene esta canción en el post, he querido poner la letra por si alguien no la conoce, lo mejor es oírla con la música...

Sin conciencia

Cómo decirte que murió de pena, sola y abandonada. Porque no hay palabras para describir la inmensa tristeza que encoge mi corazón cuando encuentro vidas como la suya...
La historia gira en torno a nosotros sin darnos cuenta de todo lo que nos rodea, de la maldad y crueldad de nuestros semejantes, tan indignante, tan humillante, que a veces me avergüenzo de ser su igual. Maltratadores, asesinos. Son nuestros amigos, vecinos o familiares los que asignan el golpe letal sin inmutarse siquiera, sin parpadear, sin conciencia. Así murió ella, sola y abandonada, hambrienta y harta de sufrir, comida por la tristeza, golpeada casi hasta la muerte, en una cuneta, como un trasto inservible...
¿Quién es el animal? ¿Quién?

viernes, 3 de abril de 2009

Volver del viento

Dejé que me llevara todo lo lejos que supiera, por senderos y caminos que nunca recorrí. Descubrí nuevos mundos que ni en sueños pensé que existieran y aún así, a pesar de tanta belleza, de tanta paz y silencio, necesitaba volver a mi casa.
Le supliqué que parara, estaba cansada del viaje, y detuvo su movimiento limpiamente, apenas sentí su aliento.
Me bajé de sus manos y se alejó unos metros, agachó la cabeza pesada de tristeza.
-- Nunca te dejaría, lo sabes. -- Le susurré.
Se dio media vuelta y se alejó con premura.
Por más que corrí tras él no conseguí alcanzarlo. Desandé lo andado, olvidé lo aprendido y desconocí lo sentido. Reencontré mi ruido y mi compañía.
Todo volvió al pasado.
Habiendo transcurrido algunos años, un vacío en mi corazón quedó prendado sin precio ni valor para vosotros, quise cubrirlo de lirios blancos para disimular su tibieza.
Supe de su amor por los recuerdos.
Supe de su calor por el color de sus fotos.
Supe de su olor por la esencia de su velo.
Supe de lo vivido porque dejé de sentir en aquel justo momento...
Tengo en un cajón guardada brisa fresca que me traiga sus besos, pequeños ósculos que antaño fueron pasión.
Espero con impaciencia cruzarme de nuevo en su camino, volver a dejarme a llevar por su viento indeciso..