martes, 18 de diciembre de 2007

Cuento de Navidad

Llega el frío, otro invierno que invita a quedarse en casa y ver los días pasar.
El silencio, el vacío de los pasillos y esta obscuridad en la que está sumida mi casa desde que te fuiste, se empeñan en recordarme lo sola que estoy. Ya ni siquiera acompaña el susurro del viento, ni el rechinar de la vieja puerta del salón...
Me angustia pensar que podría morir y nadie se enteraría.
Mi corazón se encoge de pena cada vez que hago recuento de aquellos a los que echar mano en los malos momentos... Nadie, no hay nadie en mi vida; contigo se acabó todo lo hermoso, todo lo bueno, todo lo que me importaba.
Mañana es Nochebuena. Las calles llevan desde primeros de mes engaladas con adornos y incómodas luces que no me dejan dormir. Este derroche de todo, ¿por qué se empeña en mundo entero en cambiar la cara? ¿por qué me sonríe mi vecina y me desea felices fiestas cuando el resto del año no es capaz de mirarme a los ojos?... Esta hipocresía lo único que hace es agriarme más las fiestas.
Estoy sola y no le importa a nadie.
Creo que bajaré a comprar una pizza para la cena de mañana, y por cumplir con la tradición, algún polvorón.

viernes, 23 de noviembre de 2007

El mundo



Hay días en los que me como el mundo, y otros en los que me come él...
Convierte el silencio en el mayor de los ruidos para que no me sienta tan sola...

Mi camino

Hoy es de esos días en los que todo se vuelve gris,
en los que hasta las miradas pierden su brillo
y el cariño pierde color.
Hoy es de esos días en los que no encuentro
sentido a ninguna palabra,
de los que no dejan nada,
ningún sabor en la boca.
Hoy es de esos días
en los que todos sois desconocidos,
en los que hasta los pasos pierden el sonido.
Hoy, como muchos otros,
sigo sin encontrar el camino.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Tu corazón es mío

Encontré la puerta abierta y decidí entrar. Pregunté un par de veces si había alguien en casa, pero no obtuve respuesta.
Anduve unos minutos a lo largo de las habitaciones de la casa y no vi a nadie. En el último pasillo, al fondo, vi una luz que, tintineante, dotaba al salón de un calor extraño, casi familiar. Empujé lentamente la puerta.
Fue entonces cuando oí tu voz diciéndome con dulcemente: "Te esperaba".

Hacia delante

Todos perdemos.
Perdemos ilusiones. Perdemos el tiempo,
las ganas de sonreír, el rumbo en ocasiones,
y hasta el camino que seguir.
Perdemos mentiras, y otras pocas verdades,
palabras no dichas, otras no oídas.
¿Y a quién le importa? Lo único importante
es seguir hacia delante.

martes, 18 de septiembre de 2007

Tu identidad

Has convertido el silencio en tu palabra.
Mientes con la mirada cuando dices que me quieres
y te empeñas en continuar por un camino desconocido.

Has convertido la soledad en tu estado natural.
Mientes cuando te sientas a mi lado en la misma mesa
y te empeñas en continuar siendo parte mía.

Has convertido tu sonrisa en ensordecedor ruido.
Mientes cuando compartes mis alegrías
y te empeñas en darte de lleno sin recordarnos.

Has convertido eso, y mucho más, en tu identidad.
Reconozco que ya no sé quién eres...
Quizá eras así y no mentías, pero ahora,
en el íntimo sentido de lo que fue tan nuestro
me encuentro perdida.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Lo justo

Quisiera aprender a olvidar; dejar de acumular recuerdos de los que dañan el alma y el corazón, pero estoy hecha de poros que absorben lo bueno y lo malo por igual.
No importa cuando dañen tus palabras; si me mandas callar, huiré de nuevo al rincón donde suelo esconder mis tristezas, y ahogaré mis penas en llanto.
Y cuando eche de nuevo la llave a esta, mi caja de Pandora, volveré sobre mis pasos, a ser la que era antes.

Quisiera ser fría.
Tener piedra en lugar de corazón.
Quisiera aprender a olvidar.
No guardar más que lo justo para ir tirando...

lunes, 3 de septiembre de 2007

Perdida

Anduve perdida en la obscuridad de la noche,
intentando seguir tus pasos,
pero se dispersaban en esa inmensa nada
en que se convirtió mi camino.

No encuentro palabras para describir
lo que tu ausencia supone en mi vida...
El camino tornó en colores
cuando supe dónde estabas y,
aunque lejos,
tan presente en mi alma,
te sé encontrada y bien hallada.

Llegado tu fin, supuso el silencio.
Tres vidas de duelo guardaré en tu recuerdo.

miércoles, 25 de julio de 2007

Despedidas

Como un rayo,
atravesaste mi alma y la partiste en dos.
Ahora, camino despacio para no perder nada de mí,
consciente de que cualquier paso en falso
supondrá el olvido.
Me torné en azules,
frío cristal el que ahora envuelve mis días.
Torpe, trato de recordar sonrisas,
pero el hielo me impide moverme
sin saberme herida.
Ya no calienta suficiente tu cariño,
algo se ha perdido entre los dos.
Y es que hay despedidas
en las que no hace falta un adiós.

Piedra

Hace tiempo alguien me dijo que en lugar de latir fuerte un corazón en mi pecho, yacía una piedra inerte en su lugar...

Ahora, ahora sí. Ahora quisiera ser piedra. Quisiera no sentir, no ser nada. Pasar desapercibida; no quiero ser piedra preciosa ni adorno de salón, sólo una piedra cualquiera.
Quiero sentir ese extraño placer del que provoca dolor sin conciencia, convertirme en arma arrojadiza, lanzarme a tus pies para que tropieces, ―no importa si lo haces siempre en mí―.
Dejar que me mezcan las suaves olas, o que el río me lleve donde a él le apetezca.
Quisiera engarzarme a otras piedras y formar caminos infinitos que te lleven donde quieras, pasar a formar parte de un todo sin ser nada más que una insignificante pieza del puzzle.

miércoles, 13 de junio de 2007

En la penumbra

¿Quién soy? ¿Dónde quedo?
Quisiera permanecer en la penumbra, a la espera de tiempos mejores. Saber huir, poder huir en el momento oportuno y no mirar atrás, no esperar a nadie porque más allá sólo habrá sitio para mí...
Quisiera derrochar en olvidos las palabras que jamás nos dijimos, saber dónde dejaron de converger nuestros pasos convirtiendo así nuestra vida en laberinto. ¿Por qué apartamos la mirada de nuestro acuerdo? ¿Quién lo hizo? O si acaso lo hicimos ambos.
No pienses que estarás solo; yo siempre te estaré acechando...

lunes, 28 de mayo de 2007

Inspirando sonrisas

Ayer te vi aparecer por la esquina más cercana a nuestro punto de encuentro... y no sé porqué, por mucho tiempo que pase, nunca dejarás de inspirar estas sonrisas en mí, que despiertan lo primitivo de este amor tan vivo, la génesis de nuestra unión.
Déjame que te abrace con todas mis fuerzas, como si fuera no el último, sino el primero de todos los que nos quedan...

Yo


Me veo, con mirada felina y bigotes negros...
Me veo con mirada perdida e indecisa, sin saber el camino a tomar en mi próxima partida.
Miro al frente, pero no sé qué hay más allá de tu mirada; intento acercarme cada vez más a ti, pero lo único que logro es chocarme con el objetivo de tu mirada, ¿acaso no soy tuya? ¿por qué no me dejas entrar en tu corazón?
Sigue rodeándome una tremenda obscuridad, y aún así, sola y asustada ante el futuro, he encontrado la luz que irradias, he seguido la senda de tus reflejos y he conseguido acercarme lo justo para entrar de nuevo en calor.
Gracias, porque me has cedido tu pecho para abrigarme y espalda para acurrucarme y descansar. Si me dejas, seré tu fiel compañera... No, no es cierto eso que dicen de nosotros, podemos ser independientes, sí, ¿pero no lo somos todos en algún momento? Yo no quiero depender de ti, quiero ser tu amiga, tu amante, tu guía, tu almohada... lo que se tercie.
Grrrr, ¡qué dulce eres!, estoy tan a gusto contigo, déjame que me acerque un poco más, quiero que me oigas ronronear...

miércoles, 23 de mayo de 2007

Tras la tormenta... más tormenta

Y volvió la lluvia, que fría, lo envolvió todo con manto de pena, empapando de nuevo lo que creía bien sentado en mi corazón...
Me encuentro sola, andando sobre un camino sin rumbo ni destino. Indecisa de nuevo, buscando una seguridad fingida, una fuerza dormida que digan de mí lo que sería y no soy. Busco en mi interior y sólo encuentro silencio, lo único que me quedan son lágrimas por llorar.
Así que para mí, tras la tormenta sólo hay más tormenta...

Te vas...

Te vas y con tu marcha mi vida se sigue tornando en grises. Se va obscureciendo poco a poco sin remedio.
Con tu ausencia nacen silencios que no se rompen con nada, crecen mis miedos y la poca luz que aún queda en mi camino se vuelve negra llenando este vacío inmenso que me queda si te vas...

Me quedan aún palabras dulces de amistad, palabras que nunca te susurré al oído, que permanecerán atrapadas en el cajón de mis secretos, aguardando impacientes tu vuelta.

Si tú no vuelves, se entonarán tristes canciones de desamor, no quedarán más que inmensos infinitos de atardeceres de otoño, de lluvia y melancolía. El viento arrastrará el sonido de tu voz hasta perderse, y cerraré puertas y ventanas de este, mi pequeño corazón, para atrapar tu esencia.

miércoles, 18 de abril de 2007

Morir en vida

Y tras tu marcha quedó el silencio.
Quedó la tortura, la amarga soledad de quien se sabe en vida muerto.
Y no tengo palabras para describir lo que siento,
ni lo que quiero ni lo que puedo
querer o no querer, poder o no poder...
¿A quién le importa si permanezco?


Sólo oigo una voz en mi cabeza
que tenaz me recuerda, una y otra vez,
que no estás, que no volverás...
¿Qué me queda con tu asencia?
Una casa pequeña, que vacía es eterna,
una mirada cansada que ya no dice nada,
ni siquiera la palabra marchita
ni la voz que la diga.

Esto es morir en vida.

Rima absurda

Me buscas, poeta, con tu silencio encantado
y el fresco olor a lluvia que quedó tras la tormenta.
Me buscas en cada palabra que escribo,
escondiendo la rima absurda
de mis miradas y tus recuerdos
intentado hacerlas una
para deleitar a quien nos busca
sin sabernos en vida, ni tan siquiera muertos.

jueves, 5 de abril de 2007

Con tu mirada me basta

Caminando entre recuerdos encontré tus miradas... De entre todas las fotografías del viejo álbum, elegí la más hermosa y la saqué para colocarla en el único marco que con un dibujo decoraba mi salón. Al principio, sólo lo miraba al pasar por delante o cuando tocaba limpieza porque el polvo acumulado me impedía disfrutar de tu sonrisa.
Con el paso de los años, el tiempo y el cansancio hicieron mella en mi cuerpo. Ya no salía tanto, ni me entretenía con las amigas. La soledad se convirtió en mi compañera más fiel. Con tanto tiempo por delante y sin mucho que hacer, decidí retomar labores abandonadas. Saqué de nuevo el punto de cruz y aunque me costaba más fijar la vista poco importaba, no tenía prisa. El mejor sitio de luz que tenía mi pequeño piso estaba en el salón, pegado a la terraza. Todos los días, hora tras hora, entre enhebrar, coser, cortar y volver a enhebrar, miraba tu imagen, esa mirada que fue tan mía, esa sonrisa que despertaba otra en mí. Pensaba en ti, en tu recuerdo, en tu compañía que tanto añoraba.
Sin saber ponerle fecha, comencé a llevarme el marco con su correspondiente foto a la mesita cada noche antes de acostarme; y, a la mañana siguiente, la colocaba de nuevo en la estantería del salón.
Una tarde, entre agujas e hilos, me pinché en un dedo y empecé a maldecir.
¿Te das cuenta para lo que quedan los viejos? ¡Para nada! Para morir desangrados por el pinchazo de un alfiler. Hubiera deseado que fuera rueca para dormir eternamente y que tú..., tú vinieras a por mí.
Me encontré abrazada a la foto, llorando, hablándote bajito de lo mucho que te amé. A partir de entonces me acompañabas a cualquier parte. Me las apañé para ponerle una cinta al marco y así  llevarte colgado constantemente. Te hablaba y, a veces, creía que me respondías. Incluso, juraría que cambiaba la expresión de tu cara. ¡Qué tonta soledad, que me transformaba en loca solitaria!
Los vecinos empezaron a sospechar, según ellos, que algo no iba bien. Una voluntaria de Cruz Roja que solía venir una vez al mes a ver qué tal estaba, empezó a hacer sus visitas prácticamente diarias, tanto que una ocasión se me ocurrió no abrir la puerta y lió una buena llamando a ambulancias y bomberos temiéndose lo peor...
¿Por qué no pueden dejarnos solos? A mí con tu mirada me basta.

Pecados

Escribir mentiras sobre dioses olvidados,
permitir que el silencio vuelva a tu lado.
Dejar que las palabras lo envuelvan todo,
sin redimir tus pecados.

jueves, 1 de marzo de 2007

Ana

Ana nació blanca y desde que llegó al mundo enmudeció a unos, y a otros despertó sentimientos jamás sentidos...
Ana creció feliz con sus hermanos, entre juegos y alborozos. Descubrió los colores y empezó a imaginarse vestida de arco iris.
Ana llegó a los quince radiante como la primavera en flor, enamorando a todo el que se atrevía a mirarla.
Ana, cuando más iluminaba, descubrió el amor junto al que ahora es su marido. Los primeros años pintaba caminos infinitos que recorrerían algún día, soñaba con viajes a las nubes a su lado, todo era tan hermoso... Pero de pronto, sin saber bien porqué, un buen día, empezó a tornarse en grises.
Ana dejó de pintar su vida de rosas y verdes, perdía luz a cada paso y su sonrisa se apagó para siempre.
Ahora camina sola, con la mirada perdida, sumida en el silencio y la oscuridad. Los únicos morados que viste los lleva marcados en su piel; intenta ocultarlos a través del brillo de sus ojos y la esperanza que aún guardan.
Trato de imaginarla en otra vida. Quiero pensar que detrás de esa pequeña luz que aún guarda en su mirada quedan mariposas de colores que en sueños la llevan hasta esa felicidad tan esperada.
Me gustaría saber si después de todo lo vivido sería capaz de recuperar todos los colores, si volvería a brillar con luz propia.

sábado, 20 de enero de 2007

Volver...

Volver del silencio en el que he estado sumergida,
de entre las sombras entre las que decidí ocultarme.
Volver de la nada y del olvido, eterno silencio
del que soy eterno enemigo...

Decidí aparcar otra vez la sonrisa,
la que surge del cariño, la que vive
si tú vives conmigo.

Y ahora, que reclamo mi espacio
descubro que la espera mereció la pena:
sigues allí, nunca te fuiste.
Pensé que no te encontraría
y me doy cuenta
de que nunca estuve perdida.