lunes, 29 de junio de 2009

Compartimos los mismos sentimientos...

Compartimos los mismos sentimientos.
Hoy salí a pasear por vuestros mundos de tinta adornados,
de líneas infinitas de inquietantes palabras...
Cuántos sentimientos,
cuánta verdad esconden vuestros versos,
historias de miradas profundas hacia los mares más oscuros,
de lágrimas derramadas en horizontes desdibujados,
esperando la vuelta del ser amado,
de espacios vacíos y vacíos dejados por los que se fueron,
por idiotas que aman y quieren ser amadas,
por algunos que se tomaron un descanso,
por peregrinos de caminos mil veces andados...
Por todos vosotros, porque compartimos los mismos sentimientos.
Soy, somos, seres que sentimos y amamos.

domingo, 28 de junio de 2009

No puedo más

Odio los silencios, quisiera romperlos en mil pedazos y llenar la vida del ruido ensordecedor de su final.
No puedo más con ellos, no quiero más su compañía, muero de soñar que vuelves a mi lado, lo deseo tanto que a veces creo encontrarte en otros rostros.
Ya no puedo más con este vacío, con tu ausencia.

miércoles, 24 de junio de 2009

No lo olvides

Te amaré, aunque agote la lluvia de tanto llorar.
Te amaré, a pesar de los otros que olvidaron amar.
Te amaré, por todo lo hermoso de estar a tu lado.
Te amaré, del verbo ser, sentir y añorar.
Te amaré, con la distancia entre ambos.
Te amaré, descontando los días y minutos.
Te amaré, hasta que te vuelva a tener aquí.
Y a partir de ahí te amaré aún más, no lo olvides.

La pena de su mirada

Se levantó de su silla, lentamente, casi como si el tiempo se hubiera detenido; no fue más que un instante pero se me hizo eterno. La belleza de sus manos iguales que las de su madre, apoyadas sobre la mesa, contrastaba con el color de su vestido de luto riguroso. La tristeza se leía en su rostro. El cansancio de los años había hecho mella en su cuerpo y su ánimo, pero seguía teniendo un algo que la hacía especial aún estando en la tesitura de haber enterrado a su marido aquella misma mañana.
Se levantó de su silla y se apartó de la mesa. Todos callamos esperando oír algo de su boca, pero no dijo nada. Permaneció allí de pie, sin mediar palabra, mirándonos uno a uno... finalmente rompió a llorar. No había derramado ni sola lágrima en el tiempo que mi padre estuvo ingresado, le asistió día a día no solo durante esos días, sino durante toda su vida, nunca le faltó al respeto y aguantó viento y mareas... y tormentas y tempestades; aguantó todo lo que se puede aguantar y supongo que más cosas que jamás nos contará.
Lloró durante un instante, lo justo para enjuagar la pena de su mirada.

La espera

Se me hace eterna, infinita, de líneas inacabadas, casi desdibujada.
Se me antoja de colores, ora verdes ora grises, según el momento del día.
Se me hace camino pedregoso, de cantos apuntando hacia mi vida.
Y me sabe amargo hasta el segundo antes del final...
Será cuando vuelva a ser yo, cuando te vuelva a encontrar.
Será de nuevo el futuro planeado o sin nada que esperar.
Serán los besos a destiempo, inesperados, tan deseados...
Serán los abrazos, calientes de cama, de sueño tranquilo siempre a tu lado.
Será lo que un día nos arrebataron, lo que fue nuestro, volverá.
Volverás a mi lado...

viernes, 19 de junio de 2009

Si pudiera, le habría dicho tantas cosas...

La imagino, terminando de recoger las tazas del desayuno, mientras le da un último sorbo a su café y lo busca en la habitación donde se marido termina de atarse los zapatos. Se acerca a él, se apoya sobre su hombro... se miran a los ojos, se sonríen.
La rutina tras tantos años de convivencia hace que ciertos momentos hayan perdido el encanto, aún así se empeña en robarle al tiempo algún momento especial, una mirada fugaz, una caricia disimulada, un beso oculto tras el espejo.
La imagino, hablando con él, quedando en el centro para comer y discutir los útimos detalles de las vacaciones. Están ilusionados porque este año habrán cambiado el destino y las dudas la ponen nerviosa... Un pequeño cambio siempre viene bien.
Llega la hora de la despedida y lo dejan en un habitual hasta luego mientras él sale por la puerta. Ella va a llamar a sus hijos que aún no se han levantado de la cama, y de nuevo a preparar los tazones y la leche para los muchachos. No han pasado ni diez minutos cuando se oye un tremendo estruendo. La mujer queda paralizada, pierde la vista al infinito, sin querer ha dejado caer los cereales al suelo y oye mezclarse las alarmas de los coches y los gritos de los vecinos que, alertados, se han asomado a ver qué pasa en la calle. Ella ya lo sabe...
Sale corriendo esperando que su sospecha no sea cierta, pero la realidad la supera. Cuando llega al aparcamiento el coche aún sigue ardiendo y ella cae al suelo, paralizada por esa horrible imagen y se condena, ella maldice y se odia a sí misma por no haberlo retenido a su lado, por no haberle dicho te quiero antes de salir, por no haberlo amado más, por no haber...
Cree morir, pero sigue allí, en el suelo. Hay gente a su alrededor atendiéndola, pero ella ya no oye nada, no siente nada. Si pudiera, le habría dicho tantas cosas...

miércoles, 10 de junio de 2009

Volver a encontrarte

Lloraría hasta morir de deshidratación con tal de llenar los mares de amargura y vaciar mi alma de tantas penas dejando paso a la rabia que asoma de lejos gritando cual jauría de perros furiosos dispuestos a destrozar lo que se ponga a su paso. Dejar salir a lo más obscuro de mi ser, conocer al demonio que llevo dentro y permitir que tome las decisiones que jamás fui capaz, iniciar mi venganza y no dejar a nadie con vida. Y cuando todo haya acabado, dejaré caer mi cuerpo vencido de miedos y sangraré y me dejaré morir sin más esperanza que la de volver a encontrarte en el más allá...

lunes, 1 de junio de 2009

Seremos uno fuerte y poderoso

Me muero, me muero de pena porque no te tengo.
Oígo voces que susurran malditas que no te dejarán volver.
Me persiguen miradas insidiosas esperando mi caída.
Creo leer sus pensamientos maliciosos, planeando mi fin.
¿Por qué nos odiais tanto? Es vuestra envidia dichosa
la que mueve los más bajos instintos, la que os obliga,
la que os obscurece el alma y corazón, no sois nada.
¿Acaso pensáis que se agotará alguna vez nuestro amor?
No podéis hacer nada. Aunque me muera por dentro,
rebosará mi odio y me hará más fuerte, y él volverá.
Volverá para siempre a mi lado y volveremos a ser uno,
fuerte y poderoso, preparado para combatirlo todo.

Que te fueras...

Descubrir que estoy sola, que sigo sola. Me engaño pensando que pronto volverás, manteniendo falsas esperanzas en que todo será como antes, pero lo único que tengo es vacío y silencio a mi alrededor. He consumido el último suspiro de felicidad, derrochando en recuerdos y observando a cada momento tu silla, siempre ahí, sin moverse del sitio. Nada, no me queda nada. Solo tu ausencia, tu despedida incierta, un "volveré pronto" y un beso cálido en la mejilla que se borró de tanto usarlo. Es domingo por la noche, a estas horas estaríamos en el sofá viendo una película juntos... Me he levantado con una necesidad imperiosa de llamarte porque aún cumpliendo con nuestras rutinas para no perder las costumbres -por si vuelves-, me he dado cuenta de que no estás, de que no vienes, de que me mentiste el día que te dejé en el aeropuerto, de que sigo sola apesar de los pesares y que tú, donde estés, aunque me recuerdes, no me consuelas. Te necesito a mi lado, te necesito aquí, en tu casa, rodeado de lo y los tuyos. Sí, soy egoísta, pienso en mí y en mi dolor porque lo provoca tu ausencia y te necesito demasiado para perdonarte que te fueras.