martes, 29 de diciembre de 2009

Goteras en el alma

Brotaron,
como el silencio, abundantes,
como la mar, saladas,
tan cálidas, tan olvidadas,
tan odiadas, tan esperadas,
Cada una por un dolor,
y son tantas...
Por palabras no dichas,
por mentiras, por rabia contenida,
Brotaron al fin las lágrimas
y ahora lloro un mar,
lloro un mar de tristeza
que se alojaba en mi corazón
ahogando mis penas
que hartas de nadar entre coral,
cansadas de esperar,
han decido apretar la esponja
y obligar a salir la humedad
que ya hacía goteras en mi alma.

A contramí

Volví a desear el silencio, el más absoluto de todos,
con la obscuridad por compañera, con la parca como fin.
Volví a querer desaparecer, con la mirada perdida,
contando cada movimiento de la aguja del reloj.
Volví a aguantarme las lágrimas, a convertirme en piedra,
pero no funcionó porque mi corazón sigue latiendo,
aunque siga siendo a contratiempo,
aunque siga siendo a contraviento,
aunque siga siendo a contraluz...

El último silencio

Se agolparon las palabras en mi garganta intentando salir todas a un mismo tiempo, peleando por ver la luz, queriendo escapar corriendo de mi interior para dejar de dolerme, de hacerme daño, porque sabían que se acercaba el final, sentían mi dolor fluyendo por ellas como la sangre por mis venas; si pudieran hubieran atravesado sus líneas dejando verter la tinta de sus versos, el veneno de las mentiras con tal de dejarme vivir, pero su única salida era escapar y como caballos al galope, locas, perdidas, se arrojaron contra mi boca.
Sentí un entremiciento y salió de mí una vida entera por escribir: historias, versos, cuentos, verdades y mentiras, todas ellas, disfrazadas de silencio...
― ¡No estábais tan desesperadas por abandonarme! Decidme, por favor, decidme ahora que no me pertenecéis porqué me dejáis tan sola, no podré continuar escribiendo mi camino.
Ellas, ya libres del yugo de mi tristeza, empezaron a estirarse disfrutando de la libertad tan ansiada y fue tanta la pasión que la muerte las llevó en mis propias manos y allí me quedé, sentada en el frío suelo de invierno, viendo como todo lo que alguna vez me importó se perdía entre la lluvia.
No sé el tiempo que quedé llorando mi destino, solo recuerdo que cayó la noche. Ya no importaba nada, ya no me quedaba nada... De qué me servían los recuerdos o los sentimientos si no tenía forma de expresarlos. Entonces se acercó Ella, mi niña Gris, con su andar sinuoso, su mirada de oro y su cálido ronroneo. « ¡Qué muerte tan dulce! » pensé, y dejé mi cuerpo caer en el más plácido sueño.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Sentir miedo, rabia, impotencia.
Sentir que no soy nada, que no soy nadie.
Sentir que nada importa ya.
Sentir y no sentir.
Sentir que ya no siento nada.

martes, 15 de diciembre de 2009

Java

Eres mi pequeña negra, mi Java hermosa, la niña de mis ojos. Llegaste a mi vida para llenar un vacío aún no esperado, anunciando una llegada a la que en vano hice oídos sordos. Eres ahora importante en mi historia, una fuerza más en el motor de mi vida. Seguiré tu marca allá donde vayas, como madre protectora sin ser teta tuya, y pondré mi vientre para para darte cama cómoda cuando necesites.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Soy y no soy

Crece la duda, a la vez la seguridad, andan ahí a medias debatiéndose las fuerzas por ocupar firme mi cabeza.

El color de la tristeza

Hoy salí a entregar a otras manos un pequeño futuro
que bajo mi techo sería muerte segura.
Guardé mi tesoro en el más cómodo asiento
y pegado a mi cuerpo me acompañó durante el camino
con miradas tiernas, las más dulces que recuerdo,
quizá tristes sabiendo de su destino incierto...
Durante todo el trayecto hacia sus nuevos vecinos
observé que la gente me miraba raro,
fijaban su mirada en mi pecho,
algunos con horror preferían evitarme
y otros simplemente lloraban,
y es que llevaba en el corazón sangrando
una llaga que no cura, una separación injusta,
un adiós no deseado, y por cada despedida que debo
sangra más mi memoria, el dolor que no cesa,
hasta las lágrimas son sangre cuando la herida no cierra.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Historia de lo vuestro

I. La crónica social
Las 10 de la mañana. Suena la radio en la cocina mientras la señora Encarna termina de recoger los cacharros y preparar el carro de la compra para salir cuanto antes; ha quedado con Manoli, su cuñada, para bajar al mercado y cumplir con la rutina diaria de ponerse al día de las novedades en lo personal de sus convecinos... En los pueblos, esta es la única forma de estar al corriente de los temas del corazón.
Las dos mujeres se encuentran en la plaza. Encarna, la mayor de las dos, se acerca casi corriendo a Manoli y la agarra del brazo; justo en ese momento empieza a susurrarle al oído, mirando de un lado a otro de la  calle hacia la que se han encaminado para asegurarse de que nadie las mira.
―Esto es un secreto a voces... Se veía venir, si ya lo decía yo, si era de esperar...
Su acompañante intenta meter baza en la conversación, pero Encarna, que siempre lleva la voz cantante, no le deja. Sigue utilizando palabras huecas sin decirle nada de ese gran «secreto» que ya se está encargando de desvelar, aunque sin mucha fortuna.
―¡Por Dios, Encarna, suéltalo ya! ―Manoli se detiene indignada y le exige entre voces y gestos.
―Tranquila mujer, que ya te cuento. Sabes la carnicera, esta muchacha tan maja... Sí, hombre, la sobrina de la Mari, la que vivía en la esquina de la calle Real, la que su hijo el mayor se mató en aquel accidente de coche...
―Sí, sí, sí ya sé quién es; cuenta, cuenta.
―Pues esta muchacha, que ya llevo más de tres día sin verla por la tienda...
―Pues sí, sí que es raro; la Eugenia, que vive justo al lado, siempre dice que los siente de levantarse ―les tiene la hora cogida― y cuando preparan el furgón para ir a la carnicería.
―Esta Eugenia, siempre pendiente de la vida de los demás. ¡Es que de verdad, no la dejan a una de ir tranquila por la calle!
Las mujeres llegan por fin al mercado y se detienen en la puerta a saludar a otra que, al verlas tan cogidas, hablando por lo bajini, le comenta al de la ONCE: «Ya van estas haciéndole el padrón a alguien...».
―Sí, Manoli, hija, ya te digo que algo raro pasa aquí, que, vamos, que se nota, tanto silencio, tanto secretismo.
―Acuérdate de la última vez que estuvo un tiempo sin ir por la carnicería. No salía a comprar ni nada, mandaba a los chicos pequeños a hacerle todos los recados y cuando por fin volvió, aún se le notaban las moraduras en la cara.
―¡Qué lástima! ¡Con lo buena que es!
―Su marido dice que está enferma.
―¿Y tú te lo crees? Como la otra vez...
―Te digo yo que ese sinvergüenza la ha matado.
―¡Uh, pero qué dices! ―la mujer vuelve a soltarse y a derrochar aspavientos llamando la atención de los que allí se encuentran.
―Que sí, que sí, ya te digo yo; seguro que la ha hecho trozos y la tiene guardadica en la cámara frigorífica de la carnicería. ―Encarna iba cambiando el gesto de su cara mientras hacía partícipe a Manoli de sus hipótesis, y su tono se tornaba cada vez más serio y misterioso.
―Jesús, Jesús, Jesús... ¿Pero cómo va a hacer eso, mujer?
―Calla, calla, que por allí viene el desgraciado.
Las dos mujeres se quedan paralizadas al ver el furgón blanco con un eslogan en el lateral que reza Carnecería Los Menudillos. Al volante ven al carnicero del pueblo, un hombre recio, corpulento y con gesto tosco y serio que, al verlas, les saluda simplemente con un leve movimiento de barbilla. A su derecha le  acompaña su hijo, el más joven de los varones, que apenas pasa de los 18, delgado y aún con gesto aniñado, dulce.
―Pobrecico el chico, claramente ha salido a su madre.
Las dos mujeres permanecen quitas, sin soltarse, observando cada movimiento del carnicero. El hombre, que ha acabado de aparcar el vehículo justo enfrente, se baja despacio y cierra la puerta de un portazo; se ha dado cuenta de que es el objetivo de todas las miradas de los que allí se encuentran. Vuelve a hacer un gesto a modo de saludo, pero sin mirar a nadie a la cara. Mientras, el pequeño ya ha abierto las puertas de atrás y empieza a descargar cajas.
―Te digo yo que algo oculta, ¿no te has fijado? Ni siquiera ha dado los buenos días; si es que, además de  un asesino, es un maleducado.
El hombre se detiene frente a ellas:
―¿Se les ofrece algo?
―Nada, nada, buenos días, adiós.
Encarna y Manoli se agarran con más fuerza la una a la otra y se dan media vuelta sin mediar palabra. De camino a casa apenas hablan de este tema, pero a la hora de despedirse reanudan la conversación con la misma vehemencia:
―Te digo que se la ha cargado...
―¡Ay, Encarna, que no digas más eso! Se me hiela la sangre solo de pensarlo. ¿Llevas prisa? Tengo arriba  unas rosquillas recién hechas. Te preparo un café, que te tengo que enseñar los bolillos.
―Pero qué lástima, ¿verdad?
―Sí, hija, una pena.
Entran en la casa sin dejar de hablar de esa y de otras mil cosas...

II. Hogar, dulce hogar
Suena la campanilla de la puerta; algún cliente ha entrado en la carnicería. Paco mira su reloj de pulsera ―las diez y media― y, mientras termina de atarse el mandil, sale al despacho.
―Buenos días, Paco.
―Buenas, Ignacio, ¿qué tal va lo de tu mujer?
―Pues como siempre; la Maruja, que ha bajado a la capital con mi chica la mayor; tienen que hacerle más pruebas.
―¿Pero todavía no le dan solución?
―Nada, seguramente se alargue más de lo necesario. Así que me toca a mí seguir con todo lo de la casa; no sé qué se ha pensado mi señora, pero, vamos, que tenga que andar yo haciendo la compra y poniendo la mesa... Menos mal que están las chicas y algo ayudan.
―Sí, estas mujeres nuestras, demasiada tele. Bastante que llevamos los dineros a la casa y mantenemos a la familia como para estar encima haciendo nosotros la cama y poniendo la lavadora.
―A mí poco me falta.
―Mira Ignacio, no es por meterme donde no me llaman, pero como no le pares pronto los pies, al final la que llevará los pantalones en tu casa será tu...
―Para el carro que te veo venir. En mi casa el que manda soy yo; lo de la Maruja es temporal y en cuanto le quiten el tumor ese que tiene vuelve a casa y a sus cosas sin rechistar, como que me llamo Ignacio.
―¡Chico, Marcos! ―Paco llama a voces a su hijo―. ¡Venga niño, que tienes que trabajar! Te dejo Ignacio, que tengo que ir preparando los cortes para las bandejas. Ya viene el chico a atenderte, y que no sea nada lo de la Maruja.
―Por cierto, Paco, ¿y tu mujer? Llevo unos días sin verla.
―Marta... Marta... ―el hombre titubea―. Pues ha ido a visitar a un pariente; volverá pronto.
―Ya, ya entiendo.
Justo en ese instante, Marcos interrumpe:
―¿Qué desea?
Paco, cabizbajo, aparta la cortina que separa el despacho del almacén y entra en la habitación dejándose caer sobre una silla como un peso muerto. Se echa las manos a la cabeza desordenando el poco pelo que le queda y se le acelera la respiración. Sobre la mesa donde guarda la documentación del negocio solo hay un centro de flores de plástico; arroja una carta arrugada que saca del bolsillo y se queda mirando el tablero. Pasan unos minutos, coge la hoja con desdén y vuelve a releerla en voz baja: Solicitud de separación  matrimonial.
―No lo entiendo... ―Paco reflexiona en voz baja mientras aprieta los dientes―. ¿Por qué no dijiste nada? ¿Por qué no me has dicho nada? Todo así, de repente, de estas formas; te vas sin avisar, sin saber nadie de ti y dejando solamente esta carta del abogado sobre la mesa.
El hombre, casi llorando, se levanta y rodea el mueble; del cajón saca una foto antigua, de su boda. Roza la cara de su mujer y solloza.
―Con lo que hemos pasado juntos, viviendo de recién casados en un piso de alquiler sin muebles, solamente con un colchón y una estufa de leña. Comenzando desde cero con un negocio que he conseguido  sacar adelante sin ayuda de nadie. Y ahora, ahora que todo va bien, que ya tenemos la clientela hecha, que no hay deudas y he conseguido ahorrar algún dinerillo... ¿Ahora te vas, así, de esta manera? Podíamos haber hablado, no tenías por qué dejarme solo, ¡solo!
El tono del hombre va cambiando; se altera al mismo ritmo que su respiración. Deja el marco sobre la mesa de mala manera y se levanta bruscamente apartando la silla de un golpe. Al oír el ruido, su hijo se acerca.
―Padre, ¿está bien?
―Sí, no pasa nada ―el hombre le responde sin mirarle mientras recoge la silla del suelo―. Si ya se ha marchado Ignacio, vete a la tienda del Pancho y me traes unas cajetillas de negro; coge el dinero de la caja. Mientras el chico sale de la tienda, Paco sigue divagando...
―Porque tú, ¿qué eras tú? ¿Qué? ¿Y qué serás sin mí? Es más... ¿Quién eres, quién te crees que eres para tratarme de este modo? Me deshonras, me faltas al respeto y me humillas ante todos de esta manera. Con razón te has ido, con razón te escondes, pero te encontraré, te tengo que encontrar aunque sea lo último lo haga.
No se ha dado cuenta, pero habla a voces y algunos vecinos se han detenido delante de la puerta sin pasar.

III. Dudas
A muchos kilómetros de distancia, Marta observa la cúpula de la catedral mientras dan las campanadas de las once. La mujer, madre de Marcos y futura ex esposa de Paco, trata de perder la vista en el horizonte, de  espejar la mente, de olvidar aquello que la atormenta, pero no es fácil. Ahora vive en un apartamento y tiene un empleo gracias a la ayuda de Irene, la psicóloga del Centro de la Mujer a la que acudió a pedir consejo. Fueron muchas las visitas y las charlas que mantuvo con ella durante largos meses, tiempo en el que Marta aprendió y forjó el coraje necesario para tomar la decisión de empezar de nuevo.
Por medio de un amigo de Irene, ha conseguido un trabajo como asistente de ancianos. De no haber sido así, habría tenido muchas dificultades para salir adelante ya que, pasados los 40 y, a pesar de llevar trabajando casi desde la niñez, nunca había figurado como contratada en ninguna empresa ni se había registrado cotización alguna por ella, de modo que no podía pedir ayuda o subsidio. Cuando vivía en su casa, con su marido, este decidió que sería mejor no darle de alta para ahorrarse impuestos y seguros y, por  supuesto, sus ideas eran las únicas válidas.
A esa hora de la mañana, Marta ya lo tiene todo recogido y preparado, como de costumbre; hasta la una del mediodía no empieza su turno. Se pasea por el pequeño comedor, inquieta, sin saber dónde meter las manos. No puede quitarse de la cabeza la imagen de su casa al despertar: levantar a Marcos para que ayude a cargar el furgón, ver siempre a la misma hora a su marido esperando sentado a que le sirva el desayuno... Recuerda la ruta a la carnicería, los tres juntos en la furgoneta. Le viene a la mente el último viaje que hizo, miró a su hijo a los ojos, le cogió de la mano y no dejó de sonreírle durante todo el trayecto. Se le tuerce el gesto al recordar la rutina: todo el día trabajando, corriendo siempre para tener lista la comida y, en los pocos ratos libres, limpiando primero la carnicería y luego la casa; y así día tras día durante años y años.
―¿Qué hará a la hora de comer? Están los dos solos en casa ―Marta piensa mientras se apura al imaginar la situación―. Seguramente pondrá al chico a hacer la comida o, en el mejor de los casos, pedirá algo para llevar, pero, ¿cuánto aguantarán así? Claro, con tal de no coger una sartén y no mover un dedo, este hombre es capaz de todo. ¡Je, sí hombre!, el macho de la casa cogiendo una sartén; él, don empresario, que ha sacado él solito adelante el negocio, gracias a su sudor, y al mío, y al de todos mis hijos... ¡Egoísta, machista, sinvergüenza!
La mujer se sienta en el sofá a llorar todos los sentimientos que ahora se agolpan en su pecho, en su cabeza. ―¿Cómo habrá reaccionado al leer la carta del abogado? ¡Por Dios, espero que no le haya pegado al chico! ―Marta se encoge de tristeza, preocupada, y empiezan las dudas―. No creo, Irene me tiene al corriente, si pasa cualquier cosa lo sabré... Pero, igual debería llamar, hablar con él, no he hecho las cosas bien. La única decisión adecuada ha sido esperar a la mayoría de edad del pequeño de mis hijos para evitar problemas de custodia, todos los papeles están preparados y bien hechos según el abogado, y nadie sabe dónde estoy. Pero... La mujer duda de haber hecho lo correcto, ahora piensa que ha sido egoísta, que su decisión solo la ha beneficiado a ella, pero ¿y los demás? ¿Qué pensarán sus hijos? ¿Sus padres? Los vecinos le importan más bien poco, pero también influyen, hablan de más y mal. El odio y el rencor hacia su marido se han tornado en dudas.
―¿Y si se ha dado cuenta de que ha obrado mal? Igual esto le sirve de escarmiento y cambia, empieza a valorarme, a quererme bien... Esta vez seguro que ve claro que lo puede perder todo y quizás lo valore como debe y reaccione, quizá nos trate mejor. Creo que debería volver, tengo que volver.

IV. Marcos
Marcos se ha tomado con calma la vuelta del estanco; cogió algo de más de la caja y se ha comprado una bolsa de regaliz. De camino al negocio familiar se ha sentado un rato en un banco del parque; a veces le gusta escapar de la realidad mientras imagina que está en algún sitio mejor. Le gustaría volver a ver a sus abuelos paternos, como el verano que pasó con mamá los meses que tuvo el brazo escayolado, cuando él era aún un niño.
Sabe perfectamente lo que pasaba en el almacén antes de salir de allí, sabe que su padre había vuelto a perder los papeles, cosa que sucedía cada vez con más frecuencia, y en esas ocasiones prefería evitar estar cerca de él más de lo necesario. Esta situación se había vuelto tan habitual que la rutina le había congelado cualquier tipo de sentimiento hacia su padre; es como si desconectara a la espera de que sonara alguna alarma que lo avisara de que había pasado la tormenta.
Allí sentado, mientras come el regaliz, hace memoria de los últimos momentos que pasó a solas con su madre. La noche anterior a su huida compartieron un largo chocolate en la cocina; mientras el chaval le hablaba de sus planes de futuro, Marta callaba esperando su turno. Cuando hubo un silencio, empezó a hablarle de cuando era pequeño, de sus hermanos, de lo difícil que había sido llegar hasta ese punto, entonces se levantó a cerrar la puerta y se acercó a él.
―Marcos, mañana me voy.
―¿Adónde, madre? ¿Puedo acompañarla?
―Me voy...
La madre bajó la mirada y él la entendió sin añadir nada más, después se abrazaron durante largo tiempo y lloraron en silencio. Ella no le dijo dónde iba, solo le comentó que, de momento, no pensaba volver. Ninguno de los dos tenía muchos conocimientos sobre leyes o trámites judiciales, pero sabían que la espera era larga hasta conseguir que todo estuviera arreglado y terminase el proceso legal de separación. Sin duda, lo mejor para todos era tener engañado al padre haciéndole creer que nadie sabía nada al respecto.
Ha empezado a llorar y no se ha dado cuenta hasta que las lágrimas le han devuelto al momento en el que está, sentado en el parque.
―¡Dios mío, mi padre me mata! ¡Hace casi una hora que me mandó a por el tabaco!
El chico echó a correr presa del miedo. Temía que, además de una buena bronca, le cayeran un par de hostias que, de las manos de su padre ―que no son chicas―, era como para pensárselo mucho. Además, tal y como lo había dejado en la tienda, lo mejor era apremiar. Estos últimos días sin la madre habían sido demenciales, pasando el padre de un estado de arrepentimiento y tristeza a una repentina agonía y desorbitada ira ante la cual poco o nada se podía hacer.
Mientras corría solamente le pasaba una idea por la cabeza: «No vuelvas, mamá, no vuelvas».

viernes, 23 de octubre de 2009

Esperando

Se agota el tiempo cada día que muero porque no muero.
Se acaba la esperanza porque no hay horizonte en mi cielo.
Se cansa la tristeza de llorar mis penas en silencio.
Y aquí sigo, esperando algo que nunca llega, algo que no conozco.

jueves, 15 de octubre de 2009

Necesito

Soy del silencio de tus palabras aquellas que emanan tristeza,
de la oscuridad de tu mirada la luz del cielo infinito,
del sonido de tu risa, la caricia más suave.
Soy de lo que me queda de ti, la mitad de la nada,
del que quiso y no quiere, el verso olvidado,
de la mentira, la verdad a medias.
Soy porque de alguna forma existo aunque solo sea en el recuerdo
de cartas rotas,
de hojas secas,
de mares profundos,
de tormentas obscuras,
de lágrimas que brotan en las despedidas.
Y sigo aquí, esperando, sola, que el sueño venza al fin,
que llegue la noche sin tregua,
que duerman las estrellas,
que los gatos se adueñen de las calles.
Necesito esperarte para saber de mí.

martes, 15 de septiembre de 2009

Desconocida

No sé quién soy. Me equivoco constantemente de camino, siempre tomo la decisión errónea. No entiendo cómo puedo hacerlo todo del revés... Estoy cansada de intentar ser mejor, de esforzarme, pero de un tiempo a esta parte todo es gris oscuro, casi negro.
Ya no me reconozco frente al espejo, mi desesperación se refleja hasta en mi piel, sin luz, sin vida.
Estoy cansada de gritar, de pedir ayuda y pasar desapercibida entre el montón de gente que me rodea, soy estraña entre los míos, soy una completa desconocida para mí misma.
Hay que me dice que me tome un descanso... ¿de qué? ¿de mi trabajo? ¿de mis tareas? ¿de mi casa? ¿de mi vida? No puedo huir y es lo único en lo que pienso. No puedo dejar nada porque todos esperan demasiado de mí: esperan logros, atenciones, sonrisas... Y no puedo, no tengo ganas ni fuerza para continuar con esta farsa.
A veces quisiera ser lo suficientemente egoísta para dejarme morir, acostarme una noche y no despertar al día siguiente sin importarme nada ni nadie, pero sigo siendo una cobarde aún sabiéndome prescindible.
Ya no es silencio, ya no es oscuridad; ahora es la tristeza quien me toma y me transforma haciendo mis ganas de morir más fuertes que las de seguir adelante.

lunes, 14 de septiembre de 2009

De tu mirada


De tu mirada de luz solo me queda el recuerdo. El cariño tan inmenso que te profesé porque eras mío, mi primer, mi único mío...

Invisible

Me siento invisible. Las miradas me atraviesan y dolida de olvidos sigo mi camino como alma en pena, vagando sola, más sola que antes.
Arrojarme al vacío sería una solución como otra cualquiera, nadie notaría mi ausencia; nadie nota mi dolor, nadie sabe siquiera que sufro y sigo aquí, pidiendo a gritos de sonidos sordos que necesito ayuda y nadie oye mi voz.
Me agota este desánimo, puede más que yo. Me cuesta un imperio cada paso que doy, levantarme cada día sin esperanza de ver más luz que la del recuerdo.
¡Y qué más daría si me fuera de una vez por todas! Pero soy una cobarde, no tengo el valor suficiente, solo una ausencia terrible de ganas de continuar hacia delante.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Lo dejaré todo

¿Cómo se puede escapar de la tristeza cuando está tan bien amarrada a nuestros sentimientos?
¿Cómo se puede levantar la mirada más allá del suelo?
¿Cómo se puede olvidar lo que produjo el daño cuando lo amabas tanto?
Sé que no debería ni siquiera pensarlo,
pero el sentimiento de culpabilidad es demasiado grande.
Dejar escapar una vida que es tan tuya, verlo marcharse...
Me avergüenza pero su ausencia se come la mía.
Seguiré tu consejo, le guardaré luto y mientras tanto
no escribiré más mi tragedia.
Dejaré que el silencio aplaque los ánimos.
Déjaré que el tiempo cubra con su suave manto mis ojos.
Lo dejaré todo mientras el dolor sea más fuerte que yo misma.

viernes, 28 de agosto de 2009


Me estoy muriendo de pena...

Al borde del precipicio


Me he cansado de disimular, ya no puedo seguir con esta farsa en la que la única víctima de mis propias mentiras soy yo.
Ya no soporto ni a mi sombra que, incansable, insiste en seguir por este camino que ya no lleva a ninguna parte.
Mis pies ya no pueden seguir de puntillas al borde del precipicio, el peso de mi tristeza ha terminado por mostrarme la realidad: ya no sé quién soy, no recuerdo cómo era, ni siquiera el sonido de mi risa. Me he convertido en el papel que los demás querían que interpretara; me he quitado la máscara, me he mirado al espejo y no me he reconocido. Lo único familiar de mi pasado sigue siendo la tristeza...

lunes, 17 de agosto de 2009

7 días

Hace ya una semana que te fuiste y el dolor sigue ahí.
Sigo llorándote todos los días, buscándote en cada rincón, esperando a que vengas a mi lado solicitando un hueco bajo mi brazo, pidiendo caricias...
Sigo sintiéndome fatal por lo que te hice, culpabilizándome de tu muerte, sintiendo todos mis errores y sufriendo tu ausencia.
Alguien me dijo que es normal sentirse así, que después de la culpabilidad llega la rabia y después el dolor, y que al final llega la paz; pero no puedo, no sé descansar, pienso constantemente en ti y todos esos sentimientos vuelves azotando con fuerza mi cabeza y mi corazón.
Lo siento, lo siento tanto...

lunes, 10 de agosto de 2009

Para mi Peque... te amaré

Llegó el final


Ya sé a qué huele la muerte, ya me avisaron una vez, cuando se percibe su olor es porque está en algún sitio de la casa esperando su turno... Él lo sabía, la percibió como yo, aún así intentaba escapar de ella, salir de su prisión de cuatro paredes como si aquello significara dejar todo su dolor atrás.

Llegó el final, se rindió a las pocas fuerzas que le quedaron y se sentó a esperar, justo en ese instante empezó a desprender ese olor dulzón de muerte y tristeza, cuando sus ojos empezaron a perder el brillo, a apagarse lentamente...

Este no es otro de mis cuentos sobre la parca, no es un sentimiento mal disfrazado en versos, es la puta realidad que ha venido golpeando la puerta de mi casa para llevarse a lo que más quería de mi lado. Y ahora solo me queda llorar su ausencia, dolerme de no haber sabido ayudarle, me siento estúpida, ignorante, perdedora, egoísta... Me siento vacía, se me ha roto el corazón y el alma, y aunque ya sabía que este sería el final no he sabido afrontarlo, no quiero, no puedo.

Un minuto fue lo que él tardó en robarme el corazón cuando llegó.
Un minuto de su mirada bastaba para alegrarme el día.
Un minuto de sonrisa que era la más hermosa de todas.
Un minuto de cada día, el que tardaba en despertarme acariciándome la mejilla.
Un minuto de cada noche, el que me pedía que le hiciera sitio en mi cama.
Un minuto de su mano tocando mi cara.
Un minuto de su cariño buscando el mío.
La suma de tanto tiempo... tanto juntos, y solo un instante para verlo marchar.

Mientras se dormía, mientras se apagaba, me he acercado a su cara, le he acariciado y le he susurrado Tranquilo mi niño, yo estoy a tu lado, sabes que eres lo que más quiero en mi vida... Con las pocas fuerzas que le quedaban ha levantado su mirada hacia a mí y ha emitido un ruido, en él quiero leer Yo a ti también. Después me he marchado, no podía soportar tanto dolor.

Soy una egoísta y ahora debo pagar el justo precio de haberme alejado de su lado: sufrir, sufrir eternamente por haber decidido que era ella, la muerte, la que debía cogerle de la mano.

Ahora ya sé a qué huele la muerte porque ha estado en mi casa y me he acercado a ella.
Ahora ya sé qué tacto tiene porque al tomarlo en sus brazos la he sujetado en el vano intento de detenerla, ella ha soportado su pequeño cuerpo con una mano y con la otra me ha apartado.
Ahora ya sé qué color tienen sus ojos, porque justo en ese instante me ha clavado su mirada.
Ahora conozco el sonido de su voz porque me dijo Déjale marchar, y desde entonces no puedo dejar de llorar.

viernes, 7 de agosto de 2009

Mi historia

Quisiera ser papel para reescribir mi historia, me bastaría con una poca tinta un par de líneas donde se lea claramente:
Sólo quiero ser feliz,
Gloria

martes, 4 de agosto de 2009

Cómo curar lo incurable

Se han despertado los demonios, alguien destapó la caja de Pandora y ahora soy incapaz de detenerlos. Volví de mi ausencia y te encontré dormido, abandonado al silencio de la soledad que dejé a mi paso, y los miedos se hicieron fuerte en cuerpo hasta tomarlo y dejar sin luz esos ojos que fueron guía.
Me muero de pena, solo pensar que te perderé me parte el alma en dos.
Me mata saber que mueres y no poder hacer nada.
Me duele tu mirada perdida, tu afán por permanecer en las sombras.
Y lloro, mares y océanos, solo imaginando que ese día llegará...
Cómo curar lo incurable, cómo recuperar el tiempo perdido que aún no vivimos, que no sé si compartiremos. Perdona mi cobardía, soy débil porque te quiero, porque hemos luchado mucho juntos, porque no quiero que te rindas, porque es injusta tu agonía.
Cómo, dime, cómo sobreviviré sin ti.

Pasa el tiempo

Pasa despacio, imparable, hiriendo a cada segundo que no estás a mi lado.

miércoles, 15 de julio de 2009

Sin vivir como quiero

No sé qué hago a lo largo del día, no me cunde nada el tiempo. Cuando quiero darme cuenta se me ha hecho de noche y ya no me aguanto del sueño y el cansancio acumulados a lo largo de lo que para mí han sido unas pocas horas cuando en realidad ha pasado un día entero.
El tiempo pasa rápido cuando no pensamos en ello y lento cuando hacemos balance... No sé en qué pierdo el tiempo, no sé qué hago con mi vida que amanece un día tras otro, igual de vacío que el anterior, igual de anodino y despistado. Y antes de llegar a casa pienso "debería acabar la limpieza que empecé el domingo, solo me queda el despacho", pero debería volver a empezar, tengo que fregar el comedor de nuevo, recoger hilos y papeles, barrer otra vez, los animales dan mucho trabajo, ahora que estoy sola me doy más cuenta de esos pequeños detalles.
Tengo que planchar una montaña de ropa -si se enterara mi madre la tendría aquí al día siguiente con la plancha en ristre-, con la lavadora en marcha, volver a tender y destender, y estirar y colocar...
Y el frigorífico medio vacío. Estoy descubriendo nuevos métodos de superviviencia alargando mis víveres hasta lo impensable. ¡Qué pereza tener que ir a comprar y luego subirlo todo a mi segundo sin ascensor!
Son casi las doce de la noche, se me ha pasado otro día sin llamar a mi casa, sin saber de los míos, sin llamar al carpintero ni cambiar la bombilla fundida del pasillo, puedo vivir sin todo eso, pero es que no quiero, y así se me pasa un día y otro día y otro, sin vivir como quiero...

martes, 7 de julio de 2009

Perdido y encontrado

Se pierden...
... minutos, horas, días enteros esperando momentos que nunca llegan.
... besos, fugaces como estrellas, que pasan ante nuestros ojos y escapan.
... miradas profundas de desconocidos al fondo del vagón.
... mil te quieros por falta de seguridad o quizá de amor.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Y con suerte encontraremos...
... monedas de otros, valiosas como tesoros, que ya no tienen valor.
... sentimientos caídos de bolsillos rotos, como amantes perdidos.
... abrazos que creímos encajados, que arropan como manta en invierno.
... el cariño de una infancia perdida en el tiempo.

viernes, 3 de julio de 2009

Volveré a tu lado

Huyó. La tristeza pudo con ella y decidió que escapar sería la mejor solución, la única solución. Cogió su libreta de dibujo y el lapicero, nada más, y se fue.
Pocos días después la encontraron en un banco de la plaza de Santiago, sentada con la mirada perdida. Había consumido todas sus fuerzas en escribir una y otra vez lo mucho que lo quería, que lo echaría de menos, que no podría vivir sin él... En las últimas páginas la letra se había vuelto ilegible y había muchos versos desdibujados por las lágrimas que derramó sobre ellos.
Enloqueció de tristeza.
Aunque intentaron ayudarla, no respondía a palabras. No dejó que nadie se la llevara de aquel lugar, de aquella plaza con aquella pequeña iglesia donde años atrás habían contraído matrimonio.
No se cuánto tiempo pasó. Un día me contaron que dejó el banco; nadie sabe cuándo se fue, ni cómo, simplemente desapareció, pero hay quien dice que de vez en cuando aparecen en el banco hojas de un cuaderno de dibujo donde reza: "Volveré a tu lado".

Derrotada

Me he mirado en el espejo y no me ha gustado lo que visto...
Quisiera ser más alta y estar más delgada. Tener una tez morena y el pelo largo sin tener que pasar por el tinte para esconder las canas. Quisiera tener mejor carácter, ser más alegre, tener más amigos. Quisera haber estudiado algo de más provecho, tener un trabajo mejor. Quisiera... Quisiera ser otra persona, está claro. No me gusta nada de mí.
Así que, resumiendo: si quiero ser otra persona es que no quiero ser yo, si es así..., si no quiero ser, ni quiero estar, tampoco quiero existir.
Hoy me he levantado derrotista, derrotada.

lunes, 29 de junio de 2009

Compartimos los mismos sentimientos...

Compartimos los mismos sentimientos.
Hoy salí a pasear por vuestros mundos de tinta adornados,
de líneas infinitas de inquietantes palabras...
Cuántos sentimientos,
cuánta verdad esconden vuestros versos,
historias de miradas profundas hacia los mares más oscuros,
de lágrimas derramadas en horizontes desdibujados,
esperando la vuelta del ser amado,
de espacios vacíos y vacíos dejados por los que se fueron,
por idiotas que aman y quieren ser amadas,
por algunos que se tomaron un descanso,
por peregrinos de caminos mil veces andados...
Por todos vosotros, porque compartimos los mismos sentimientos.
Soy, somos, seres que sentimos y amamos.

domingo, 28 de junio de 2009

No puedo más

Odio los silencios, quisiera romperlos en mil pedazos y llenar la vida del ruido ensordecedor de su final.
No puedo más con ellos, no quiero más su compañía, muero de soñar que vuelves a mi lado, lo deseo tanto que a veces creo encontrarte en otros rostros.
Ya no puedo más con este vacío, con tu ausencia.

miércoles, 24 de junio de 2009

No lo olvides

Te amaré, aunque agote la lluvia de tanto llorar.
Te amaré, a pesar de los otros que olvidaron amar.
Te amaré, por todo lo hermoso de estar a tu lado.
Te amaré, del verbo ser, sentir y añorar.
Te amaré, con la distancia entre ambos.
Te amaré, descontando los días y minutos.
Te amaré, hasta que te vuelva a tener aquí.
Y a partir de ahí te amaré aún más, no lo olvides.

La pena de su mirada

Se levantó de su silla, lentamente, casi como si el tiempo se hubiera detenido; no fue más que un instante pero se me hizo eterno. La belleza de sus manos iguales que las de su madre, apoyadas sobre la mesa, contrastaba con el color de su vestido de luto riguroso. La tristeza se leía en su rostro. El cansancio de los años había hecho mella en su cuerpo y su ánimo, pero seguía teniendo un algo que la hacía especial aún estando en la tesitura de haber enterrado a su marido aquella misma mañana.
Se levantó de su silla y se apartó de la mesa. Todos callamos esperando oír algo de su boca, pero no dijo nada. Permaneció allí de pie, sin mediar palabra, mirándonos uno a uno... finalmente rompió a llorar. No había derramado ni sola lágrima en el tiempo que mi padre estuvo ingresado, le asistió día a día no solo durante esos días, sino durante toda su vida, nunca le faltó al respeto y aguantó viento y mareas... y tormentas y tempestades; aguantó todo lo que se puede aguantar y supongo que más cosas que jamás nos contará.
Lloró durante un instante, lo justo para enjuagar la pena de su mirada.

La espera

Se me hace eterna, infinita, de líneas inacabadas, casi desdibujada.
Se me antoja de colores, ora verdes ora grises, según el momento del día.
Se me hace camino pedregoso, de cantos apuntando hacia mi vida.
Y me sabe amargo hasta el segundo antes del final...
Será cuando vuelva a ser yo, cuando te vuelva a encontrar.
Será de nuevo el futuro planeado o sin nada que esperar.
Serán los besos a destiempo, inesperados, tan deseados...
Serán los abrazos, calientes de cama, de sueño tranquilo siempre a tu lado.
Será lo que un día nos arrebataron, lo que fue nuestro, volverá.
Volverás a mi lado...

viernes, 19 de junio de 2009

Si pudiera, le habría dicho tantas cosas...

La imagino, terminando de recoger las tazas del desayuno, mientras le da un último sorbo a su café y lo busca en la habitación donde se marido termina de atarse los zapatos. Se acerca a él, se apoya sobre su hombro... se miran a los ojos, se sonríen.
La rutina tras tantos años de convivencia hace que ciertos momentos hayan perdido el encanto, aún así se empeña en robarle al tiempo algún momento especial, una mirada fugaz, una caricia disimulada, un beso oculto tras el espejo.
La imagino, hablando con él, quedando en el centro para comer y discutir los útimos detalles de las vacaciones. Están ilusionados porque este año habrán cambiado el destino y las dudas la ponen nerviosa... Un pequeño cambio siempre viene bien.
Llega la hora de la despedida y lo dejan en un habitual hasta luego mientras él sale por la puerta. Ella va a llamar a sus hijos que aún no se han levantado de la cama, y de nuevo a preparar los tazones y la leche para los muchachos. No han pasado ni diez minutos cuando se oye un tremendo estruendo. La mujer queda paralizada, pierde la vista al infinito, sin querer ha dejado caer los cereales al suelo y oye mezclarse las alarmas de los coches y los gritos de los vecinos que, alertados, se han asomado a ver qué pasa en la calle. Ella ya lo sabe...
Sale corriendo esperando que su sospecha no sea cierta, pero la realidad la supera. Cuando llega al aparcamiento el coche aún sigue ardiendo y ella cae al suelo, paralizada por esa horrible imagen y se condena, ella maldice y se odia a sí misma por no haberlo retenido a su lado, por no haberle dicho te quiero antes de salir, por no haberlo amado más, por no haber...
Cree morir, pero sigue allí, en el suelo. Hay gente a su alrededor atendiéndola, pero ella ya no oye nada, no siente nada. Si pudiera, le habría dicho tantas cosas...

miércoles, 10 de junio de 2009

Volver a encontrarte

Lloraría hasta morir de deshidratación con tal de llenar los mares de amargura y vaciar mi alma de tantas penas dejando paso a la rabia que asoma de lejos gritando cual jauría de perros furiosos dispuestos a destrozar lo que se ponga a su paso. Dejar salir a lo más obscuro de mi ser, conocer al demonio que llevo dentro y permitir que tome las decisiones que jamás fui capaz, iniciar mi venganza y no dejar a nadie con vida. Y cuando todo haya acabado, dejaré caer mi cuerpo vencido de miedos y sangraré y me dejaré morir sin más esperanza que la de volver a encontrarte en el más allá...

lunes, 1 de junio de 2009

Seremos uno fuerte y poderoso

Me muero, me muero de pena porque no te tengo.
Oígo voces que susurran malditas que no te dejarán volver.
Me persiguen miradas insidiosas esperando mi caída.
Creo leer sus pensamientos maliciosos, planeando mi fin.
¿Por qué nos odiais tanto? Es vuestra envidia dichosa
la que mueve los más bajos instintos, la que os obliga,
la que os obscurece el alma y corazón, no sois nada.
¿Acaso pensáis que se agotará alguna vez nuestro amor?
No podéis hacer nada. Aunque me muera por dentro,
rebosará mi odio y me hará más fuerte, y él volverá.
Volverá para siempre a mi lado y volveremos a ser uno,
fuerte y poderoso, preparado para combatirlo todo.

Que te fueras...

Descubrir que estoy sola, que sigo sola. Me engaño pensando que pronto volverás, manteniendo falsas esperanzas en que todo será como antes, pero lo único que tengo es vacío y silencio a mi alrededor. He consumido el último suspiro de felicidad, derrochando en recuerdos y observando a cada momento tu silla, siempre ahí, sin moverse del sitio. Nada, no me queda nada. Solo tu ausencia, tu despedida incierta, un "volveré pronto" y un beso cálido en la mejilla que se borró de tanto usarlo. Es domingo por la noche, a estas horas estaríamos en el sofá viendo una película juntos... Me he levantado con una necesidad imperiosa de llamarte porque aún cumpliendo con nuestras rutinas para no perder las costumbres -por si vuelves-, me he dado cuenta de que no estás, de que no vienes, de que me mentiste el día que te dejé en el aeropuerto, de que sigo sola apesar de los pesares y que tú, donde estés, aunque me recuerdes, no me consuelas. Te necesito a mi lado, te necesito aquí, en tu casa, rodeado de lo y los tuyos. Sí, soy egoísta, pienso en mí y en mi dolor porque lo provoca tu ausencia y te necesito demasiado para perdonarte que te fueras.

domingo, 31 de mayo de 2009

Una vez más

Cerraste los ojos por última vez.
Todos quedamos en silencio, parecía que con tu último aliento se hubiera parado el tiempo... Se oyó a alguien romper a llorar, tu hermano salió de la sala para comunicar la noticia. El resto nos mirábamos a los ojos como si aún no pudiéramos asumir lo ocurrido.
Alguien cogió mi mano fuerte. Mis ojos estaban empañados en lágrimas y no pude distinguir quién fue, pero su tacto, su candor, su cariño me eran familiares. Me cogió de la cintura, se acercó dulcemente a mi cuello. Pude notar el calor de su aliento en mi oído mientras me susurraba...
Te quiero, siempre te querré...
Giré la cabeza hacia tu voz y me besaste en la mejilla. Secaste con tus manos las lágrimas que corrían por mi cara y despacio te acercaste a mí y me abrazaste una vez más.

martes, 26 de mayo de 2009

Perdón

Me pediste perdón y por todo lo que nos unió, te lo concedí.
Me pediste comprensión y por todo lo que vivimos juntos, te consideré.
Pero no me pidas que olvide porque el daño ya está hecho.
Ahora te pido paciencia porque las heridas tardan en cerrar.

lunes, 25 de mayo de 2009

Dolor

Necesito llorar este dolor tan mío; no exagero, sus palabras me han dolido.
Dejadme sentir que pierdo lo que nunca he tenido... Descubrir que de todo
De todo lo que nos dimos y sentimos, de eso no quiero más que olvido.
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Y seguir hacia delante, sin mirar atrás, por tópico que suene es, y será,
La única salvación de este vacío. Recordar que vivimos es abrir la herida
y saber que anduvimos es reconocer que sentimos y que me dueles dentro.
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Ahora deseo de nuevo los silencios que antaño alimentaron tantos versos.
Llevaba demasiado sumida en la felicidad de sentirme amada y con esto...
Debo volver a mi sentido, a mi yo más seguro, al que no se pierde sola
Porque nunca estuvo acompañada, fue solo una confusión, un anhelo.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Me quedan tantas letras como lágrimas por derramar, así sabrás siempre
Que cada sentimiento puro, dolido, capricho cual destino, será tu culpa.
Tu motivo, mi desdicha, tus pasos, un futuro incierto que espero no vuelva
A cruzarnos porque no te conoceré ni jamás lo habría querido.

Soy humana, soy piedra

Ahora lo entiendo... No sé cómo he podido estar tan ciega durante tanto tiempo, cómo he podido confundirme hasta tal punto; pero no importa, caer hasta el infierno no era más que un paso obligado en el camino, descubrir que estoy sola no es nada nuevo, pero siempre es doloroso...
Hoy me roto, me he vuelto a romper en mil pedazos; llevo un rato recomponiendo e intentando asumir que la única culpable de esta situación soy yo por haberme confundido, por haber malentendido palabras y miradas amables, por haberlas hecho amigas sin ser más que formas educadas, no más. Y ahora solo os ruego, os suplico, que la próxima vez que os pregunte por vosotros, por la salud o la familia, me dediquéis un simple "no te importa" porque así me recordaréis que estoy hecha de remiendos y apaños, que utilicé pegamento para reinventar mi alma.
Sí, es necesario. Así como pediros disculpas por mi error, por haceros perder tiempo conmigo, por dejar vuestras palabras en mi mesa y devolverme la sonrisa: lo siento. A partir de ahora os llamaré por vuestro nombre completo para que cada vez, al pronunciarlo, me recuerde este dolor, que no sois más que eso, compañeros, que no debo confundiros.
Evitaros es la solución, es mejor estar sola, no sufrir mas que por lo propio y dejar lo ajeno para otros.
No sé durante cuanto tiempo permanecerá callado mi corazón, ya no explotará, está escaldado de naufragios. Intentaré ser la roca que un día me dijeron, llevar una piedra sin latido y dejarme de arcilla blanda que solo me lleve al olvido. Inventaré una mirada fría, una sonrisa vacía y volveré a la soledad, mi destino, mi amiga, la única que no me falla, la que siempre me recibe con los brazos abiertos.
Ahora siento dolor..., aún me dura, sigo siendo humana.

domingo, 24 de mayo de 2009

Amar, odiar

También se amar, con tanta intensidad como odiar. Soy dos partes de un todo.

Sin piedad

Alimentas mi odio. El espacio se me hace eterno a tu lado y nada es como era antes de ser. Los sentimientos pierden su calor y el olvido encarece al alma que se empeña, desaliñada, en mantener las formas para no perder el apetito.
¡Quién te necesita, dime! ¡Quién! Ni yo te quiero cerca de mí, ni tú mismo y no lo sabes. Estás podrido por dentro, mientes más que hablas, escupes veneno en cada paso y prometes falsas esperanzas.
Pero porqué te sigo buscando... Te lo diré: hiciste daño a un amigo y el daño pasó a mi vida, me hiciste daño, maldito, y yo nunca perdono cuando se trata de heridas que no cicatrizan. Así que sé cauto en tus decisiones porque estaré acechando en cada momento, esperando un error tuyo para decirle al mundo... Miradlo, miradlo bien, la estupidez tiene nombre y apellidos, da valor al que no tiene proporcionándole un velo para disimular la carencia de humanidad de la tanto adolece. Y te aseguro que no tendré piedad, no, ni lo pienso.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Envenenados

Somos manzanas podridas, manzanas que brillan por fuera y que por dentro rebosan maldad; si muerdes, sangrarán tus encías y el sabor dulzón de la carne se tornará veneno en tu boca, y cuando quieras escupirlo será tarde, estarás perdido. Vomitarás tu vida, tus recuerdos, ya no tendrás sentimientos, serás uno más, envenenado de envidias y mentiras, de malos sentidos, enfermo de ira. Solo serás otra manzana más envenenada en el cesto.

Derramo silencios

Silencio, aún quedan en mi piel alguna de tus caricias recorriendo sentimientos, agarrándose desesperadas al recuerdo del momento.
Silencio, aún puedo oír tu respiración dormida junto a mí, en nuestro lecho, y pasear por tus sueños con tal de permanecer siempre a tu lado.
Silencio, tras la pasión vendrá la despedida y una vez más volveremos a ser cual Romeo y su Julieta separados por el destino.
Ahora... Grito, con todas mis fuerzas al viento, grito tu nombre junto al mío para que el ruido disimule mi desconsolado llanto, mi tristeza que de nuevo vuelve a reinar en mi casa, en mi cama, en mis manos y las palabras que derramo.

viernes, 1 de mayo de 2009

Prometo volver

Os dejo como llegué, con el silencio, con la sinuosidad de mis movimientos intentando evitar rozar siquiera vuestros corazones, con la única intención de dejar caer mis palabras por los rincones para evitar que estallara mi corazón de locos sentimientos.
Os dejo por un tiempo porque necesito ordenar mis ideas, porque llevo una temporada desbordada por lo que me rodea, por malos entendidos, por malas intenciones, desvaríos de otros que a mí también me afectan, y necesito un descanso. Necesito descansar mi llanto y mi torpeza, me estoy volviendo débil por momentos y al final este dolor acabará conmigo.
No os preocupéis por mí, no he llegado al límite, tampoco pienso abandonarme. Es solo un alto en el camino para tomar aire despacio, recobrar los sentidos y decidir de nuevo mi destino.
Me tomaré 7 días para construir de nuevo mi mundo, me reencontraré con el hombre, forjaré la tierra que quiero para mis hijos, alimentaré a los animales y los ríos, devolveré la esperanza a tus ojos, haré en seis días lo que jamás me atreví y el séptimo, descansaré... Y volveré para contaros, para deciros, que siempre os llevé en mi corazón.

miércoles, 22 de abril de 2009

El último beso

Decidí esperar, no sabía quien podría venir a casa y además no esperaba visitas. Si volvía a sonar el timbre me acercaría despacio, sin hacer ruido para asomarme a la mirilla y decidir después. Pero no volvió a sonar, y con cierta decepción, casi queriendo que alguien viniera, me fui con la angustia y la pena de seguir estando un día más sola en mi casa, en mi habitación, en mi cama; me fui a esconderme bajo el edredón a la espera del juicio final.
Dormí y dormí, no sé las horas... Solo me levanté para echarles de comer a los gatos y limpiarles la arena; nada más.
A los pocos días volvieron a llamar al timbre. ¿Qué hago? ¿Me levanto? Qué pereza... Pero, ¿y si es él, y si ha decidido volver? Esas palabras resonaron en mi cabeza y cuando quise darme cuenta estaba descalza, tras la puerta principal, moviendo la tapa de la mirilla. La muerte llamaba a mi puerta, la negra parca con su arma letal. Bajé la mirada y me eché a llorar. Miré a mi alrededor, todo parecía haberse vuelto gris, no había más que silencio y con la mano temblorosa abrí la puerta...
Como último deseo Ella se presentó frente a mí como si fuera él -hermoso y cruel deseo-, pero quise morir en sus brazos y besar su boca por última vez.

El valor de tu ausencia


Tengo una pena que me acompaña allá donde vaya, que le ha robado el brillo a mis ojos, el sonido a mi risa y oscurecido mis pasos.
Tengo un dolor que no cesa, que me atormenta de día y de noche, cada vez que pronuncio tu nombre, cuando saboreo tu recuerdo.
Tengo un vacío en el alma que me impide continuar, una tristeza inmensa que pesa más que los años.
Y es que el silencio en mi casa se me hace amargo, pesado y largo, tan largo mientras espero tu regreso...

jueves, 9 de abril de 2009

Perdona

Perdona, por todos los besos que no ti, por las miradas a destiempo, por las caricias perdidas en el viento.
Perdona, por los abrazos insulsos, por las palabras vacías y el sonido sordo de mi voz cuando decía te quiero.
Perdona, porque no fui capaz de amarte como mereces ni aprendí a odiarte como quisiera.
Son deseos, sentimientos encontrados, cansados de caminar sin rumbo fijo por el mismo sendero.

lunes, 6 de abril de 2009

Adiós sin despedida

Hoy no he podido darte las buenas noches y me voy a la cama, resignada, sin ganas porque me falta algo... Me faltas tú.
Desde que te fuiste me prometí a mí misma que no pasaría un día en el que no me despidiera, en el que no te dejara un mensaje o una llamada perdida, en el que no recordara alguno de tus besos y esos abrazos que tanto me alimentan.
Hoy no he podido despedirme de ti y se me parte el alma. No quiero pensarlo, pero lo hago, y es que debo vivir cada día como si fuera el último. No quiero dejarte -ni que me dejes- sin que sepas que lo eres todo para mí. Así que me voy a dormir con mil lágrimas diciendo en alto, por cada rincón de mi casa que aún preserva tu esencia, que.. me faltas tú.
Descansa mi niño, duerme tranquilo. Ya he recobrado la calma. Desde ahora velaré tus sueños hasta mañana que me despida solicitando ese amor que hoy no te di.
Te quiero.

Dolor de cabeza

Ya no merece la pena seguir luchando. Me siento como si cortara humo con una espada de papel. Haga lo haga él siempre será más grande, más fuerte que yo; y por más que me empeñe en alejarlo de mí no consigo siquiera moverlo un centímetro del suelo.
Vive aquí, en mi casa, duerme en cama, come en mi mesa, de mi mismo plato. No cesa de mirarme fijamente a los ojos, a veces noto como aprieta sus manos contra mi nuca, como estruja mi cabeza y aprieta mi corazón, ciñe toda su fuerza contra mi cuello y me deja sin respiración...
Quisiera morir en una de estas, dejar de sufrir de una vez. Ya no valen de nada las mil pastillas que me recetaron, ninguna sirve contra él.

Fin

Quisiera dejarme llevar por la lluvia, mojada de recuerdos.
Quisiera olvidarme en el papel, en la tinta de tus versos.
Quisiera quedarme en fotografía, al fondo de un cajón.
Quisiera que dejara de dolerme este inmenso dolor.
Quisera hablar aromas de sentimientos puros.
Quisera acabar con él de una vez por todas.
Quisiera pintar los huecos de su ausencia.
Quisiera azular los espacios en blanco.
Quisiera no tener que querer más.
Quisiera olvidar y no puedo.
Quisiera amar, sin más.
Quisiera no seguir ya.
Quisiera mi morir.
Si tú quisieras.
Te querría.
Yo solo.
Sola.
Fin.

sábado, 4 de abril de 2009

Te amaré y después

Te amaré, te amaré como al mundo.
Te amaré aunque tenga final.
Te amaré, te amaré aunque en lo profundo.
Te amaré como tengo que amar.

Te amaré, te amaré como pueda.
Te amaré aunque no sea la paz.
Te amaré, te amaré lo que queda.
Te amaré cuando acabe de amar.

Te amaré, te amaré si estoy muerto.
Te amaré al día siguiente además.
Te amaré, te amaré como siento.
Te amaré con adiós, con jamás.

Te amaré, te amaré junto al viento.
Te amaré como único ser.
Te amaré hasta el fin de los tiempos.
Te amaré y después ... te amaré.

Canción de Silvio Rodríguez

Leí una historia de amor incondicional, un historia tan emotiva que cada vez que la repaso no puedo avitar echarme a llorar. El autor tiene esta canción en el post, he querido poner la letra por si alguien no la conoce, lo mejor es oírla con la música...

Sin conciencia

Cómo decirte que murió de pena, sola y abandonada. Porque no hay palabras para describir la inmensa tristeza que encoge mi corazón cuando encuentro vidas como la suya...
La historia gira en torno a nosotros sin darnos cuenta de todo lo que nos rodea, de la maldad y crueldad de nuestros semejantes, tan indignante, tan humillante, que a veces me avergüenzo de ser su igual. Maltratadores, asesinos. Son nuestros amigos, vecinos o familiares los que asignan el golpe letal sin inmutarse siquiera, sin parpadear, sin conciencia. Así murió ella, sola y abandonada, hambrienta y harta de sufrir, comida por la tristeza, golpeada casi hasta la muerte, en una cuneta, como un trasto inservible...
¿Quién es el animal? ¿Quién?

viernes, 3 de abril de 2009

Volver del viento

Dejé que me llevara todo lo lejos que supiera, por senderos y caminos que nunca recorrí. Descubrí nuevos mundos que ni en sueños pensé que existieran y aún así, a pesar de tanta belleza, de tanta paz y silencio, necesitaba volver a mi casa.
Le supliqué que parara, estaba cansada del viaje, y detuvo su movimiento limpiamente, apenas sentí su aliento.
Me bajé de sus manos y se alejó unos metros, agachó la cabeza pesada de tristeza.
-- Nunca te dejaría, lo sabes. -- Le susurré.
Se dio media vuelta y se alejó con premura.
Por más que corrí tras él no conseguí alcanzarlo. Desandé lo andado, olvidé lo aprendido y desconocí lo sentido. Reencontré mi ruido y mi compañía.
Todo volvió al pasado.
Habiendo transcurrido algunos años, un vacío en mi corazón quedó prendado sin precio ni valor para vosotros, quise cubrirlo de lirios blancos para disimular su tibieza.
Supe de su amor por los recuerdos.
Supe de su calor por el color de sus fotos.
Supe de su olor por la esencia de su velo.
Supe de lo vivido porque dejé de sentir en aquel justo momento...
Tengo en un cajón guardada brisa fresca que me traiga sus besos, pequeños ósculos que antaño fueron pasión.
Espero con impaciencia cruzarme de nuevo en su camino, volver a dejarme a llevar por su viento indeciso..

viernes, 20 de marzo de 2009

Porque...

Miedo.
Porque ayer, aun rodeada de amigos, me sentía invisible.
Porque de camino al restaurante, caminé sola.
Porque de pronto me vi andando, con la mirada perdida, por mitad de la ronda. Vi mi cara iluminada por los faros un coche y grité, grité con todas mis fuerzas desde mi posición de espectador, pero mi otro yo no me oía, continuó caminando con la mirada perdida...
Porque sentí horror y evité mirar.
Porque me encogí y empecé a temblar.
Porque me sentí capaz de eso y de más y nadie se dio cuenta de mi sentimiento.
Porque ya no me detendría nada.
Porque esa loca osadía es por lo que siento miedo...

lunes, 16 de marzo de 2009

No sentir

Quisiera no manifestar mis sentimientos, dibujar una leve sonrisa y no cambiar el gesto de mi cara, que todos piensen que soy feliz, que nada me puede, que nada me afecta...
Quisiera no sentir mi corazón latiendo, desaforado, descontrolado, sin sentido ni ritmo, quisiera mantener un compás constante que no altere nunca mi tensión, que todos piensen que soy feliz, que nada me puede...
Quiera no cambiar de color, palidecer para siempre, que la blancura de mi piel manifieste la nada que siento y una brisa de colorete que diga a que estoy viva, para que todos piensen que soy feliz...
Quisiera no sentir.

martes, 10 de marzo de 2009

De color

Ayer me sentía roja, hoy me siento azul.

Muerte

-- Si te molesta el gato ese, echa veneno y ya está. Eso funciona a las mil maravillas, donde vive mi cuñado había una familia completa de mininos, lo echó al rededor de su casa y como le sobraba, lo echó también en el jardín donde suelen echarle de comer las locas estas que se dedican a proteger animales, y al día siguiente habían caído tres: una mamá y dos canijos.

La mujer reía escandalosamente, mientras el vecino de al lado apuraba su cigarro.

jueves, 5 de marzo de 2009

El roce de tus palabras

Sin querer caer en la rutina de las palabras de amor, hay quien con sus versos tristes de añoranza me han inspirado estas líneas, y es que...
El roce de tus palabras, simplemente el sonido de tu voz, hace que desee levantarme cada mañana a tu lado, que el primer rostro que bese cada día sea el tuyo, que las primeras manos que enrede con las mías, sean las tuyas... Unidos al unísono, caminando el mismo camino, tocados de la cintura. Pero es ahora que no tengo a mi lado, cuando despierto sola y la única figura con la que convivo es mi sombra..., es ahora que descubro que tus palabras me rozan y despiertan en mi cuerpo, en mi alma y mi corazón ese calor que desprende tu cuerpo en la noche junto al mío, esa luz que ilumina nuestro camino, el futuro, el amor, nosotros...

miércoles, 4 de marzo de 2009

Agradecimientos

Realmente me emociona el ver que alguien a quien conozco hace tan poquito piense en mí a la hora de darme un premio. Ana te agradezco de corazón que te hayas acordado de mí al otorgarme el premio al blog Pergamino de Poemas que hace honor al título de mi sitio.


Pero no solo a Ana, a todos los que me visitáis y me leeis, mil gracias, por estar ahí, por apoyarme y animarme en los momentos bajos, por dejarme hermosas palabras que siempre despiertan en mí una sonrisa, a todos, amigos conocidos y desconocidos, para todos vosotros también es este premio que Ana me ha otorgado.
Dejadme compartirlo con vosotros.

martes, 3 de marzo de 2009

Partido en dos

Si no te amara incondicionalmente, mi mundo se partiría en dos...

10 razones

Me he propuesto hacerme una lista de las diez primeras cosas hermosas que me vengan a la mente para intentar darle un poco de color a mi sonrisa, redescubrirla, rescatarla del olvido y la tristeza...
1.- ÉL, siempre él. TT
2.- Mis niños, Gris, Peque y Bichito.
3.- Mi madre, tan lejos y a la vez tan cercana.
4.- Mi hermana, mi misma voz, palabras tan distintas.
5.- Mis hermanos, cinco caminos por recorrer.
6.- Mis sobrinos, el futuro.
7.- Mis amigos, las risas más auténticas.
8.- La palabra, mi arma contra el destino.
9.- La desesperación, en mi búsqueda por la felicidad.
10.- La felicidad tan buscada, desesperada por encontrarla...

lunes, 2 de marzo de 2009

Escapar de mí

Quisiera escapar de mí misma, de mi mente, de mi cuerpo, de mis pensamientos que me engañan, que se han empeñado en convencerme de que fuera hay algo mejor, de que mi vida está sumida en un sueño del que no despertará jamás.
Hoy me he despertado como el día, nublada, fría, lluviosa, triste, sin sol, ni luz, ni sombras... No había ni un ápice de frescura en mi mirada, oculta tras un velo de tristeza que no soy capaz de apartar por más que lo llore.
Y en esta situación en la que solo pensaba en volver a ocultarme debajo de mi edredón, en el que contaba los minutos para el fin del día, del trabajo en el que se ha convertido vivir cada momento, cuando tiré la toalla y empecé a sentir la necesidad de abandonar hasta el aire que respiro, de olvidarme de todo, de todos... En esta situación, mis pensamientos cobran más fuerza, y empujan, empujan fuerte, los noto golpearse en mi interior, empeñados en salir. Esa vida imaginaria, esos sueños, todo cobra sentido, todo es posible, pero mi miedo a enfrentarme a una nueva vida, de empezar de cero, me impide abrir el camino.
El miedo... Y tú, que aún te espero, sé que queda vida detrás de tu ausencia, que algún día volverás a mi lado y dejaré de soñar, y podré aferrarme de nuevo a tu cuerpo, a la realidad que deseo.
Todos deberíamos tener secretos, es importante esconder ciertos sentimientos, echar un candado a esa parte oculta del corazón y tirar la llave para que nadie ajeno acceda a los más profundos deseos y anhelos.

domingo, 1 de marzo de 2009

El amor

El amor es extraño, la mayoría de las veces te convierte en un estúpido capaz de mover montañas a cambio de un solo beso.
Le conozco, he coincidido con él en varias ocasiones, le he mirado a los ojos y he pronunciado sus nombres. Lo conozco por amores que fueron míos y por otros ajenos que, por cercanía, también he compartido, vivido, sufrido...

Conozco el amor porque es lo único que sale de mi boca cuando pronuncio su nombre.

jueves, 26 de febrero de 2009

miércoles, 25 de febrero de 2009

Siento

Siento celos del aire que respiras, sed del agua que bebes y envidia de los que comen a tu mesa.
Siento hambre en cada paso, tristeza en cada alegría... eso, porque no te tengo.
Siento tu aliento cada vez que me acuesto, tu abrazo sobre mi pecho, tu calor que es tan mío...
Siento que te has ido y que yo me voy yendo, ambos por caminos distintos, y así termina un día y otro día, y otro... Después de tanto tiempo tiempo me doy cuenta de que sigo sola, pero ahora ya no siento miedo, únicamente me queda tu ausencia, el silencio y tu vacío.

domingo, 22 de febrero de 2009

Un regalo

Hoy me han hecho un regalo... Premio al Blog con Esencia.



Quizá haya quien piense que este tipo de regalo es insignificante, que carece de importancia, pero para mí ha significado mucho...
Gracias a Mari, sabes que te sigo desde hace tiempo, gracias por estar ahí y ayudarme en mis momentos bajos, siempre tienes una palabra hermosa para mí y, aunque no te conozco en persona, creo que debes ser tan hermosa como tus mismas intenciones, gracias.
Y tal y como tú has hecho en tu blog, supongo que me toca a mí nominar ahora, el problema es que mi círculo de amigos es mucho más limitado que el tuyo...
Por lo que significan para mí:
http://molinsstyle.blogspot.com/ Antonio
http://ojos-color-miel.lacoctelera.net/ Miel
http://sangredemar.blogspot.com/ Sangre
http://alexiscoald.blogspot.com/ Alexis

Por su increíble labor:
http://www.protectoradeciudadreal.org/ APAP Ciudad Real
http://cuencanimal2.blogspot.com/ CuencaAnimal
http://eljardinetdelsgats.wordpress.com/ El Jardinet dels gats
http://www.caracterfelino.es/ Carácter Felino

Por seguirme:
http://locopordefecto.blogspot.com/ Ana
http://amor-graciasporexistir.blogspot.com/ Black Angel

jueves, 19 de febrero de 2009

Mil lágrimas

Nunca me acostumbraré a las despedidas y seguiré llorando mil lágrimas, otras mil, y mil más...

lunes, 16 de febrero de 2009

15 consecuencias de la soledad

1.- He perdido mi nombre.
2.- Ya no recuerdo el sonido de mi propia voz.
3.- Mis labios no se despegan.
4.- No sé a qué saben mis besos.
5.- No trasmiten calor mis abrazos.
6.- Me pierdo en el camino de siempre.
7.- Se ha secado mi mirada.
8.- Me desdibujo.
9.- Me decoloro.
10.- No siento ni el roce en la mejilla.
11.- No percibo olor alguno.
12.- Los árboles no me dejan el bosque.
13.- El ruido del barullo se ha metido en mis oídos.
14.- Mi vida ya no tiene sentidos.
15.- Sin sentido, ya no hay vida.

sábado, 14 de febrero de 2009

Estoy sola

Sola. Por fin estoy sola. He decidido apartarme del ruido, de la compañía, de conversaciones, de amigos y desconocidos, de todo y de todos... Estoy sola y ahora es cuando veo lo pequeño que es el mundo, el espacio; lo lento que pasa el tiempo, las horas.
Las habitaciones se me hacen enormes y a la vez pequeñas, creo querer salir, ver cosas, pero solo es una creencia, falsa como muchas otras, solo una ilusión, porque al final todo se limita a estas cuatro paredes que parecen crecer hacia arriba cuando hablo de ellas.
El blanco de la pintura se me antoja de mil colores, los cuadros se deforman, las ventanas se oscurecen, se hace permanentemente de noche y vago por los pasillos cual fantasma encadenado a sus recuerdos.
Esta tarde he subido el volumen del televisor para anular el resto de los ruidos que venían de fuera y me he hundido en el bullicio; me apetecía pan y he comido trigo, tenía sed y me he ahogado en lágrimas... ¡Pero qué digo! Ya no sé ni lo que escribo, solo sé una cosa: estoy sola.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Lloré un mar

Ahora comprendo que se puede llorar un mar... Vivo en mi propio océano de tristeza.
He inundado las habitaciones de mi casa de tantas lágrimas derramadas y ahora nadamos en vez de andar. Mis gatos viven en lo alto de los muebles, saltan de un lugar a otro y sobreviven pescando desalientos y recuerdos, duermen sobre la espuma de mis silencios, y en la noche se les oye llamarme, como cantos de sirena, buscándome entre las olas. Y en las noches de tormenta, cuando se levanta tempestad, me siento cual coloso Neptuno, rey del mar, dueña y señora de este pequeño mundo que me rodea, de las aguas salidas de mis penas.

Nimiedad

Hoy me siento nimia, si es que se puede aplicar ese adjetivo a las personas... Me siento pequeña e insignificante, me siento perdida.
Sigo empeñada en estar sola, agradezco la compañía, pero no la busco, prefiero el silencio. Mis conversaciones no pasan de tres líneas y mi mirada ha perdido la luz, la siento seca, como mi boca, que ha perdido el sabor de las palabras de apenas cruzarlas.
Me siento nada, como siempre.
La tristeza ha echado raíces en mi espalda y se ha enredado hasta cargarla. Me apuñala, me maltrata, me susurra al oído cosas vanas. Trato de cerrarme en banda para no escucharla y quisiera escapar de todo, vivir dormida.
Un día más de desesperanza, un día más de larga espera.

martes, 10 de febrero de 2009

El chico azul

Anoche soñé con él, pensé que solo era parte de leyenda de alguno de los sueños malditos, pero no, existe en verdad, cualquier día os encontraréis con él en el trascurso de un mal sueño, de un buen sueño, no importa... Aparecerá y se quedará detrás de cualquier rincón, acechando con su mirada amarillenta cada movimiento, y cuando os déis cuenta de su presencia parecerá que se ha detenido el tiempo y creeréis haber tomado las riendas de vuestro sueño, pero no es así. Justo cuando uno toma conciencia de su ser es cuando él se adueña de tus pensamientos y puede atraparte para siempre en el subconsciente. No hay escapatoria.
Anoche lo ví, por primera vez cruzamos nuestras miradas, ahora sé quién es, lo reconocería si me lo cruzara, el problema es que no estoy segura de si vivo en mi realidad en sus sueños...

lunes, 9 de febrero de 2009

Vivir dormida

A veces deseo vivir dormida, sin esperar el despertar, dejarme llevar por lo que mi subconsciente dicte sin oír consejos de nadie, simplemente caer en el olvido de la gente, en el silencio de lo que me rodea, no molestar nunca más.

sábado, 7 de febrero de 2009

Porque te quiero

Claro que tengo palabras hermosas, palabras de amor con las que llenaría el cielo de estrellas si cada una ellas fuera una lágrima derramada por tu ausencia, o un océano repleto de peces si cada uno fueran los besos que te aguardan...
Claro que sí, que siento porque que te quiero.

Te espero

Estoy agotando todas mis sonrisas, mis miradas vivas y la alegría de mi compañía.
Ya no cuento chistes ni hago gracias, ya no reacciono a llamadas de atención, ni miro a los ojos cuando me hablan.
Ya no me apetece salir, ni estar con nadie, evito a toda costa la compañía.
Solo aguardo con impaciencia el momento de llegar a casa con la falsa esperanza de que en alguna ocasión te encontraré en ella.
Solo espero el momento de la soledad de mi almohada para llorar mis penas y alimentar el silencio que ahora reside en mi alma.
Solo espero que vuelvas...

jueves, 5 de febrero de 2009

Vuelve

Me hice la promesa a mí misma de que soportaría tu partida estoica, de que sería capaz de aguantar todo el dolor que empecé a acumular desde que supe que te irías, pero no, no pude.
Pasé largo rato observando a la gente, comentando mil detalles, recordando los momentos más hermosos, hablando de naderías con tal de evitar el inevitable adiós, y fue cuando me dijiste: porqué no me miras a mí... Entonces rompí a llorar.
Dijeras lo que dijeras, en mi cabeza solo resoban las mismas palabras "se va, se va", y me muero ahora de pena y cada vez que lo pienso, no lo puedo evitar.
Estuve esperando a que se encontraran nuestras miradas durante un largo rato, te busqué entre la gente a lo lejos, pero no me viste, era inútil gritar, levanté el brazo varias veces, pero no hubo forma de hacerte saber que seguía allí, que aún sigo allí esperando a que me veas, a que me lances un último adiós, un último beso...
Y allí te esperaré, a sabiendas de que tardarás en volver, porque allí se quedó mi alma rota, perdida entre el bullicio. Solo volvimos a casa mi corazón roto y yo, discutiendo quién de los dos descansaría antes, al final no hubo acuerdo.
Procuraré escribirte todos los días, y desearía que todo fuera hermoso, pero no puedo, me cuesta trabajo conciliar el sueño, todas los noches me acecha el dolor de cabeza -no sé si por el cansancio o la tristeza-, estoy abatida, sin ganas de nada. Solo hace dos días que te has ido y se me hacen eternos.
"Vuelve, vuelve", ahora solo oigo eso en mi mente.
Vuelve...

De todo...

De todas las palabras, la más triste es tu ausencia.
De todos los sonidos, el más hermoso tu voz.
De todos los arrullos, el más cálido es tu abrazo.
De todas las almohadas, la más cómoda, tu pecho.
De todo... eres para mí más perfecto.

martes, 3 de febrero de 2009

Vuelve a mi lado

Me muero de no tenerte a mi lado...
Con tu ausencia se me ha apagado el alma
y se me ha partido la luz,
no encuentro el camino
porque no soy capaz de apartar este llanto
que no consuela mi dolor.
Mi tiempo apenas pasa,
se detiene implacable alargando esta agonía.
Vuelve, vuelve a mi lado...