viernes, 28 de agosto de 2009


Me estoy muriendo de pena...

Al borde del precipicio


Me he cansado de disimular, ya no puedo seguir con esta farsa en la que la única víctima de mis propias mentiras soy yo.
Ya no soporto ni a mi sombra que, incansable, insiste en seguir por este camino que ya no lleva a ninguna parte.
Mis pies ya no pueden seguir de puntillas al borde del precipicio, el peso de mi tristeza ha terminado por mostrarme la realidad: ya no sé quién soy, no recuerdo cómo era, ni siquiera el sonido de mi risa. Me he convertido en el papel que los demás querían que interpretara; me he quitado la máscara, me he mirado al espejo y no me he reconocido. Lo único familiar de mi pasado sigue siendo la tristeza...

lunes, 17 de agosto de 2009

7 días

Hace ya una semana que te fuiste y el dolor sigue ahí.
Sigo llorándote todos los días, buscándote en cada rincón, esperando a que vengas a mi lado solicitando un hueco bajo mi brazo, pidiendo caricias...
Sigo sintiéndome fatal por lo que te hice, culpabilizándome de tu muerte, sintiendo todos mis errores y sufriendo tu ausencia.
Alguien me dijo que es normal sentirse así, que después de la culpabilidad llega la rabia y después el dolor, y que al final llega la paz; pero no puedo, no sé descansar, pienso constantemente en ti y todos esos sentimientos vuelves azotando con fuerza mi cabeza y mi corazón.
Lo siento, lo siento tanto...

lunes, 10 de agosto de 2009

Para mi Peque... te amaré

Llegó el final


Ya sé a qué huele la muerte, ya me avisaron una vez, cuando se percibe su olor es porque está en algún sitio de la casa esperando su turno... Él lo sabía, la percibió como yo, aún así intentaba escapar de ella, salir de su prisión de cuatro paredes como si aquello significara dejar todo su dolor atrás.

Llegó el final, se rindió a las pocas fuerzas que le quedaron y se sentó a esperar, justo en ese instante empezó a desprender ese olor dulzón de muerte y tristeza, cuando sus ojos empezaron a perder el brillo, a apagarse lentamente...

Este no es otro de mis cuentos sobre la parca, no es un sentimiento mal disfrazado en versos, es la puta realidad que ha venido golpeando la puerta de mi casa para llevarse a lo que más quería de mi lado. Y ahora solo me queda llorar su ausencia, dolerme de no haber sabido ayudarle, me siento estúpida, ignorante, perdedora, egoísta... Me siento vacía, se me ha roto el corazón y el alma, y aunque ya sabía que este sería el final no he sabido afrontarlo, no quiero, no puedo.

Un minuto fue lo que él tardó en robarme el corazón cuando llegó.
Un minuto de su mirada bastaba para alegrarme el día.
Un minuto de sonrisa que era la más hermosa de todas.
Un minuto de cada día, el que tardaba en despertarme acariciándome la mejilla.
Un minuto de cada noche, el que me pedía que le hiciera sitio en mi cama.
Un minuto de su mano tocando mi cara.
Un minuto de su cariño buscando el mío.
La suma de tanto tiempo... tanto juntos, y solo un instante para verlo marchar.

Mientras se dormía, mientras se apagaba, me he acercado a su cara, le he acariciado y le he susurrado Tranquilo mi niño, yo estoy a tu lado, sabes que eres lo que más quiero en mi vida... Con las pocas fuerzas que le quedaban ha levantado su mirada hacia a mí y ha emitido un ruido, en él quiero leer Yo a ti también. Después me he marchado, no podía soportar tanto dolor.

Soy una egoísta y ahora debo pagar el justo precio de haberme alejado de su lado: sufrir, sufrir eternamente por haber decidido que era ella, la muerte, la que debía cogerle de la mano.

Ahora ya sé a qué huele la muerte porque ha estado en mi casa y me he acercado a ella.
Ahora ya sé qué tacto tiene porque al tomarlo en sus brazos la he sujetado en el vano intento de detenerla, ella ha soportado su pequeño cuerpo con una mano y con la otra me ha apartado.
Ahora ya sé qué color tienen sus ojos, porque justo en ese instante me ha clavado su mirada.
Ahora conozco el sonido de su voz porque me dijo Déjale marchar, y desde entonces no puedo dejar de llorar.

viernes, 7 de agosto de 2009

Mi historia

Quisiera ser papel para reescribir mi historia, me bastaría con una poca tinta un par de líneas donde se lea claramente:
Sólo quiero ser feliz,
Gloria

martes, 4 de agosto de 2009

Cómo curar lo incurable

Se han despertado los demonios, alguien destapó la caja de Pandora y ahora soy incapaz de detenerlos. Volví de mi ausencia y te encontré dormido, abandonado al silencio de la soledad que dejé a mi paso, y los miedos se hicieron fuerte en cuerpo hasta tomarlo y dejar sin luz esos ojos que fueron guía.
Me muero de pena, solo pensar que te perderé me parte el alma en dos.
Me mata saber que mueres y no poder hacer nada.
Me duele tu mirada perdida, tu afán por permanecer en las sombras.
Y lloro, mares y océanos, solo imaginando que ese día llegará...
Cómo curar lo incurable, cómo recuperar el tiempo perdido que aún no vivimos, que no sé si compartiremos. Perdona mi cobardía, soy débil porque te quiero, porque hemos luchado mucho juntos, porque no quiero que te rindas, porque es injusta tu agonía.
Cómo, dime, cómo sobreviviré sin ti.

Pasa el tiempo

Pasa despacio, imparable, hiriendo a cada segundo que no estás a mi lado.