jueves, 28 de septiembre de 2006

Mi humor

Ojalá me hubieras conocido a los ventitantos, fue mi mejor época.
Me liberé de unas cadenas que me habían mantenido atada a quien dejó de ser mío hacía mucho tiempo, a quien ya no despertaba en mí más que vacío. Fue un despertar de muchos años de silencio, de verme sola sentada en una silla al fondo de la habitación. Aparecieron sueños olvidados y sensaciones nuevas, y empecé a vivirlo todo con una intensidad desatada. Disfrutaba de cada instante sin importarme nada.
Sé que si me hubieras conocido entonces habríamos compartido el vicio del cigarro, - vicio que abandoné hace ya más de un año-; y, seguramente la copa, -también aparcada de mis fiestas-. Hubiéramos charlado toda la noche sin descanso, compartiendo los buenos y los malos momentos, contándonos todo tipo de anécdotas de la niñez... todo eso sin casi conocernos y sin perdernos la mirada.
Sé que a la mañana siguiente, compartiríamos el café en la cocina, nada más que eso, nada de sexo, -para eso necesito más confianza-. Nos haríamos promesas de futuros próximos o lejanos o, quizá inciertos. Te sonreiría como si fuera la última vez y te besaría en la mejilla como al amante que jamás vuelve.

Han pasado ya casi diez, ahora ando rozando los treinta y muchas cosas han cambiado.
Ahora soy más seria, más sentada; ahora sé lo que es la vida, el trabajo que cuesta mantener un techo, una casa semidigna en la vivir, y un estómago que llenar a diario. También he aprendido un par de lecciones sobre la gente, los amigos; a sobrellevar los cambios en la vida de aquellos a los que quieres, esas épocas en los que unos se van y otros nuevos llegan... a intentar encajar esos golpes que a veces hacen perder el equilibrio.
Sigo sonriendo y disfrutando de la vida, pero algo más cansada al final del día. Quizás no me inviten a muchas fiestas, es verdad, tengo que reconocer que mi humor, -cambiante, descarado, indiscreto, dolorosamente sincero...- , no es plato de gusto para todas las mesas. Pero quien me conoce me quiere como soy, en eso consiste la amistad, ¿no?

Cuando...

Cuando los silencios duelen.
Cuando las palabras se vuelven mentirosas y las miradas hirientes.
Cuando no queda nada que decir.
Cuando hasta el más pequeño espacio se convierte en infinita distancia.
Cuando los pasillos son laberintos.
Cuando las sonrisas se vuelven huecas.
Cuando tus roces se tornan veneno extendiéndose por mi piel...

No queda más que decir adiós.

miércoles, 13 de septiembre de 2006

Para describir tu persona no conozco las palabras suficientes, ni siquiera tengo bastante papel para dejarlo por escrito... Y no es que me falten letras ni folios ni tinta.

Tú eres, tienes, das, sientes, compartes...
Tu sinceridad, tu sencillez, tu humildad.
Tu fidelidad, tu amistad, tu compañía.
Tus miradas, tus caricias, tus abrazos, tus besos.

Estoy segura: soy la mujer más afortunada del mundo porque tengo a mi lado a la mejor persona que podría desear.

Lo eres todo para mí.

Sentido sinsentido

Quiero ser de hielo. Quiero que lo absurdo, lo estúpido, que lo hiriente, que todo lo malo... pase, me resbale, pula mi cuerpo para la próxima vez dejarlo caer más rápido.
Quiero ser fría. Que nada me traspase, que nada llegue a mi corazón, excepto aquello que yo elija.

Hoy es de esos días en los que alguien, porque sí (¿por qué no?), alguien decide gratuitamente hacerte daño, herir tus sentimientos, ofender con la palabra.
¿Da más licencia la edad, el conocimiento, la experiencia...? Mi conocimiento y mi educación me dicen que guarde silencio, que aguante el tipo. De pronto me siento como una roca, inmóvil; el viento arremete contra mí, y procuro no apartar la mirada del epicentro.

Amaina el tiempo. Vuelvo a ser yo. No soy roca ni hielo, soy persona que piensa, que siente. Quizás debí devolver la pelota con furia, pero opté por guardarla en el bolsillo por si alguna vez la necesito.

Quisiera saber cómo evitar que las palabras necias lleguen tan lejos, que sacudan mis sentidos y me estropeen la sonrisa para el resto del día.

lunes, 11 de septiembre de 2006

Soy

Soy.

Soy un poco de todo y un todo de nada.
Soy en parte felicidad y en parte tristeza.
Soy verdad, soy mentira.
Soy sueño y realidad.
Soy tuya.
Soy silencios, eternos silencios...
Soy la palabra escrita, y la que nunca pronunciaré.
Soy sentimientos.
Soy lágrimas.
Soy recuerdos.
Soy, simplemente.

Dónde

Me desperté llorando por el dolor que me producían tus palabras... Sabía que sólo era un sueño, pero tuve durante el día entero esa sensación presionando mi pecho, ese miedo al vacío en que se convertía mi vida con tu ausencia.

¿Dónde quedarán mis sueños? ¿Dónde la palabra y el silencio?

Olvidar, sentir, respirar la obscuridad que me rodea.

jueves, 7 de septiembre de 2006

El pasado

Olvidar que le tuve a mi lado sería engañar a mis recuerdos...
Hablar del pasado es despertar esos fantasmas que aún habitan en el fondo del último cajón del armario.
Sentir de nuevo los resquicios de un amor fallido que siempre me enseñó algo nuevo para el camino.
Pensar si tomé las decisiones correctas, qué hubiera sido de mí si hubiera escogido cualquier otra opción.
Ya no importa. Me gusta mi presente.