lunes, 30 de octubre de 2006

Muerta y enterrada

Subir, llegar a lo más alto antes de darte cuenta incluso de que asciendes. El presente se convierte rápidamente en pasado, en un solo instante. Y la cima es hermosa, las vistas, espectaculares, pero no hay sitio para todos...
Caer, caer despacio, sentir el dolor a cada segundo del infinito descenso. Ahora, volver al pasado, volver a no ser nada, vacío, silencio y obscuridad. Somos tantos, no conozco miradas, pero advierto su aliento...

Esperanza, muerta y enterrada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El pasado deja de existir mañana...el hoy será ayer...y el futuro, hoy...demasiado compleja la vida..pero es la que hay..Un saludo de...Noc_

Anónimo dijo...

Sencillo cada día. Cada paso, cada aliento. Sin darnos cuenta respiramos y el tiempo pasa a través nuestro.
Sin más. Sin complejidad.
Todo sencillo, un segundo tras otro, un día tras otro, un instante tras otro, un aliento tras otro.

Que efímero el tiempo, que densa la vida, que extraño el camino que a cada cual nos guía.

Anónimo dijo...

El vacio: ese "no sentir".
El dolor de la nada en tu piel. Su aliento. Ese que no hace más que confirmarte que no eres nada. Que no hay motivo pero aun así no eres nada.
La nada. Más abajo. Aún se puede bajar más, aunque no lo imagines, aunque te sientas hundido. Aun así se puede. Siempre se puede. Dar una vuelta más al tornillo de la vida, esa vuelta que te hace caer un milímetro más, o quizás un kilómetro más hondo, nunca lo sabrás.
Sólo sentiras el vacio y la soledad.