Hoy me miré en el espejo del pasillo, me paré frente a él para buscar mis llaves que andaban por la mesita.
Aún no sé bien porqué, qué fue lo que me impulsó a quedarme frente a él, inmóvil; pero, juraría que había en él una mirada que, incansable, buscaba la mía. Pensé que encontrándola le daría la libertad tan ansiada, que rompería las cadenas que la ataban a ese marco viejo y ajado que aún decoraba el piso de mis padres después de tantos años.
¡Cuán equivocada estaba! Era yo la única que ahí se reflejaba. De pronto me vi atrapada, más vieja que hacía unos pocos instantes. Mi mirada era la que se perdía en el vacío obscuro del final del pasillo. Mi figura, casi desdibujada, se agarraba al extremo de la mesa. Insegura, se aceleró mi respiración, miré fuerte hacia el fondo y encontré... que no encontré nada.
Al otro lado de mí..., al otro lado, no había nada.
4 comentarios:
Al otro lado del espejo estas tu..y no nada ni nadie mas importante..no lo olvides..Un saludo de...Noc_
...Tu Ariola...y tan tu...me dejas un soplo de brisa, porque esta en ti...es un regalo que hayas vuelto, a derramarte...gracias amiga mia...Carlos
ariola , hacia tiempo que no te leia ,,, siempre con esa profunidad q tienes de expresarte,,, me gusto mucho leerte,,, te dejo un abrazo y un saludo a la distancia...
Matias
Ariola...la profundidad de tus palabras, me cala en el alma, la tuya de poeta la mia de lectora, de buscadora, de amante de la poesia y el valor de decir la verdad echa poesia, espero seguir lellendote por mucho tiempo un saludo de una lectora tuya.
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