Como bandadas, vinieron a anidar bajo este techo.
Los largos días a algunas vencieron
y optaron por tomar otro camino.
Otras, entre idas y venidas
con vuelos me decían
que vendidas a mi alma
jamás me dejarían.
Y es que esta casa mía,
que tanto les ha dado
les permite volar tranquilas,
y volver cada año a anidar a mi tejado.
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