De mis miedos, siempre vuelve uno... El silencio que se empeña en acompañarme durante gran parte del día, y en la noche, protagonista de mi vida, convierte en velo mis pasos y torna en gris todo lo que me rodea.
Ya todo sabe igual, todo suena a lo mismo. El silencio, compañero y amante, toma forma detrás mío, y con sus manos calientes toma mi sien y acaricia mi cabello balanceando mi cuello hasta hacerme perder el sentido.
Temo perder la memoria, no recordar tu sonido, el de tus besos y tus cariños.
Temo olvidar tu sabor, tu reflejo se acobarda detrás suyo...
Ahora soy su rehén y sé que no me dejará escapar fácilmente. El silencio, mi dueño y señor, bien sabe que me posee, que ya no soy nadie sin él...
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