miércoles, 15 de julio de 2009

Sin vivir como quiero

No sé qué hago a lo largo del día, no me cunde nada el tiempo. Cuando quiero darme cuenta se me ha hecho de noche y ya no me aguanto del sueño y el cansancio acumulados a lo largo de lo que para mí han sido unas pocas horas cuando en realidad ha pasado un día entero.
El tiempo pasa rápido cuando no pensamos en ello y lento cuando hacemos balance... No sé en qué pierdo el tiempo, no sé qué hago con mi vida que amanece un día tras otro, igual de vacío que el anterior, igual de anodino y despistado. Y antes de llegar a casa pienso "debería acabar la limpieza que empecé el domingo, solo me queda el despacho", pero debería volver a empezar, tengo que fregar el comedor de nuevo, recoger hilos y papeles, barrer otra vez, los animales dan mucho trabajo, ahora que estoy sola me doy más cuenta de esos pequeños detalles.
Tengo que planchar una montaña de ropa -si se enterara mi madre la tendría aquí al día siguiente con la plancha en ristre-, con la lavadora en marcha, volver a tender y destender, y estirar y colocar...
Y el frigorífico medio vacío. Estoy descubriendo nuevos métodos de superviviencia alargando mis víveres hasta lo impensable. ¡Qué pereza tener que ir a comprar y luego subirlo todo a mi segundo sin ascensor!
Son casi las doce de la noche, se me ha pasado otro día sin llamar a mi casa, sin saber de los míos, sin llamar al carpintero ni cambiar la bombilla fundida del pasillo, puedo vivir sin todo eso, pero es que no quiero, y así se me pasa un día y otro día y otro, sin vivir como quiero...

No hay comentarios: