miércoles, 15 de septiembre de 2010

Camino de nuestro propio Oz

Preguntas, mujer, por mis palabras que últimamente se esconden tímidas. Están deshojando las últimas margaritas antes de que empiece el otoño, arrancando sentimientos a ver si de una vez por todas agotamos las saladas y descubrimos la coraza que falta me va haciendo.
Nos esperan tiempos aciagos, plagados de brujas... Ya oigo los graznidos, los pájaros de mal agüero que tiempo a volaban en círculos sobre nuestras cabezas dibujando la tormenta que nos espera.
Y esto no es un cuento más, no. Es un camino que habremos de recorrer sin baldosas amarillas, pero con un hombre de hojalata que jamás conoció corazón. Tampoco somos Dorothy, pero sí buscamos Oz, en el fondo yo habría deseado encontrar a ese gran mago. Quien sabe, igual al final el truco estaba simplemente en golpear tres veces los talones de mis botas y repetir tres veces mi deseo

1 comentario:

ave fenix dijo...

Aunque no tenga baldosas amarillas, cierra los ojos, examina tu interior y verás el camino que debes seguir para llegar a Oz.
Y recuerda que el hombre de hojalata cree no tener corazón porque lo tiene aunque tan olvidado que ya no le habla pero debes buscar la manera de conseguir que su corazón vuelva a funcionar, vuelva a sentir.