sábado, 16 de julio de 2011

«... siempre»

Pensó que jamás volvería a leer aquella carta, pero la consideraba la única salida a su prisión. La recibió hacía ya veinte años y desde entonces la había leído en dos ocasiones: el día que llegó y cuando murió su madre. Aunque tenía familia, una bonita casa y un trabajo fijo, no era feliz. Se levantaba cada mañana pensando en qué habría sido de ella si hubiera elegido otro camino, pero era cobarde, sabía que no era capaz de cambiar la seguridad que tenía por la incertidumbre de un futuro incierto. Abrió el sobre por última vez: «Te esperaré siempre».

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