lunes, 3 de octubre de 2011

El sonido de mi voz

Te hablaré de cómo el silencio fue haciéndose fuerte a mi alrededor,
de cómo se fue comiendo la obscuridad descubriendo otra realidad,
paralela, confusa y a la vez hermosa, que me hizo ver que había otro camino,
no sé si a la verdad, si a un desafío aún por descubrir. Solo sé que ahí está,
que ahí estoy yo, que me he atrevido a dar un paso hacia el vacío.

Te hablaré de cómo el silencio se hizo íntimo amigo mío,
de cómo sus palabras sonaban aún más fuertes que las mías
porque por mucho que quisiera gritar pidiendo ayuda
nadie se dio cuenta de que estaba allí, sola, sentada en cualquier rincón,
esperando una caricia, una muestra de cariño. Habría bastado con tan poco...

Te hablaré de cómo el silencio fue mi único alimento durante mucho tiempo.
De cómo frito, vuelta y vuelta, pasado por agua o solo en remojo,
sin aderezo ni otros elementos, era mi único sustento. Y vivir del aire,
sin más motivo ni adorno, sin besos y ni amor, es como morir de inanición.
Jamás supe de nadie que muriera de silencio, pero todo es ponerse.

Te hablaré de cómo el silencio es mi nuevo compañero de piso,
pues inseparable en mi vida, mi cama y mi plato, es ahora mi único amante.
Aprendí a disfrutar de él, de todo lo que no da, del tiempo que me ahorra,
olvidando palabras malsonantes y recordando que aún queda vida.
He descubierto mi voz y lo sé, ahora lo sé... es hermosa, siempre lo fue.

No hay comentarios: