Habrá quien se sorprenda, reconozco
que soy la primera. Hace solo unos meses era una triste ama de casa
sumida en las tareas del hogar, ahogada en el trabajo y, a menudo,
decepcionada con mi existencia.
La decisión de reiniciar fue dura,
para mí y para cuantos me rodeaban, pero es mi vida y necesito
aprovecharla. He dejado atrás a mi otra familia, que siempre tendrá
un hueco en mi corazón; a personas a las que estimaba y que, por
desgracia, han salido de mi lista de amigos. Mantendré siempre la
cercanía en la distancia con otros que sin ser íntimos se han
convertido, y en todas mis visitas a la capitalilla les dedicaré un
hueco.
Es cierto, los plazos siempre se
cumplen; una amiga que ha pasado por lo mismo me lo dijo: «Lo peor
son los dos primeros meses». Así han sido, terribles; no solo el
trauma de la separación, también las desgracias familiares y alguna
que otra decepción, me sumieron en una profunda tristeza. A pesar de
poseer al fin la oportunidad de rehacer mi vida, esa soledad tan
ansiada, me sentía peor que nunca. Me costó darme cuenta de que a
mi alrededor hay gente buena que me quiere, que no se ofrece a ayudar
solo de palabra. Tengo tanto que agradecer a mi familia y a mis
amigos...
Y al fin llegaron las sonrisas :-) Con
un café de tres horas en buena compañía, con los largos paseos y
las celestinas, con las visitas a Madrid a casa de una gran amiga,
planes para viajes más lejanos; con los conciertos, los teatros y los
libros; de cañas y tapas, como está mandado.
Ahora sí puedo decir que estoy
reiniciando mi vida, estoy convencida de que lo que quiero es
escribir, de que tengo una oportunidad; es ahora o nunca.
Este tiempo pasado me ha enseñado que
es más productivo sonreírle a la vida que llorarla. Dejaré las
lágrimas para las ocasiones que lo merezcan; prefiero llorar de
emoción y soy muy emocionable. Y reír... ¡Por Dios! Que no se
agote nunca, a carcajadas, hasta que nos cambie el color de la cara.
Pienso compartir mi alegría con todo el que lo necesite o
simplemente lo pida. Ahora es mi momento y pienso disfrutarlo, eso
sí, con prudencia (¿Verdad, madre?)
Y sí, sigo esperando la oportunidad de
encontrar a alguien especial, pero sin prisas, sin expectativas que
luego ya se sabe. No creo en los flechazos, eso lo dejo para los
veinteañeros; ya pasada la treintena, cuando llegue el momento,
analizaremos conjuntamente. Hasta entonces, disfrutaré de lo que
tengo que para empezar es un plan de formación para el año 2012 que
espero resulte generoso en experiencias, sensaciones, sentimientos...
Todos buenos y que iré compartiendo.
«Vida»: disfrutar de todo lo que me
rodea, sonreír a todas horas, cuidar (y ampliar dentro de lo
posible) mi círculo social, desarrollar mi vena escritora en plan
profesional y, porqué no, conseguir una relación estable.
MI VIDA ES Y SERÁ
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