viernes, 11 de noviembre de 2011

Reflexiones sobre mi nueva vida

Habrá quien se sorprenda, reconozco que soy la primera. Hace solo unos meses era una triste ama de casa sumida en las tareas del hogar, ahogada en el trabajo y, a menudo, decepcionada con mi existencia.
La decisión de reiniciar fue dura, para mí y para cuantos me rodeaban, pero es mi vida y necesito aprovecharla. He dejado atrás a mi otra familia, que siempre tendrá un hueco en mi corazón; a personas a las que estimaba y que, por desgracia, han salido de mi lista de amigos. Mantendré siempre la cercanía en la distancia con otros que sin ser íntimos se han convertido, y en todas mis visitas a la capitalilla les dedicaré un hueco.
Es cierto, los plazos siempre se cumplen; una amiga que ha pasado por lo mismo me lo dijo: «Lo peor son los dos primeros meses». Así han sido, terribles; no solo el trauma de la separación, también las desgracias familiares y alguna que otra decepción, me sumieron en una profunda tristeza. A pesar de poseer al fin la oportunidad de rehacer mi vida, esa soledad tan ansiada, me sentía peor que nunca. Me costó darme cuenta de que a mi alrededor hay gente buena que me quiere, que no se ofrece a ayudar solo de palabra. Tengo tanto que agradecer a mi familia y a mis amigos...
Y al fin llegaron las sonrisas :-) Con un café de tres horas en buena compañía, con los largos paseos y las celestinas, con las visitas a Madrid a casa de una gran amiga, planes para viajes más lejanos; con los conciertos, los teatros y los libros; de cañas y tapas, como está mandado.
Ahora sí puedo decir que estoy reiniciando mi vida, estoy convencida de que lo que quiero es escribir, de que tengo una oportunidad; es ahora o nunca.
Este tiempo pasado me ha enseñado que es más productivo sonreírle a la vida que llorarla. Dejaré las lágrimas para las ocasiones que lo merezcan; prefiero llorar de emoción y soy muy emocionable. Y reír... ¡Por Dios! Que no se agote nunca, a carcajadas, hasta que nos cambie el color de la cara. Pienso compartir mi alegría con todo el que lo necesite o simplemente lo pida. Ahora es mi momento y pienso disfrutarlo, eso sí, con prudencia (¿Verdad, madre?)
Y sí, sigo esperando la oportunidad de encontrar a alguien especial, pero sin prisas, sin expectativas que luego ya se sabe. No creo en los flechazos, eso lo dejo para los veinteañeros; ya pasada la treintena, cuando llegue el momento, analizaremos conjuntamente. Hasta entonces, disfrutaré de lo que tengo que para empezar es un plan de formación para el año 2012 que espero resulte generoso en experiencias, sensaciones, sentimientos... Todos buenos y que iré compartiendo.

«Vida»: disfrutar de todo lo que me rodea, sonreír a todas horas, cuidar (y ampliar dentro de lo posible) mi círculo social, desarrollar mi vena escritora en plan profesional y, porqué no, conseguir una relación estable.

MI VIDA ES Y SERÁ

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