lunes, 19 de diciembre de 2011

La larga espera

Lo supo desde el primer instante, dudaba de si tendría otra oportunidad. No creía en la suerte ni en el destino, solo en la gente y en sus intenciones, y ahora creía en él pero le seguía faltando fe en ella misma. Algo le impulsó a tomar la decisión, quizá el miedo, quizá la esperanza, pero, como siempre, le fallaron las palabras... Se quedó en silencio, muda, solo supo decir «te quiero» con un abrazo intenso, rozando sus mejillas, acompasando los latidos al ritmo de un ligero contoneo. Al final, él le susurró al oído: «¿Por qué has tardado tanto?»

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