Empezó a sonar «La Vie en Rose»,
ella subió el volumen del aparato. Durante los tres minutos que dura
la canción bailó en el salón simulando tomar el cuerpo de su
amante entre sus brazos, anhelando el tacto y el olor de su compañía.
Casi al final, se escurrió con un líquido viscoso; se detuvo en
seco. Se agachó hacia el cuerpo que yacía sobre el suelo y le
levantó la cabeza tomándola del pelo con desprecio. La sangre de su
marido todavía estaba caliente. Se acercó y le susurró al oído:
«Ahora mi vida sí es rosa».
No hay comentarios:
Publicar un comentario