jueves, 9 de noviembre de 2006

María

María despertó con la inquietud de haber perdido algo durante la noche, no entendía muy bien esa sensación que le hacía sentir confusa y perdida en los escasos cinco metros cuadrados de su cuarto. Cuando se levantó, -no se sabe si por la rapidez del impulso o el atontamiento de acabar de despertar-, se sintió mareada, todo se movía a su alrededor. Trató de aferrarse a algo, se acercó a la estantería y se apoyó sobre los libros, pero finalmente le falló el equilibrio y fue a dar de cara al suelo...

Cuando María despertó, estaba completamente fría. En pijama aún, en el suelo, sobre un pequeño charco de sangre formado a consecuencia del golpe, María respiraba agitada y nerviosa, no sabía... no recordaba cómo había ido a parar allí.

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