Desde que no te tengo todo se ha vuelto más triste, más gris, más opaco...
Las palabras, pocas y desganadas, apenas recuerdan el sabor de mi boca; sin quererlo el silencio ha pasado a formar parte de mi vida. Antes era compañero, ahora es cómplice y hermano.
¡Qué poco queda de mi vida con mi ausencia! No sé de la tuya y temo, irremediablemente, temo...
Quisiera que el tiempo pasara más deprisa. Hoy conté todas las gotas de lluvia que mojaron mis pasos... cuánta desidia.
Me he prometido a mí misma llenar todos los bolsillos con tus besos, así, cuando me sienta sóla, los sacaré uno a uno y uno como el que ojea un album de fotos, refrescaré con el recuerdo y esta lluvia bendita nuestro amor que es eterno.
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