Como un rayo,
atravesaste mi alma y la partiste en dos.
Ahora, camino despacio para no perder nada de mí,
consciente de que cualquier paso en falso
supondrá el olvido.
Me torné en azules,
frío cristal el que ahora envuelve mis días.
Torpe, trato de recordar sonrisas,
pero el hielo me impide moverme
sin saberme herida.
Ya no calienta suficiente tu cariño,
algo se ha perdido entre los dos.
Y es que hay despedidas
en las que no hace falta un adiós.
2 comentarios:
Peor que una despedida es estar al lado de alguien y saber que ya nada es igual.
Grandes besos
¿alguien se despidió alguna vez con una sonrisa?
Muy buenas tus entradas, llevo meses entrando y nunca puse un comentario, pero que sepas que la gente te lee, al menos yo.
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