No es que queramos, es que, simplemente, a veces pasa que llega de pronto el día en el que somos completos desconocidos. Es algo inevitable cuando después de tanto tiempo juntos nos acostumbramos el uno al otro y sin más motivo dejamos de ser especiales, somos uno más de los tantos que habitamos el planeta, solo individuos.
Conocemos nuestros nombres, nuestros rostros, pero no sabemos quienes ni cómo somos en realidad. Nos volvemos opacos y ningún sentimiento nuevo atraviesa el cristalino, ya no queda nada, solo silencio.
Espero impaciente el momento en que una mañana al despertar me sorprenda tu presencia, me pregunte cómo hemos llegado aquí y quiera de nuevo enamorarme de ese extraño que en su día fuiste...
1 comentario:
Me gusto el principio y el final.
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