lunes, 12 de julio de 2010

El día después

Después de la victoria del equipo español en la final no quedaba otra que celebrarlo a lo «Noche-vieja», bebiendo y bailando hasta el amanecer.
Yo juraría que había vuelto a casa, de hecho recuerdo entrar a gatas hasta el dormitorio y dejarme caer en la cama con intención de dormir toda la semana, pero al despertar no reconocí el sitio.
Me acerqué a un espejo de pie enorme que había junto a la ventana del cuarto mientras desperezaba mi cuerpo, aún llevaba la ropa de ayer, y me miré en él. No podía creer lo que estaba viendo... ¡Me había convertido en una rubia macizorra de largas piernas y pechos prominentes. El espejo reflejaba todos mis gestos, todos mis movimientos hasta que al fin me pregunté cómo era eso posible y mi supuesto reflejo contestó con sonrisa picarona: «¿Desea algo más el caballero?»

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