domingo, 29 de mayo de 2011

El siguiente

Volvió a su puesto y presionó el botón mientras pronunciaba con la misma cadencia que el resto, «El siguiente».
Un muchacho alto de flequillo desmechado se sentaba frente a ella con cierta tristeza.
―¿Trae el impreso 35?
―Ni he oído hablar de él...
Ella, saltándose la norma de escurrir el bulto y pasarle el marrón a otro, decide buscar entre sus papeles el impreso citado. Sin mediar palabra, lo rellena y le añade los anexos necesarios para que al muchacho le den la ayuda que solicita.
Él sonríe y le dice: «Le deseo una vida larga y feliz».

1 comentario:

Sangre dijo...

asi tiene que ser, me entusiasmo la de Adela...me gustas asi de viva, querida Ariola...

un abrazo.Carlos