domingo, 22 de mayo de 2011

Nombres de amor


Amador, «dícese del que ama». Siempre pensó que sus padres quisieron vengarse de su inesperada llegada asignándole un nombre que él consideraba ridículo. Además, rozando los sesenta jamás había amado, no sabía de sentimientos ni tenía intención de buscar a sus años quien le guiara en ese campo. «¿Amar? Quién lo necesita», se repetía cada mañana.
Amada, «persona amada»; la más desdichada entre todas mis vecinas. Según ella, jamás tuvo tiempo para dedicarse a buscar a novio y con el tiempo se convirtió en una solterona.
Ambos viven puerta con puerta y por fin hoy se han cruzado sus miradas.

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