lunes, 12 de septiembre de 2011

Falta de sueño

Ana entró sin hacer ruido, cerró la puerta despacio y se fue directamente al sofá. Sin sueño, a pesar de ser las tantas de la mañana, encendió el televisor sin prestar atención al canal que veía y se acopló entre las almohadas con la esperanza de quedarse dormida. Ni la mujer que leía las cartas ni el que vendía tostadoras consiguieron aturdirla lo suficiente... Se levantó y anduvo sigilosa hasta la cocina. Allí se preparó un vaso con mucho hielo, si el aburrimiento no podía con ella lo haría el alcohol. Volvió al salón y abrió la botella de ron llenando generosamente la copa. Ahora tenía otro añadido que le ayudaría a conciliar el sueño, pero la necesidad de estar pendiente del cristal hizo que se espabilara aún más. Cogió la primera revista del montón que habitaba sobre la mesa baja y la abrió por cualquier página. Televisión, alcohol y lectura debían ser suficientes...
Ana vio amanecer un día más, agotada, borracha, aburrida y sin descansar. Cuando sonó el despertador para ir al trabajo ya estaba vestida, se lavó la cara y bebió la mezcla del licor con el hielo derretido. «Esta noche tendré más suerte, seguro».

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