viernes, 14 de octubre de 2011

Echando de menos

No debería repasar recuerdos ni rescatar fotografías. He dejado mucho en este tiempo y hay cosas que aún siguen doliendo. Porque no tengo niños, he querido y quiero a mis animales como si estos lo fueran, mimándolos y dándoles todo el cariño del mundo.
Se me ha roto el corazón al encontrar fotos de mi Peque, aquel gatín pequeño abandonado en una caja de cartón, asomándose por los agujeros que amablemente le habían dejado para respirar. Era lo más bonito que había visto nunca y me enamoré de él en cuanto me miró a los ojos con esa carita, de lado, como sonriendo. Solo estuvo conmigo un año, 365 días de lucha constante con la terrible leucemia que acabó llevándoselo de mi lado...
Y a Bichi, que no hace ni un año que consumió sus fuerzas, agotado por los años y la inconsciencia de un veterinario al que le importaba más ganar dinero que la vida del animal. A él lo disfruté durante 4 años entre juegos, risas y medicación. Menudo, siempre más ligero de lo normal, era la alegría de mi vida. Pero se fue entre mis brazos, sin que pudiera hacer más que llorarlo.
Me empeño en repasar los buenos momentos, esos en los que se echaban a mi lado, se quedaban dormidos sobre mi pecho o apoyando su cabeza en mi mano.
Ahora, en esta soledad forzada, pienso y repienso si hice lo correcto en cada caso. Creo que fueron felices, a mí me hicieron pasar muy buenos ratos. Pero... Si su recuerdo hace daño, ¿no sería mejor no haberlos querido tanto? ¿Se puede anclar uno a esos sentimientos sin esperar sufrir por ellos?

No hay comentarios: