A pesar de la seguridad que ahora me
domina, sigo arrepintiéndome en pequeñas dosis de palabras no
dichas, de actos contenidos y deseos impronunciables. ¿Se puede
continuar una vida anclada a esos defectos? Segura estoy de que el
camino no es fácil, que todavía tengo mucho por descubrir.
Un buen amigo me decía el otro día lo
que me queda por aguantar... Ni imaginarlo quiero, pero me siento
preparada para hacerle frente a todo lo que venga porque de todo lo
que compartimos el otro día en la comida, dijo algo más que me
llegó al alma. Me describió en una palabra: «fiel». Fiel a mí
misma, a mi gente, a mis ideas y valores, incluso a mis
contradicciones. Casi me avergoncé, pero se lo agradezco.
Ahora, rozando la una de la madrugada y
después de un día agotador, entre risas y caminata, no puedo evitar
repasar en global mi vida. Y a pesar de los cambios a mejor, creo que
sigo retenida por mis miedos. Con mis niñas dormidas, todas en el
sofá-cama, la mochila en la cocina y el paquete de tabaco vacío,
creo que mejor me voy a dormir, no quiero pensar más, ni en lo
ínfimo ni en lo eterno. Me entregaré a los brazos de Morfeo que, de
momento, es el único varón con el que comparto mi cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario