miércoles, 25 de enero de 2012

Querido mío

Escribir sobre lo que siento siempre es más fácil si lo disfrazo de cuento, de versos,
de un simple pensamiento...

Decir lo que siento es mucho más complejo. Abrir la boca, liberar los sentimientos con mi voz pequeña me hace sentir ínfima, vulnerable.

¿Realmente es necesario? Pronunciar un «te quiero» es más complicado que seguir viviendo. Porque cuando tantas veces lo has dicho contra las paredes y al revotar ha vuelto diluido, te olvidas de decirlo.

Ahora me pides que destape mis secretos. Algo me dice que podría, pero necesito entrenamiento. ¿Sabrás esperar el momento? ¿Sabré reconocerlo?

Paciencia, querido mío.

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