La roca, ese compuesto mineral de formas caprichosas, mantiene el peso a pesar del transcurso del tiempo.
El corazón entristecido, ese órgano musculoso y cónico, soporta el peso de la tristeza a pesar del dolor que no cesa.
Pero, ¿y si el dolor encallara? ¿Pesarían ambas igual? ¿Se transformaría el corazón en piedra?
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