domingo, 19 de febrero de 2012

Extraña

Hay días...
Días que podrían ser como otro cualquiera; fríos, cálidos.
Días que cobran sentido si estás con la persona adecuada.
Días que se pierden entre las hojas, otros que quedan guardados para siempre en la memoria.

¿Será hoy uno de ellos?
«Solo lo dirá el tiempo»... Se empeñan en dictar las palabras, pero mis manos están inquietas, necesitan decirlo todo.
«Tempus fugit», irremediablemente... Se empeña mi cabeza pensante en ubicar los nuevos resgistros fabricados entre los antiguos, sobre ellos, pisando sobre lo vivido.

Son muchos, viejos-nuevos sentimientos los que trastocan los cimientos de este pensamiento aún amarrado a la rutina del pasado.

… Un paseo por una ciudad desconocida, tatuando el empedrado sobre mis pies oxidados.
… Ver apagarse el día cuando aún no ha empezado, caminando sin rumbo fijo.
… Sus miradas, sus besos, su risa; simplemente él.

… Y al final de día vivir un recuerdo que no sé si es mío, en compañía de quien no es mi gente, en un lugar extraño y con cada canción un recuerdo. Quisiera decir que todos fueron buenos, pero sigue el dolor latente. Me siento extranjera en mi propia tierra: no entiendo el idioma, no percibo el olor ni llegan a mis oídos los acordes. «Solo es un recuerdo, uno nuevo», me repito. Instantáneas. Miradas furtivas. ¿Cuánto habré de esperar para no sentirme anónima en mi nueva vida?

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