viernes, 2 de marzo de 2012

Un final, otro comienzo

Resumiendo: una princesa cae presa de un hechizo por la envidia de su madrastra, un príncipe encantador la salva, ambos regresan al reino e imparten justicia, se enamoran, se besan y «colorín colorado este cuento se ha acabado»... ¡Ah, claro! «Y fueron felices y comieron perdices».
Ya está, no hay más; debemos conformarnos con eso, como si la vida se detuviera en el instante de ese beso perfecto. ¿Y por qué perdices? ¿Por qué no algo más digestivo? Entiendo que es por la rima, pero ¿cómo sabemos que fueron felices para siempre? ¿No es algo pretencioso?
Partiendo de que es un cuento para niños y que a ellos poco les preocupa el tema de la natalidad, el paro, el pago de la hipoteca y llegar a fin de mes... Me pregunto: ¿acaso no es nocivo para las futuras generaciones intentar convencerles de que la vida es un cuento? ¿No habría que mostrarles, aunque solo fuera un poco, que la vida es algo más?

Reescribamos el cuento...
«Pasa a diario, ―no hablemos en pasados―, que una joven "sobrevive" a la maltrecha situación económica de sus padres. Influida por los cuentos que le leían de pequeña, su mayor preocupación es recibir la paga de la semana y estar perfecta para el sábado, noche (obvio) en la que saldrá a pasárselo bien con el resto de princesitas y, porqué no, a buscar a un príncipe azul, a poder ser que esté bueno y (como dicen en mi tierra) tenga gavillera.
El último sábado, coincidiendo con las fiestas de su reino, se pilla una buena cogorza en el botellón de las 11:00 y en el estado de embriaguez en el que se encuentra no distingue de bellezas, así que se acaba enrollando con el primero que le susurra al oído vete tú a saber qué borriquerías. Y así, a la tierna edad de dieciséis, la joven es desflorada. Nada de música celestial, ni pajaritos rondando; en la parte trasera de un coche que huele a tabaco y a sudor.
Volver a casa es lo más fácil; asumir lo ocurrido, lo complicado. Después del retraso de la regla viene la incertidumbre y volver a las buenas intenciones de los cuentos infantiles: «Si me quedo embarazada, vendrá a buscarme y tendremos un heredero. Seremos felices para siempre...». Pero ni embarazo ni heredero ni felicidad compartida, al menos, sí la menstruación. ¿Habría aprendido la lección? ¡Qué narices! Es joven, ahora toca disfrutar de la vida. De momento toca fiesta, fiesta y más fiesta.
Y... ¿colorín colorado este cuento se ha acabado?»

Pero, ¿dónde han quedado las dulces lecciones de los cuentos? Supongo que entre fiesta y fiesta, la protagonista de este "anticuento" debería quedarse congelada en el tiempo, pero ¿nadie le ha dicho que la vida continua? Después vendrán los estudios, el trabajo, las responsabilidades... Quién sabe, quizá conozca a un buen muchacho que la haga feliz, igual cuando pase esta crisis consiga tener casa, niños, coche y vacaciones en la playa todos los veranos.
Estoy convencida de que sería más beneficioso para todos orientar, a partir de cierta edad, a nuestros pequeños por una vía más realista, con algún edulcorante no vaya a ser que se piensen que la vida es una mierda.

El auténtico reto de los finales consiste en abrir puertas a nuevos comienzos
con el espíritu de superación adecuado.

3 comentarios:

LiterataRoja dijo...

Este anticuento es la realidad. Amores efimeros, poca responsabilidad. Distinto a lo que nos pasó a nosotros, acorde a otras necesidades.
Muy buen post!

ave fenix dijo...

Bueno, los cuentos cuentos son, y evidentemente no hablan de esas mañanas que te despiertas con tu pareja, de las discusiones, etc.
Pero lo que a mí maás me revienta no es eso, es que la princesa a pesar de que la abonaron de pequeña y se ha criado con plebeyos resalta de entre la plebe por ser la más guapa, la más lista y la que tiene mejor corazón, eso es lo peor de los cuentos el principe no sólo es rico, es guapo y bueno cuando en la realidad sería un niño malcriado insoportable al que sólo soportaría una barbie tonta por su dinero y que despues de casarse, de perdices nada, caviar y a esquiar a Suiza para no verte.

Arioleta dijo...

Gracias LiterataRoja, me alegra que te haya gustado.
Ave Fénix cuánta razón llevas en lo que dices.
Gracias por vuestra visita :-)