miércoles, 20 de noviembre de 2013

Hoja en blanco

Después de leer durante varias horas, tengo claras varias cosas:
No, un microrrelato no es una secuencia de palabras bonitas escritas en prosa poética. Sí, yo también soy aficionada a esta composición absurda. No, no pienso volver a caer en la trampa de buscar la palabra adecuada.
¡Madre mía! He leído una y otra vez la misma historia con distinto traje: él, que se va; ella, que se desengaña; y, cualquiera de los dos muertos. Al final siempre es lo mismo. Sí, es cierto que la muerte es uno de los grandes temas literarios, pero ¿por qué no hablar de la vida? ¿Tan difícil es? ¡Claro, es más fácil sacarnos los trapos sucios! Y obviamente, más divertido. Pero creo que un final feliz de vez en cuando viene bien para coger el sueño.
Cómo detesto que los escritores desprecien su nombre. ¡Señores, González, López, Rodríguez… del mundo! ¡Poseen una tilde, hagan uso de ella! Y qué decir de las erratas, las faltas de ortografía y de gramática. Sí, yo también las cometo, pero es más por escribir deprisa que por desconocimiento. No, no pienso pasar ni una, ni siquiera de las mías, pero es que hay algunas que dañan la vista y ya soy bastante miope.
Y qué decir de las dichosas metáforas… Algunas son espesas como mi puré de patata, difíciles de digerir. ¿No sería más sencillo recurrir a expresiones sencillas? Sí, lo reconozco, yo también me paso en ocasiones. No, procuraré no volver a abusar de ellas. Mi profesor de novela me dijo en más de una ocasión que hay que huir de lo falsamente literario. ¡Es tan complicado! ¡Algunas frases quedan tan lindas! Pero… Seamos francos, para gustos los colores. Sí, es una frase hecha, de esas de las que deberíamos desprendernos como si fueran la peste porque tanta, taaaanta repetición ya cansa. ¿Acaso no existen formas nuevas para describir lo viejo? Señores escritores, hagamos todos un esfuerzo.
He de reconocerlo: no todo lo leído ha sido absurdo. Algunas líneas han merecido la pena. Aquellas que me han sacado una sonrisa o que me han hecho pensar en algo de mi pasado. Sí, es cierto, salvo algunos textos, pero qué sensación tan triste me queda al pensar que de cientos solo valen un par. Me preocupa ciertamente repasar todos mis escritos y descubrir que la mayoría de ellos puedan ser basura.
En resumen: la vida comienza desde que nos engendran hasta que exhalamos nuestro último aliento, la muerte no es más que el final de la vida, el amor es solo un cambio químico, como la tristeza o la alegría; sí, nos dejarán mil veces, tantas como lo haremos nosotros y sufriremos, sufriremos otro cambio químico… Resumiendo mi resumen: escritores, sigamos en el empeño de transformar en sentimientos esos cambios químicos, pero, por favor, aportemos algo más de originalidad.
¡Ahora me siento como un sarmiento, seco y flaco! Oigan, también tengo sentimientos y una necesidad fuerte de plasmarlos. ¡Quién tiene miedo ahora a la hoja en blanco!

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