jueves, 15 de julio de 2010

De porqué os quiero y no os quiero

A mi señor Don Quijote,
Hoy y aquí, mi señor, desde la aldea del Toboso, que no es Reino de Caballeros como vos os empeñáis en decir ni yo princesa de cortes encantada por un hechizo... Desde aquí, con estas palabras, solicito vuestra atención.
Desde la misma tinta de esta misiva os suplico sobre mis intenciones hacia vos, mi amante, ―que no mi amado―, que son más para predicaros sobre un amor que hacia vosa merced se profesa. Y no os confundáis mi señor, que yo no soy esa a la que tan alegremente llamáis «la señora de mis pensamientos»; una servidora se llama Aldonza Lorenzo y, en secreto, vive prometida desde hace algún tiempo con un buen mozo del pueblo.
Quizá os habréis confundido, quizá tantas aventuras tildadas de locura caballeresca os hayan nublado la mente porque la que aquí os escribe, aunque os agradece en el alma tanto halago, debe reconoceros que tiene poco de la tal Dulcinea; vosa merced ama a un fantasma.
Es cierto que tras la segunda carta que vuestro escudero Sancho Panza me trajo os convertí en mi «amante», pero entendido desde el que dice de las cosas en que se manifiesta el amor, y es que, como a cualquier moza, empezó a gustarme eso de hacerme sentir doncella atrapada, protagonista de historias hasta que la fama rebasó fronteras. Pero os recuerdo que de linajes nada, no soy más que una humilde posadera.
Tras su última visita, después de unas pintas en la posada, Sancho y yo hermanados por las circunstancias compartimos ciertos secretos.
Dejadme ahora, por un momento, ser yo quien dicte vuestra historia y leed con alma de poeta esto que a continuación os relato. Situaros por un momento en vuestro lecho, una de estas noches de estío, con la única luz de la vela en la mesilla. Cerrad los ojos e imaginad que vuestro amante se acerca al catre; estáis de espaldas, solo podéis percibir su silueta recortada al fondo y su olor dulzón. Cuando al fin llega hasta vos se sienta a vuestro lado, ¿no sentís el calor de una caricia suave? Todo el cariño del mundo reunido en un único toque... ¿No detendríais la historia? ¿No pararíais el tiempo para que ese amor fuera eterno? Vuestro corazón late con la fuerza de cien caballeros en combate, sois un dios en vuestro terreno.
Ahora, abrid los ojos. Vuestro amante, señor mío, no soy yo, sino Sancho.
No os sorprendáis mi señor, sabed que el amor no entiende de edades y, a estas alturas, tampoco de religión; y mi patrón dice muy a menudo que sabe de otros para los que el amor tampoco distingue de sexo. ¿Acaso importa si el amor más puro es del mismo color?
No hace falta ser muy diestro para percatarse de la mucha admiración que Sancho siente hacia vos, un sentimiento íntimo que ha hecho más profunda su amistad. Y ésta, unida a la verdad, a sus palabras, lo ha convertido en vuestro héroe complementario hasta el punto de abandonar el sentido común para entregarse a la sinrazón de vuestras andanzas, participando de vuestras locuras. Él es el amante perfecto: os es leal, os respeta y venera, os ama incondicionalmente, a pesar de que sabe que jamás será gobernante de ninguna ínsula tal y como vos le prometisteis; si no, pensad, ¿de qué iba a seguir a vuestro lado?
Pero no es mi intención romperos el alma, como os digo solo soy mensajera. Sancho de esto nada sabe, y entiendo que no permanecerá lejos mientras leéis mi carta. No nos odiéis a ambos, si esa es vuestra decisión, repudiadme a mí por rechazaros y por destapar el gran secreto de voso escudero. Él os ama como hermano, como amigo, pero sobre todo, como hombre valeroso y sincero.
Siempre fiel a vosas palabras, vuestra «amada».
Aldonza Lorenzo
Si así lo preferís, Dulcinea del Toboso

4 comentarios:

Unknown dijo...

Me ha gustado mucho tu carta, pero a los amantes de La Mancha dudo que les haga gracia que Sancho sea gay...

Arioleta dijo...

Todas las críticas son bien recibidas, sobre todo las constructivas, obviamente nunca llueve a gusto de todos, pero vamos, se trata de literatura, de fantasía, de imaginación... y eso no se le puede poner límites.
El rechazo al cambio, a la pluralidad en todos los aspectos, no es más que una muestra de que se vive anclado en el pasado. Hay que evolucionar, es algo natural del ser humano.

José-Luis Segura dijo...

Oiga señora Ariola, ¿Qué tal se dio el resultado del "examen" a esta carta?

Se que estaba seleccionado, espero que haya buenas nuevas :P

Arioleta dijo...

Si hubiera buenas noticias no habría publicado la carta en el blog :-/
Hubo en el jurado a quien no le gustó la idea de que Sancho fuera gay, así que me quedé fuera :-(
Me queda el consuelo de que todos aquellos que me han leído han coincidido en algo: es buena, y eso me basta. Si lo que escribo ni siquiera le gustara a mis amigos, me pegaba un tiro...