jueves, 15 de julio de 2010

¿De qué color eres?

Aquel día el paseo resultó extraño, por alguna razón todas las personas con las que me cruzaba fijaban su mirada en mí con cara de asombro, con los ojos abiertos como platos y la boca abierta exhalando un pequeño suspiro a modo de grito reprimido.
No creo que fuera terror... No soy tan fea ―creo―. Tampoco podía ser tristeza porque a nadie vi llorar...
A cada encuentro yo me miraba hacia abajo, de un lado a otro, esperando encontrar lo que provocaba esa reacción en los demás y por más que busqué no encontré nada. Observaba mi reflejo en los escaparates y nada, no había nada raro en mi indumentaria y tampoco tenía ojeras que entristecieran mi rostro, así que no entendía lo que estaba pasando.
Cuando llegué a casa lo primero que hice fue mirarme en el espejo y lo entendí todo. Iba desnuda, desnuda de apariencias y malos sentimientos, mostrándome como realmente soy: blanca, libre, feliz... Era mi transparencia y mi sonrisa de plenitud lo que sorprendía al resto que, hasta ese momento, no me había dado cuenta de que eran grises.

No hay comentarios: