miércoles, 6 de abril de 2011

Los Ángeles

Perdí la fe en Dios cuando dejé de creer en los hombres. No puedo entender que alguien que así mismo se dice «humano» cometa actos tan atroces como el maltrato y el abandono. Si Él nos creó a su imagen y semejanza, debió mirarse con soberbia al espejo.

Pero hay Ángeles en la tierra, caminando entre nosotros, con un corazón tan grande que les convierte en verdaderos Humanos. Ponen un plato más a la mesa, se aprietan en su casa para dejar hueco a otros y, sobre todo, le dan a los indefensos la ley que merecen. Qué pena que sobre ellos recaiga la responsabilidad que algunos decidieron dejar en una cuneta, ahorcaron con su propia soga o arrebataron a golpe de escopeta sin piedad la vida.

A veces pesa demasiado ese trabajo y cuando la esperanza se escapa a la misma velocidad que la luz, cuando su lucha queda en pelea perdida, entonces la fuerza se transforma en rabia.

Sabrás que un ángel viste de luto cuando en días como hoy, cuando un corazón indefenso se detiene para siempre, las nubes ocultan el sol y el viento se para en seco. Verás que el Humano se torna en grises, se convierte en tormenta y derrama lágrimas de tristeza.

Tras la tempestad llega la calma y con ella la misma realidad. Sois los Ángeles quienes debéis continuar la batalla pues seguirá habiendo almas hostigadas por desalmados, sois la última esperanza de esta, nuestra raza mancillada.


Dedicado a Mª Luisa, de la Protectora de Malagón, y a su lucha por Ares.

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