
―Dime, mi niña, ¿qué palabras describen tus silencios?
―Miradas pícaras, sonrisas dulces, caricias que despiertan tus sentidos y aumentan la temperatura de tu cuerpo.
―Interesante plática.
―Y las tuyas, ¿qué misterios esconden?
―Mis vocablos, quedos... Responden a gritos, deseosos de tus palabras, con besos indiscretos que recorren tu anatomía, con abrazos interminables y al final, sueño con tu cuerpo, silueta dibujada en mi cama.
―Quizá, querido, deberíamos tener una cita y concretar ciertos aspectos de este mutismo.
―Sí, estoy de acuerdo. Deberíamos mantener una larga y profunda conversación.
―Ssssssss, no más palabras.
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