lunes, 8 de agosto de 2011

La mariposa-corazón

Ana abrió la ventana de su dormitorio. La primavera había llegado antes de lo esperado iluminando su habitación con colores nuevos; después de varios meses de convalecencia aquello era como un soplo de aire fresco. De pronto oyó un ruido que se le antojó el latido de un corazón; su ritmo, su pulso, se acercaba despacio. Frente a ella se detuvo una mariposa roja con una extraña figura que al aletear dibujaba un corazón. Se posó sobre su mano, con mucho cuidado la niña se la acercó para verla mejor. «Sigue latiendo», le dijo, y la mariposa reanudó su vuelo.

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