viernes, 9 de marzo de 2012

Mucolítico para los extraterrestres

―Buenos días doctor. ―El extraño hombrecillo saludó mientras accedía a la consulta y cerraba despacio la puerta asegurándose de que nadie afuera le seguía.
―Buenos días. Dígame, ¿qué le pasa? ―Dijo el médico sin dejar de mirar la pantalla de su ordenador.
―Hace un par de noches me abdujeron los extraterrestres. Estoy seguro de que estuvieron experimentando conmigo porque desde entonces no consigo conciliar el sueño.
El médico miró con asombro al paciente que, sentado de lado, casi encogido, y la mirada desencajada, se quedó completamente paralizado, mirándolo fijamente. Después de unos segundos de espeso silencio, decidió preguntar si tenía alguna prueba de aquello; en su informe fue haciendo anotaciones de una posible demencia.
―Y bien ¿Tiene alguna marca que demuestre tal afirmación?
El paciente se levantó de un salto y antes del segundo parpadeo ya estaba completamente desnudo tapando con las manos sus partes pudendas. El buen doctor volvió a sorprenderse ante tal reacción; se levantó despacio y se dirigió hacia el hombrecillo para examinarle.
―Yo le veo bastante bien, algo delgado, pero bien ―afirmó sin mucha convicción.
―Observe, ahí detrás ―señaló un par de lunares estratégicamente ubicados cada uno de ellos en el centro de cada nalga.― No solo eso, mire, aquí en la nuca tengo otra señal, en el pecho, en las rodillas, sobre las palmas de las manos...
Cada una de las pistas a las que se refería correspondían a marcas de nacimiento, pecas, manchas, cicatrices o lunares que, en perfecta simetría, tenía dispersos por su cuerpo.
―¿Algún síntoma más? ―Dijo el doctor volviendo a su asiento mientras miraba su reloj pensando en lo larga que se le estaba haciendo aquella mañana.
―Sí, la prueba definitiva: Creo que me han dejado preñado.
―¿¡Preñado!? ―Preguntó levantando la voz llevado por la sorpresa― Pero... Pero, ¿por qué piensa eso?
―Observe con atención. ―El hombrecillo se acercó a escasos centímetros de su cara, tomó ambas aletillas de la nariz con sus dedos índices y empujando hacia fuera le ofreció una vista clara y en primer plano del contenido de sus fosas nasales.― ¿Lo ve? ¿Ve como están ahí?
―Señor, lo que usted tiene en sus napias son unos mocos de kilo. Le recetaré un mucolítico y en unos días estará como nuevo. ―Mientras imprimía la receta, buscó la palabra «demencia» y a continuación añadió «resfriado y falta de sueño».
―¿Y qué hay de las marcas de mi abducción?
―Le daré un volante para el dermatólogo, él sabrá cómo solucionar su problema con los extraterrestres.

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