jueves, 4 de febrero de 2021

Naufragio

Después de horas circundando sin descanso los maderos, los tiburones, aún hambrientos, se alejaron como alma que lleva al diablo. El náufrago no podía creer lo que había sucedido. Bajo el sol abrasador y a pesar del agotamiento, comenzó a celebrarlo cantando y bailando sobre su tambaleante balsa. No recuerdo bien la letra de la canción, lo que sí recuerdo es que en su primer giro se percató de la sombra de mi guadaña sobre el agua; justo en ese instante se quedó petrificado. La inercia del movimiento le hizo perder el equilibrio y caer hasta el fondo sin remedio.



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