lunes, 12 de diciembre de 2022

El precio de la sangre

Tengo las manos ensangrentadas, mis dedos tiemblan. Percibo el olor y siento ganas de vomitar. No entiendo qué ha ocurrido.

Levanto la mirada, estoy en pleno corazón de Madrid y nadie excepto el oso amarrado a su madroño es testigo de mi miedo.

Mi abrigo apenas está manchado, pero mis manos siguen chorreando sangre y no sé de quién es.

Grito, grito lo más fuerte que puedo, pero nadie me escucha. Nadie excepto un par de turistas que se acercan curiosos y se hacen un selfie conmigo. Me he esforzado por sonreír y me han dado un par de euros.

No hay comentarios: